Los bancos han entendido la importancia de comprometerse con acciones por el medio ambiente. ¿Cuál es el camino adecuado en ese propósito?
Los desafíos sociales han aumentado en los últimos años. Las consecuencias de la crisis sanitaria producida por el Covid-19, del cambio climático, y de la recesión económica a nivel global han sido determinantes para reconocer la importancia que tienen las acciones sociales en diferentes industrias y sectores. Además, a medida que tanto el sector público como el privado movilizan sus esfuerzos para abordar el cambio climático, se hace más evidente que los problemas ambientales y sociales están estrechamente vinculados.
En lo que se refiere a lo ambiental, el sector bancario ha tenido importantes avances a nivel global y local. Globalmente una gran parte del sector bancario se comprometió a medir sus emisiones financiadas – emisiones de sus clientes, facilitadas vía la asignación de capital por el banco – y a reducirlas paulatinamente.
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En Colombia este avance también es real, pues varios de los principales bancos a nivel nacional se han sumado a la Alianza Bancaria de Emisiones Netas (NZBA por sus sigilos en inglés). Así mismo, las entidades financieras que hacen parte de esta alianza internacional se comprometen a que todas sus carteras de crédito y de inversión sean neutras en emisiones netas de gases de efecto invernadero para el 2050, en línea con la ciencia y los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París.
Imponerse tales objetivos es laudable per se, ya que cumplir con ese compromiso viene con muchos retos que tendrán ocupados a la banca por los próximos años. Sin embargo, es evidente que el sector bancario tiene la oportunidad de apalancar su posición única para fortalecer, aún más, su actuación social, y también ver este frente como una oportunidad de negocio, que al mismo tiempo aporta a la sociedad.
Las entidades bancarias juegan un rol muy importante en lo social, pues a través de sus servicios, son administradores fiduciarios y distribuidores de capital en toda la economía y por ende impactan en la capacidad de las personas de administrar su dinero y crear riqueza. Sin embargo, la mayoría de los bancos actualmente tiene una mirada estrecha a las múltiples oportunidades y apoyos que pueden dar a nivel colectivo.
Se están enfocando principalmente en objetivos de diversidad e inclusión en su equipo de liderazgo y en la contratación, o en garantizar la protección de los datos de los consumidores. Ciertamente, son temas esenciales, pero, desde Boston Consulting Group (BCG), consideramos que las instituciones financieras pueden tener una visión más integral de su desempeño social y reimaginar su papel en la sociedad. Para lograrlo, es necesario analizar con detalle la forma en la que los bancos impactan el mundo por medio de cada línea de negocio, desde préstamos minoristas y pymes, hasta las decisiones de asignación de capital y el impacto social de sus prestatarios e inversiones corporativas.
A diferencia del espectro climático, el cual tiene unos objetivos y marcos claros, para lo social no existe una medida relativamente simple y universal como las emisiones financiadas. Esta es una tarea compleja y habitualmente requiere varias soluciones, pues cada contexto y cultura es diferente. Sin embargo, nuestra recomendación es que empiecen a buscar oportunidades en tres áreas: sus colaboradores, sus clientes retail y pyme, y el impacto que generan vía sus clientes financiados, por ejemplo, en los clientes corporativos. De esta forma, encontrarán oportunidades para impulsar nuevos mercados o ampliar su participación en mercados existentes.
Las entidades financieras que aprovechen la oportunidad que abre lo social, obtendrán beneficios significativos en términos tanto de creación de valor como en la gestión de riesgos.
Desde BCG, analizamos los retornos al accionista de la banca según los factores ASG (Ambiental, Social, Gubernamental), comparando los retornos de los lideres en cada temática (top 20%) con los retornos de los rezagados (últimos 20%). Aunque hay diferencias en los tres ámbitos, las mayores discrepancias entre líderes y rezagados están en el aspecto social, con más de cuatro puntos porcentuales de retorno. Adicionalmente, dichos bancos tienen un costo de capital menor – una consecuencia directa del gran crecimiento del mercado de bonos sociales al nivel global.
Las instituciones financieras pueden crear impacto positivo de maneras innumerables. Sin embargo, obtener una visión completa puede ser un desafío que se debe abordar desde los líderes de cada organización. Un enfoque integral y estratégico es clave, al igual que la voluntad de ensayar distintas iniciativas, medir su impacto y rápidamente escalar “lo que funciona” en términos financieros y sociales.
Los varios grupos de interés observarán el progreso de la banca en el ámbito social de cerca, y por su propio interés interactuarán con ella de forma constructiva para crear los ecosistemas de negocio necesarios para el progreso ya que sola, la banca no logrará dicho impacto.
Por: Sandro Marzo*
*El autor es Managing Director & Partner de BCG, líder de sostenibilidad en Banca para Latinoamérica e Iberia.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes.