¿En qué momento llegaremos al techo de inflación? El segundo trimestre del año podría traer la respuesta, las presiones externas habrían cedido a los niveles prepandemia y la economía avanzaría en el proceso de desaceleración. ¿Por qué?

Tal vez la pregunta que con más recurrencia escuchamos los analistas económicos durante todo el año pasado por parte de clientes e inversionistas fue: ¿en qué momento llegaremos al techo de inflación?, y debemos reconocer que en repetidas oportunidades dimos respuestas incorrectas.

El impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania en los alimentos, la trepada del dólar, las lluvias, la brecha entre los precios al productor y al consumidor e incluso los efectos tardíos del paro nacional de 2021 estuvieron dentro de los argumentos que utilizamos para explicar la razón detrás de las fallas de los modelos que normalmente funcionan. Cuando nos preguntaron en enero del año pasado sobre el nivel de cierre del 2022 de la inflación, el consenso de analistas proyectábamos 4,5%, es decir la diferencia frente al dato observado (13,1% anual) no fue menor.

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Ahora, parados un año después, la pregunta sigue vigente, aunque dado el entorno económico actual pareciese que hay más elementos para ser optimistas frente al futuro de los precios y pensar que el tan anhelado techo inflacionario se aproxima. En el corto plazo las presiones están a la orden del día y es probable que nos mantengamos por encima del 13% un par de meses más. La indexación (en arriendos, un rubro crucial en la canasta de consumo promedio de los colombianos), los alimentos, ahora afectados por la situación del sur del país, el alza de los precios de la gasolina, los precios de restaurantes y hoteles (apalancados también por el impuesto al consumo) y el traspaso del precio del dólar a los bienes importados no nos permiten pensar en una moderación de corto plazo de la inflación.

Sin embargo, a partir del segundo trimestre encontraremos un efecto base de comparación favorable (los precios de hace un año ya serían altos y por tanto la variación anual no sería tan escandalosa), las presiones externas continuarían cediendo (ya hoy los precios de la logística internacional regresaron a niveles prepandemia) y la economía estaría mucho más inmersa en un proceso de desaceleración, que le restaría presiones al consumo.

Así, la inflación alta (por encima del 13%) debería ser un escenario con el que debemos convivir en la primera parte de este 2023 y luego es probable que la desaceleración inducida de la actividad a través del alza de tasas de interés que viene implementando el Banco de la República desde el 2021 y la estadística nos ayude para que al cierre del año volvamos a inflación de un solo digito.

 El “fuego en el 23” ya inicio con presiones inflacionarias alcista que con el paso de los meses esperamos se vayan disipando, para el bien de nuestra economía y la credibilidad de quienes la analizamos.

Por: David Cubides*
*El autor es economista de la Universidad de los Andes, con formación en el ITAM de México, Maestría de la Sorbona de París y estudios de Doctorado en Economía en la Universidad de Barcelona. Ha trabajado en el equipo de análisis económico de Citibank, como economista senior del Banco Popular, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y como subgerente de estudios económicos de Itaú Colombia. Es profesor de cátedra de la Universidad de los Andes y actualmente se desempeña como el Director de Investigaciones Económicas de Alianza.

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