Los créditos no se asocian rápido a lo sostenible. Pero algunas fintech y otros jugadores que ofrecen financiamiento ven en la sostenibilidad un factor clave en el futuro del sector.

Vivimos en una era atravesada por el concepto de sostenibilidad. A dónde sea que se mire hoy en día, miles de procesos, productos y servicios en el mercado vienen acompañados de la etiqueta de sostenibles, a pesar de que a veces dudemos de su legitimidad, ignoremos su verdadero alcance y cuestionemos la autenticidad de su compromiso con el crecimiento económico responsable, la protección del medio ambiente y el bienestar de la sociedad.

Sobre el crédito sostenible, sería ingenuo no reconocerlo, pudieran levantarse algunas de esas mismas interrogantes, que aunque válidas, usualmente ignoran la historia completa. Así como sucede con otros ámbitos de lo sostenible, las verdaderas dimensiones del crédito sostenible solo se revelan acercándose al concepto, mirándolo de cerca, escarbando en sus detalles, revisando sus aplicaciones e implicaciones.

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¿De qué hablamos entonces cuando hablamos de crédito sostenible? Haciendo una primera incisión superficial para entrar en materia, encontramos que el crédito sostenible está estrechamente ligado al reto de la inclusión financiera, un frente de trabajo multidimensional que impacta de manera directa e indirecta varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados en la ONU, que constituyen la brújula de nuestro planeta en temas de sostenibilidad. 

Vista desde la óptica del crédito, la inclusión financiera exige la creación de modelos de evaluación de riesgo alternativos que amplíen el acceso a financiación para personas y empresas, especialmente en economías en desarrollo como lo son la mayoría en América Latina. Para ser auténticamente sostenible, el crédito debe ser incluyente. Y para ser incluyente, debe evaluar el riesgo desde otras perspectivas, con el fin de abrirle las puertas a poblaciones desatendidas y sin acceso al sistema financiero tradicional.

Escarbando más profundo en sus entrañas, el crédito sostenible debe tener mecanismos responsables que protejan a los usuarios de entrar en espirales de deuda. Esto se logra, por ejemplo, utilizando algoritmos capaces de aprobar montos sensatos frente a la capacidad de pago real de cada usuario, estableciendo topes de deuda que no superen un porcentaje del salario mínimo y poniendo al alcance de personas y empresas acuerdos de pago justos y razonables.

Un movimiento más del escalpelo nos revela otro componente vital de la anatomía del crédito sostenible: la pregunta ética sobre el uso del dinero prestado. Como parte del cuidado de sus criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), algunas compañías que ofrecen financiación ya han diseñado e implementado en su operación un Sistemas de Administración de Riesgos Sociales y Ambientales (SARAS), a través del cual se mitigan los riesgos de que la financiación sea usada con fines que afecten de manera negativa al medio ambiente o a la sociedad.

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Removiendo un poco más allá, algunas compañías que están pensando en crédito sostenible han incluso diseñado productos para financiar iniciativas amigables con el medio ambiente en otros sectores de la economía. Un buen ejemplo es el Value Green Lease que diseñamos en Tangelo, a través del cual financiamos proyectos con impacto medioambiental positivo en condiciones favorables, como lo hicimos junto a OXXO para la compra de una serie de máquinas biorecicladoras que ya pueden encontrarse en decenes de sus tiendas en México.

El crédito sostenible, queda desde luego carne para seguir explorando, implica finalmente una visión de largo plazo, condición fundamental de lo sostenible. Más allá de ofrecer un crédito, lo que esta noción representa es la posibilidad de que el bienestar que puede proporcionar el acceso a financiación se extienda en el tiempo. Lo que este tipo de crédito visualiza son empresas prósperas que sobrevivan por más tiempo. Personas cuyos sueños lleguen más lejos. Y un planeta en el que las generaciones futuras puedan seguir viviendo.

Contacto:
LinkedIn: Tarek El Sherif
*El autor es cofundador de Tangelo, fintech especializada en dar soluciones digitales de crédito con alianzas estratégicas en ecosistemas cerrados.

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