La vicepresidenta de asuntos externos para el cluster andino de Philip Morris International, Silvia Barrero, comentó que el país será el segundo a nivel global en tener nuevas soluciones sin combustión para fumadores adultos.

Desde hace ocho años, el objetivo principal de Philip Morris International (PMI) ha sido realizar una conversión de fumadores adultos de cigarrillos a ser usuarios de tabaco calentado. La ambición apunta a convertir 40 millones de fumadores a nivel mundial de aquí a 2025 con un objetivo claro: apagar hasta 250 millones de cigarrillos en el país durante ese lapso de tiempo.

“Si a eso le sumamos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los que tienen la firme convicción de dejar de consumir tabaco y nicotina, podemos decir que, con este tipo de dispositivos, alcanzamos una cifra de 55 millones de personas que dejan de consumir cigarrillo para 2025”, dijo la vicepresidenta de asuntos externos para el cluster andino de PMI, Silvia Barrero.

Eso es una tendencia cuatro veces más rápida que el que plantea la OMS, simplemente con el enfoque de la cesación. El problema es que hay un número de fumadores que definitivamente no lo van a hacer, estimado en más o menos 1.000 millones de personas en todo el mundo.

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Es justamente para ese segmento de personas que se ofrecen productos de tabaco calentado, alternativa para la que Colombia representa el primer mercado en América Latina y el segundo a nivel global, solo después de Filipinas. Esto se debe, según Barrero, a que la compañía siempre ha tenido confianza en el mercado y las instituciones del país, además de los resultados que han demostrado que es un mercado en el cual se puede construir una base para desarrollar nuevas tecnologías y alcanzar un futuro libre de humo. Solo hace falta una regulación sólida en este panorama.

Lo anterior no implica que las cosas no estén marchando, pues el debate está muy movido en el Congreso de la República con varios proyectos de ley que se han presentado para regular esta nueva categoría.

“La industria del tabaco siempre ha sido cuestionada por la información que maneja. Sin embargo, tratamos de producir información propia basada en evidencia científica, así como de terceros independientes en un proceso de educación y de pedagogía sin ánimo de exigir, de imponer o de claudicar en posiciones, pero con el firme propósito de que no todo sea ideología”, añadió.

Nuevos lanzamientos

El pasado 12 de diciembre, PMI lanzó Bonds by IQOS en Bogotá y Antioquia, un nuevo dispositivo compacto de calentamiento de tabaco con el que esperan llegar a 52.000 usuarios en estas dos zonas durante el primer año, para luego alzancar 313.000 usuarios en los mismos territorios.

Con la llegada de este producto, la meta en materia de ingresos de PMI es que los productos libres de combustión pasen de representar 30% a 50% para 2025. “Es un compromiso que parte de la idea de tener la regulación adecuada el apoyo de la sociedad civil y de esa manera poder dejar de vender cigarrillos en un lapso de 10 a 15 años en algunos países del mundo”, dijo Barrero.

Esto implica un proceso de conversión de aquel segmento de fumadores adultos que no lo dejaría por alguna razón para llevarlos a una alternativa que es una mejor opción que continuar fumando. Al respecto, la ejecutiva es consciente de que la meta se traduce en número de usuarios, que con corte a la fecha, totalizan 13,5 millones de personas a nivel mundial totalmente convertidas.

Se llegó a esa cifra alrededor de 2015 gracias al lanzamiento de IQOS, el primer dispositivo de tabaco calentado de PMI, cuya llegada a Latinoamérica se dio a través de Colombia en 2017. Cinco años después de estar en el mercado, alcanzó un número de usuarios entre 90.000 y 100.000 para el mercado nacional.

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Este nuevo dispositivo no es un cigarrillo electrónico sino un producto de calentamiento de tabaco, por lo que hace parte de una categoría que no solo tiene una validación como tecnología de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU (FDA por sus siglas en inglés), sino qe es ajena a “una cantidad de cigarrillos electrónicos que nosotros no sabemos cómo se hacen ni bajo qué estándares”.

Este punto es importante si se tiene en cuenta el creciente debate que rodea al impacto negativo de los cigarrillos electrónicos en la salud. No obstante, un estudio realizado por la Biblioteca Cochrane detalló la existencia de “evidencia de certeza alta” frente a que los cigarrillos electrónicos con nicotina aumentan las tasas de abandono del cigarrillo en comparación con las terapias de reemplazo de nicotina.

A partir de 34 estudios realizados en EE.UU, 16 en el Reino Unido y ocho en Italia, la base de datos especializada en medicina comprobó que la incidencia general de eventos adversos graves fue baja en todos los grupos de estudio. Por otra parte, no se detectó evidencia de efectos perjudiciales graves con cigarrillos electrónicos con nicotina y el seguimiento más largo fue de dos años.

Los resultados de dichos estudios también detallaron que, por cada 100 personas que utilizan cigarrillos electrónicos con nicotina para dejar de fumar, entre 9 y 14 podrían dejar de fumar de forma exitosa, en comparación con solo 6 de cada 100 personas que utilizan el tratamiento de reemplazo de nicotina.

“En nuestro caso, como compañía pasamos una gran cantidad de revisiones por parte de diferentes autoridades en muchas partes del mundo para poder traer un producto que cumple con unos estándares de calidad y efectivamente se convierte en una alternativa real para los fumadores”, comentó Barrero.

Los retos

Más allá de Colombia, el cluster andino tiene otros mercados que siguen los pasos de nuestro país. Uno de los más relevantes es Ecuador, aunque no por razones necesariamente positivas, sino porque es la nación con los índices más altos de contrabando de cigarrillos en la región: alrededor del 79% del producto proviene del contrabando, revelando que hasta ocho de 10 cigarrillos son ilegales, de acuerdo con datos de la firma Invamer.

“Claramente, esto no solo tiene impacto para las finanzas públicas en términos de recaudo de impuestos, sino que también te genera un efecto perverso en términos de salud pública, porque cualquier cosa que tú quisieras hacer para lograr una migración para que la gente deje de consumir el tabaco a través de cigarrillos, resulta prácticamente muy difícil de alcanzar, porque el contrabando es un fenómeno que no te va a permitir realizar innovaciones de este tipo que sean sostenibles en el tiempo“, explicó la ejecutiva, quien detalló que otro de los objetivos de PMI apunta a “democratizar el acceso a la innovación”.

En el caso de Colombia, el reto principal es lograr la regulación para esta nueva categoría de productos, que a juicio de la compañía, tiene que ser diferenciada al representar productos sustancialmente distintos tanto desde su punto de vista de presentación, uso y experiencias, pero sobre todo desde su perfil de riesgo.

Bajo esa perspectiva, la diferenciación en cuestión debería abarcar tanto su regulación en general como todo el tema de su fiscalidad y tema de impuestos, que tienen que ser diferenciados al punto que el proceso de conversión pueda realizarse y sea llamativo para los que consumían cigarrillos pasen a esta nueva alternativa.

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Uno de los actores clave es el Congreso de la República. Esto teniendo en cuenta el impacto de la Ley 1335 del 2009, considerada como la re-expresión del Convenio Marco de Control del Tabaco a nivel local y que establece todo el régimen de restricciones y prohibiciones para el consumo de dicho producto. “En su momento, esta fue una ley de vanguardia y que nosotros creemos que es un documento de calidad para regular el consumo del tabaco y nicotina, pero que se expidió en un momento en que este tipo de tecnologías e innovaciones no estaban en el mercado”, recalcó Barrero.

Por ello, la ejecutiva hizo un llamado a potenciar el desarrollo de esa ley y que regule de manera diferenciada los productos de tabaco calentado. La principal responsabilidad estaría en cabeza del Congreso, aunque con asistencia del Ministerio de Salud.

No obstante, queda un actor todavía más relevante, y se centra en la sociedad civil. Y es que no se puede obviar que estos productos son consumidos por la gente del común, y adicionalmente, que hay personas que no van a dejar de fumar. “Esa minoría también tiene un derecho que debe respetarse en la regulación, y es un derecho que les confiere la posibilidad de acceder a mejores alternativas que continuar fumando. De lo contrario los estaríamos condenando a que solo pueden fumar y, en consecuencia, enfermarse”, concluyó.

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