Aunque la reapertura económica pospandemia prometía, la inflación, los problemas entre países y dificultades logísticas a nivel mundial nos tienen hoy de cara a una posible recesión. ¿Qué viene en el 2023?
En un escenario de excepcional incertidumbre como el actual, y en el que incluso los economistas tienen dudas sobre lo que pasará con la economía en los próximos meses, los ciudadanos se muestran muy preocupados sobre el futuro que se le avecina a las distintas economías en el planeta, en tanto en cuanto comienzan a prepararse para una crisis que, atendiendo a las declaraciones emitidas por los organismos internacionales y las previsiones que estos emiten, podría llegar a la economía el próximo año.
Los ciudadanos, que hace un año tenían la vista puesta en una pandemia que amenazaba a la salud de todos en el planeta, han comenzado a preocuparse por la economía, en el mismo momento que el virus comenzaba a remitir. Los titulares, que solo hablaban de salud, han pasado a hablar de recesiones, de estancamientos, de fenómenos como la estanflación, así como de otros sucesos que tienen que ver con el bienestar o el malestar económico. Y hoy pocos son los expertos que protagonizan la portada de un periódico, si estos no lo hacen para hablar de la economía y la situación económica.
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Y es que, pese a que la reapertura de la economía prometía mucho, la inflación, sumada a los cuellos de botella, los conflictos entre países, entre otros sucesos que se han ido dando con el paso de los meses, han modificado considerablemente el escenario. En otras palabras, la inflación a la que se han tenido que enfrentar los países, como puede apreciarse al consultar los pronósticos realizados hace un año, ha sido bastante más elevada de lo esperado, y ello nos ha llevado a aplicar medidas no contempladas que, a la luz de los datos, han frenado el dinamismo, o como lo dijo el FMI, han enfriado la economía.
Hoy, ese enfriamiento económico que viven las economías, como puede apreciarse en la tendencia que siguen estas al analizar su evolución, se ha acentuado sustancialmente; más de lo esperado por los organismos. Las previsiones, que hace meses suscitaban una fuerte reactivación de las distintas economías analizadas por el FMI, siguen reajustándose, y en todo el mundo, a la baja. Y aquellos cuadros macroeconómicos que ofrecían crecimientos del 8% y el 9% para los próximos ejercicios, con suerte, hoy ofrecen crecimientos que no superan el 2%.
Para hacernos una idea de lo que digo, basta observar las previsiones que se publicaban en enero y las publicadas a día de hoy. Como dije en el pasado artículo, no hay economía que haya sido capaz de aguantar la previsión que publicaban estos organismos hace meses. Los reajustes, atendiendo a la revisión realizada por los analistas, han sido bastante intensos. Y para muestra de lo que digo tenemos a una economía colombiana que, esperando crecer a un ritmo del 7% durante el próximo año, prevé crecer a un ritmo que, como decía en el párrafo anterior, no supera el 2%.
La inflación, como vemos hoy al analizar la economía, se hizo más persistente de lo esperado, y las políticas aplicadas para combatir esta escalada que viven los precios, en la misma medida que tratan de contener el fenómeno inflacionario que devora el poder adquisitivo de las familias, también estaban frenando el crecimiento económico a su paso. Y esto, como anunciamos en otras columnas pasadas, está allanando el terreno a esa recesión que tanto esperan, y tanto temen, los ciudadanos en todo el mundo. Pues hemos de señalar que hablar del escenario recesivo es hablar del escenario más posible.
Pero en esta línea, de la misma manera, debemos señalar que esta recesión, como también dijimos, y como también señalo en esta columna, es una recesión provocada por unas políticas que, como dijo la FED y los principales bancos centrales en el mundo, tienen como prioridad combatir la inflación. Teniendo en cuenta la escalada que ha vivido esta, así como la situación que estaba provocando esta presión inflacionaria en los bolsillos de las familias, los bancos centrales han optado por combatir la inflación, como única prioridad, aunque ello conlleve una recesión económica y, en consecuencia, una crisis.
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Por esta razón, podemos decir que la economía se dirige hacia una recesión económica, pero ello, como afirman los expertos, es preferible a una tasa de inflación que no para de cosechar máximos con el paso de los días. Las políticas aplicadas, basadas principalmente en una subida de tipos y una relajación de la demanda mediante la relajación en la aplicación de estímulos, están frenando la economía y dirigiéndola hacia una moderación, pero, de la misma manera, también están relajando un crecimiento de los precios que ya comienza a resentirse y a pausarse.
En conclusión, el escenario económico al que nos enfrentamos es difícil, y no podemos evitar que la ciudadanía no se asuste cuando los economistas vuelven a hablar de recesión económica y de crisis. Pero, atendiendo a lo que ven los expertos, es bastante preferible una recesión a una inflación que, de no hacer nada, podría seguir disparándose; acrecentando y superando el malestar al que se exponen las economías con esta recesión económica que tanto anuncian los medios.
Por: Francisco Coll Morales*
Francisco Coll Morales
*El autor es economista, responsable de educación económica y financiera en Rankia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.