Los efectos del dólar a $4.600 ya se empiezan a ver también sobre el petróleo. ¿Por qué?
La semana anterior escribía sobre como los temores de recesión mundial habían fortalecido al dólar y efectivamente llegamos a niveles récord de $4.510 pesos en la mañana del lunes 11 de julio al enviar esta columna. Algo que es interesante en este contexto es que esta misma fuerza tuvo también un fuerte efecto en otro mercado, el del petróleo, así que esta semana le dedico la columna a revisar esto que, incidentalmente, también afecta nuestra golpeada tasa de cambio.
Este año el mercado del crudo que normalmente tiene un fuerte componente geopolítico en términos de su producción, se ha visto afectado por otro evento extraordinario y es la invasión rusa a Ucrania. Más específicamente al impacto de las sanciones económicas derivadas lo que, en medio del temor de una posible reducción de la oferta, llevó al precio del barril a un máximo de 127.98 el 8 de marzo.
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Así, mientras la invasión rusa continúa desarrollándose y el alcance real de las sanciones sobre el petróleo de ese país continúa siendo algo confuso de medir, el precio del barril ha venido mostrando un mayor nivel de volatilidad al aumentar la incertidumbre futura para los inversionistas. Este cambio en el comportamiento del precio después de la invasión que se dio a finales de febrero puede verse claramente en el gráfico.

Sin embargo, recientemente el temor y la incertidumbre en este mercado no está concentrado solo en las posibles distorsiones de la oferta, sino también en el efecto que una recesión global pueda traer en términos de reducción en la demanda. La lógica detrás es simple, en caso de presentarse una contracción en la actividad económica, varios sectores reducirían su consumo de petróleo y derivados, lo que a su vez mermaría la demanda y haría caer el precio, por lo que los inversionistas toman la decisión de vender rápidamente. Este efecto particular se puede ver en la caída de 11,3% desde 113.50 hasta 100.69 que se dio la pasada semana entre el 4 y 6 de julio.
Este temor de una recesión viene haciéndose cada vez más fuerte ante el aumento de niveles inflacionarios globales, y las decisiones de fuertes alzas en tasa de interés de los bancos centrales para detenerlos, lo que irónicamente son dos fuerzas que tienen un efecto de deterioro en el consumo de los hogares.
Para el caso del petróleo, específicamente en Estados Unidos hay otro dato que puede mostrar señales de debilitamiento de la demanda, el comportamiento de los inventarios de crudo. De acuerdo al reporte semanal de la API – American Petroleum Institute sobre los inventarios de petróleo, gasolina y destilados, a corte del 6 de julio se esperaba una reducción de 1.1 millones de barriles, mientras el dato real sorprendió con un aumento de 3.8 millones.
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Si bien este dato ha tenido sorpresa en reducciones y aumentos frente a lo esperado por el mercado en lo que va corrido de este año, en cinco de las últimas seis semanas ha mostrado aumentos en vez de reducciones, soportando un contexto de mayores temores de recesión y un aumento de 75 puntos básicos de la Reserva federal en su reunión del 15 de junio.
Sin lugar a dudas, el fantasma de la recesión global es un componente que cobra cada vez más fuerza como un elemento crucial detrás de la toma de decisión de los inversionistas y se puede notar como afecta transversalmente a muchos mercados desde las divisas, hasta el petróleo. Es por eso que las repercusiones de los próximos datos de crecimiento económico a nivel global y las decisiones de los bancos centrales deberán ser seguidas muy de cerca ya que su impacto en los mercados, se sentirán tanto a nivel local como global.
Por: Gregorio Gandini*
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.