Lograr más nombres de mujeres en los cargos y en las juntas directivas ha sido todo un reto. Sin embargo, con un trabajo conjunto entre la academia, las empresas y el mismo Gobierno, Colombia puede decir que pasó de 24,04% en 2019 a 26,2% en 2020 la participación de mujeres en la máxima instancia de administración de las empresas del país. Forbes habló con algunas de ellas y esta es su historia.

La pandemia fue la excusa para que varias brechas que hemos dejado pasar por años salieran a flote, entre ellas la de género. Y no es un secreto que las mujeres son una minoría en posiciones de poder y su avance en el mercado laboral es todavía insuficiente. Aún así, Colombia recibió la noticia de que las empresas se acercan cada vez más a la famosa meta del 30% de mujeres en juntas directivas.

¿Pero por qué se está hablando de mujeres en posiciones de poder? Para tener una pista, primero hay que ver los datos que revela el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), que muestran que todavía existe una brecha entre el empleo entre hombres y mujeres. 

Según las cifras del Dane, el desempleo para las mujeres en abril de 2022, que es el último dato disponible, es de 14,2% y para los hombres es de 8,9%, una brecha de 5,3 puntos porcentuales. 

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Y si para las mujeres es todavía difícil entrar y permanecer en el mercado laboral por las cargas de cuidado y la masculinización de ciertos sectores, el ascenso en las organizaciones pareciera un privilegio de unas pocas. 

Lo que no se ha puesto sobre la mesa en medio de la discusión de las brechas de género en el mercado laboral es que más mujeres y equipos más diversos tomando decisiones en juntas directivas de organizaciones pueden traer bienestar al sector privado e incluso mejorar su rentabilidad. 

Eso dicen varias investigaciones hechas en otros países y también en Colombia. Una de ellas es una realizada por Mckinsey, que dice que las empresas con más diversidad de género tienen un 15% más de probabilidad de tener una rentabilidad económica superior a la media nacional correspondiente al sector. 

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En el caso de Colombia, esa idea también ha sido estudiada. Según varias investigaciones realizadas por María Andrea Trujillo y Alexander Guzmán, codirectores del Centro de Estudios en Gobierno Corporativo del Colegio de Estudios Superiores (Cesa), las mujeres y la diversidad en los equipos en las empresas que cotizan en bolsa en Colombia, por ejemplo, trae mejores resultados. 

“Lo que hemos visto es que muchas de estas empresas han empezado a incluir a mujeres en sus juntas y han empezado a ver los resultados. Entonces hemos encontrado que la participación ha venido incrementando gracias a eso y a varias iniciativas privadas, del Gobierno y de la academia”, explicó Guzmán a Forbes.

Iniciativas desde instituciones como el Cesa, que creó un programa de liderazgo para que haya más mujeres en juntas directivas, así como la llegada del Club del 30% a Colombia han puesto el nombre de más mujeres a la hora de elegir un miembro de junta. 

Incluso, Gheidy Gallo, consejera presidencial para la equidad de género, le reveló a Forbes que desde la Vicepresidencia y esa consejería se encargaron de promover la idea de que más mujeres en las juntas hacía a las empresas más rentables, por lo que muchas de esas organizaciones se pusieron a la tarea de poner nombres de mujeres en la baraja.

El éxito de estas iniciativas ha sido tal que de acuerdo con un informe de la Superintendencia de Sociedades, de las 3.254 empresas estudiadas que tenían juntas directivas en 2020, el 26,2% cuenta con mujeres en esos órganos. Y ese ha sido un incremento positivo si se tiene en cuenta que esta participación era de 24,4% en 2019. 

Fuente: Superintendencia de Sociedades y Consejería para la equidad de género

Otro estudio realizado por el Cesa muestra que en las juntas directivas de las 129 empresas emisoras de valores de Colombia hay una participación de mujeres del 21,2%, 2,5 puntos porcentuales más que la cifra registrada el año pasado, de 18,7 %. 

Con este número, del total de 848 miembros que conforman estos órganos de gobierno corporativo, 180 son mujeres y 668 son hombres.

Para el superintendente de Sociedades, Billy Escobar Pérez, “el estudio demuestra que entre más paritaria sea la participación de hombres y mujeres en el desarrollo y dirección de las empresas, más efectiva es la gestión, siendo el ideal llegar a un punto de equilibrio en la participación de ambos, con lo cual se mejorará la productividad del tejido empresarial”. 

 El efecto de las participación de mujeres en las juntas es muy positivo según el análisis de la Superintendencia: cuando las mujeres en una junta directiva de una empresa representan cercan del 33% del poder de decisión, las empresas registran una mejora de 15,8 puntos porcentuales en el Retorno Operacional de Activos (ROA) y de 24,6 puntos porcentuales en el Retorno sobre el Patrimonio (ROE). 

Historias de éxito

Claudia Patricia Rivera Marin, directora de sostenibilidad de Nutresa; Paula Acosta, presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (ACEMI); Claudia Campillo, vicepresidente de asuntos corporativos de Almacenes Éxito y  Juanita Mesa Martínez, vicepresidente legal y corporativa de Grupo Familia, son algunos de los cientos de rostros que han sonado para ser parte de las juntas directivas en el país en los últimos años. 

Paula Acosta, presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (ACEMI).

Para ellas, según le contaron a Forbes, una de las mayores dificultades para ser parte de estos órganos es la selección y que su perfil se ajuste a lo que la organización busque. 

Juanita Mesa, vicepresidente legal y corporativa de Grupo Familia, quien actualmente es parte de la junta directiva de la Fundación Grupo Familia, dice que uno de los mayores retos, además del proceso de selección, es “superar barreras mentales y sesgos de género que cohíben a las mujeres de postularse, participar y alcanzar posiciones en juntas directivas”. 

En ese punto, Claudia Patricia Rivera Marin, directora de sostenibilidad de Nutresa y quien actualmente es parte de la junta de la Asociación Nacional de Bancos de Alimentos, Carvajal Empaques y quien también fue nombrada como miembro de la junta corporativa de Carvajal, coincide con Mesa y dice que uno de los retos es ser tenida en cuenta para el cargo. 

“Existen muy pocas posibilidades de entrar y de que se considere la hoja de vida de una mujer. Cuando buscan un perfil, todo el ecosistema, incluyendo los headhunters, pocas veces traen las opciones de mujeres. En mi caso en particular, los temas de sostenibilidad aún no son prioridades para la mayoría de las compañías como expertise para aportar a sus juntas directivas”, dice Rivera. 

Juanita Mesa, vicepresidente legal y corporativa de Grupo Familia.

Precisamente, que los nombres de las mujeres no lleguen a las empresas es uno de los obstáculos que han encontrado los investigadores del Cesa, quienes señalan que, por un lado, muchas de estas mujeres no se postulan a estos cargos porque ellas consideran que no cumplen los requisitos y, por otro lado, porque les es difícil cumplir con todos los requisitos.  

Claudia Patricia Rivera Marin, directora de sostenibilidad del Grupo Nutresa.

“Eso llama la atención si se tiene en cuenta que son las mujeres las que muchas veces tienen más formación que los hombres o están buscando constantemente educarse. Pero la idea es, precisamente, impulsarlas a que tengan un mayor acceso; por eso abrimos un programa para que haya más mujeres con herramientas para ser parte de las juntas”, cuenta Trujillo del Cesa.Incluso, producto de una alianza entre el Centro de Estudios en Gobierno Corporativo del Cesa, Women In Connection, el Club del 30%, Aequales, la ANDI, Deloitte, el Instituto Colombiano de Gobierno Corporativo, la Corporación Financiera InternacionaI (entidad del Grupo Banco Mundial) y Page Executive se creó un banco de hojas de vida para llevar los nombres de estas mujeres a las empresas con el fin de conectar lo que necesitan y poner a más mujeres en esos órganos. 

“Lo más retador de entrar a participar en las juntas directivas es que, en efecto, encuentren tu perfil ajustado y que se considere que puedes aportar valor a la compañía o institución”, apunta en ese sentido Claudia Campillo, vicepresidente de asuntos corporativos de Almacenes Éxito y quien actualmente es parte de las juntas de la Fundación Éxito y Construcciones El Cóndor S.A.

El valor agregado

Lo que muestran las cifras es que la foto para las mujeres en juntas directivas ha cambiado de manera positiva y, como lo dicen los expertos, no se trata de incluirlas por su género, sino por el aporte positivo que puede dar a las empresas desde la diversidad. 

Como apunta a Forbes Paula Acosta, presidenta del gremio ACEMI, y quien ha hecho parte de al menos una veintena de juntas directivas en el sector privado y público, “la diversidad aporta visiones complementarias de los problemas, y por lo mismo, las soluciones que en una junta son en esencia procesos de construcción colectiva pueden ser más completas, integrales y viables”, señala.

De hecho, como lo han mostrado varias investigaciones, algunas ya citadas, el secreto de una mayor rentabilidad es que las juntas con diferentes puntos de vista pueden traer más insumos para tomar mejores decisiones.

Claudia Campillo, vicepresidente de asuntos corporativos de Almacenes Éxito.

“La diversidad minimiza riesgos, al tener distintos puntos de vista y permite generar ambientes más incluyentes.  Los mejores indicadores financieros de empresas con juntas directivas diversas son una expresión de ello”, añade Acosta.

Con todo esto sobre la mesa, la pregunta que queda es qué debe hacer Colombia para llegar a la meta del 30% de las juntas directivas con mujeres.

Ante la pregunta, las ejecutivas consultadas señalan que lo primero es que las empresas tengan en el radar que existen mujeres que pueden llegar a darle un punto de vista distinto a su organización.

Lo segundo, coinciden todos, es que debe haber más programas de formación para que el número de mujeres que pueden ocupar esos cargos sea mayor y exista más diversidad. 

“Desde la academia considero que es muy relevante seguir aportando conocimiento sobre la diversidad en la junta directiva e incidir en la agenda pública. Adicionalmente, a la formación a mujeres sobre gobierno corporativo”, dice Rivera. 

Asimismo, agrega Claudia Campillo, el sector privado debe continuar adoptando políticas en el marco de gobierno corporativo que propendan por juntas directivas diversas. “La ejecución y sus resultados darán insumos para que se entienda el valor agregado que pueden encontrar en este tipo de prácticas, de tal manera que la conformación de este órgano social siempre sea equilibrado y redunde en beneficios para la compañía, sus accionistas y demás grupos de interés”. 

Lo cierto es que, como ya lo muestran las cifras, hablar de diversidad y de equidad de género no solo se trata de inclusión, sino de impulsar el crecimiento de las empresas en medio de una de las crisis económicas más complejas para la historia reciente del país. La consigna es: más mujeres al poder.  

#NuestraRevista Este es un artículo publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de julio.  Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese a https://forbesdigital.publica.la/library para suscribirse.

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