La marca colombiana Baobab irrumpió la moda internacional con su revolucionaria propuesta de moda sostenible y sus pasarelas en el río Sena, en Francia, y en las dunas del desierto en Dubái. Sus trajes de baño de lujo son hechos con telas a base de redes de pesca y por cada pieza vendida restauran un porcentaje de los arrecifes del país.

Los turistas de París, en Francia, fueron el público de la marca colombiana de trajes de baño y ropa de playa Baobab para presentar su colección ‘Creciente’, en junio de este año. Las modelos desfilaron en una pasarela sobre una embarcación que recorrió el río Sena, frente a la torre Eiffel, un día de verano europeo.

Con estas apuestas ganan mercado internacional, propósito que tienen, luego de que la pandemia los obligó a buscar compradores extranjeros para sobrevivir, dice Isabella Espinosa, fundadora y directora creativa de la marca.

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“La incertidumbre era tan grande que no sabíamos si íbamos a quebrar o a crear una ventaja competitiva. Gastamos los ahorros que teníamos en estrategias para vender en Estados Unidos: contratamos agentes comerciales y nos empeñamos en meternos en las tiendas departamentales más importantes del mundo”, recuerda. Todo funcionó y conquistaron ese mercado con sus diseños de lujo y sostenibles.

La marca nació en 2015 y sus trajes de baño son fabricados con productos como el Econyl a base de redes de pesca desechadas en el mar. Además hicieron la promesa de plantar un árbol por cada prenda vendida. “Nunca quise tener una marca más de moda. Nos convertimos en un modelo de negocio circular: transformamos los residuos en piezas icónicas mientras restauramos los ecosistemas”, dice. Ya cultivaron 5.000 árboles en el país.

Su nueva causa son los arrecifes de coral de San Andrés y Providencia. Allí trabajan con la Fundación Corales de Paz. En 2021, su meta era restaurar 256 metros de arrecife, pero por el volumen de pedidos cerraron con más de 3.000 metros cuadrados restaurados. Lo mismo esperan al cierre del 2022.

A la conquista del mundo

Baobab ya está con los gigantes de las tiendas por departamento de Estados Unidos: Saks, Revolve, Victoria’s Secret, Intermix y Bloomingdale’s. Ese mercado llegó a ser 90% de las ventas.

“Tuvimos rechazos en el proceso, porque en pandemia era difícil venderles por internet un producto que no conocían. Pero una vez logramos esa primera venta, el éxito de las colecciones era tan grande que las tiendas querían ver nuestras colecciones 15 días antes de las del resto de las marcas, para destinar un mayor porcentaje de su presupuesto para nosotros”, comenta.

Pero la estrategia para conquistar al público de Europa debía ser diferente. Allí el lujo y la ostentosidad son más comunes, pues del Viejo Continente son casas de moda como Gucci, Louis Vuitton o Chanel. Por eso las acciones para llamar la atención debían ser de la talla de Hollywood. “Ahí se nos ocurrió la idea del barco en el Sena”.

Su famosa pasarela en París marcó un antes y un después para la marca: Baobab no solo salió en cientos de portales de noticias en todo el mundo, sino que tuvo un aumento de sus ventas en Francia del 12.000%. Sin que haya acabado el año, ya son sold out en Galerías La Fayette, la cadena que recibe más de 20 millones de visitantes al año.

Los ojos de los grandes compradores de lujo se pusieron sobre ellas y empezaron a explorar la posibilidad de abrir negocios en Emiratos Árabes. “Recibimos una propuesta para estar en el lanzamiento del Dubái Mall, el centro comercial más grande del mundo. Por el clima y el target, este definitivamente era un mercado en el que debíamos estar, así que nos lanzamos”.

Foto: Baobab..

Su entrada al Medio Oriente no podía limitarse al lanzamiento del mall. Por eso, incluso teniendo el precio del dólar en contra, volvieron a hacerlo y en noviembre de este año y presentaron una nueva pasarela itinerante, en las dunas del desierto, entre camellos y tiendas de campaña llenas de lujo. “La pasarela se nos empezó a salir del presupuesto, pero sabiendo lo importante que era entrar generando ese impacto llegamos a la conclusión de que no podemos tener maquilladoras y entonces nuestras directivas fueron a maquillar y a peinar para poder reducir costos”.

Ahora Emiratos Árabes es el mercado que les genera más ingresos. “Esto nos ha dejado, más que un altísimo número de ventas, una reputación de marca que no hubiéramos logrado de otra forma”, puntualiza su fundadora. Hoy sus piezas se venden en 45 países, en más de 100 boutiques y en 10 tiendas de lujo de todo el mundo.

Mercado local: el gran reto

A las buenas noticias del 2020 y 2021, les llegó una nube gris. Con las ventas internacionales y los pedidos a tope, se vieron sin flujo de caja suficiente para atender la demanda y tuvieron que volver a mirar al mercado local. “Teníamos facturas a pagar por 90 días, pero los pedidos seguían llegando. Nos dimos cuenta de que debíamos fortalecer la venta uno a uno”, explica.

Abrieron su tienda insignia ‘Casa Baobab’ en Bogotá, la primera en sus seis años de trayectoria. Allí generan 32 empleos directos y más de 300 indirectos. Todos los martes, dice, se reúne con sus seis direcciones generales para pensar en el nuevo salto que darán para poner a Baobab en boca de todos.

Mientras tanto, se enfocan en mantener su producción 100% local desde sus talleres en Medellín y Bogotá, beneficiados por el dólar alto que hoy los tiene creciendo un 820%.