El mercado del arte en Colombia se ha consolidado y cada día más se conoce de subastas, apertura de mercados y nuevos artistas que logran hacer transcender sus obras. Eso se ve en la valorización de muchos artistas. ¿Cómo está este mercado y cómo invertir en él?

¿Comprar la obra de un artista emergente es comparable a invertir en acciones? Efectivamente lo es. En el mercado del arte se puede hablar de rentabilidades, perfiles de riesgos y valorización de activos, como cualquier otro vehículo de inversión.
A pesar de ser considerado como un segmento de lujo o privilegiado, en Colombia ha tenido un comportamiento positivo, especialmente desde la perspectiva de subastas y coleccionismo. Forbes Colombia consultó a representantes de la industria, quienes hacen un balance favorable y detallan los criterios para tener en cuenta antes de invertir en ella.
Charlotte Pieri, directora y representante legal de la casa de subastas Bogotá Auctions, asegura que “el mercado del arte siempre ofrece oportunidades” y, agrega, “para quien sabe mirar y escoger siempre es un buen momento para invertir en arte”.
Según explica Catalina Martínez, directora ejecutiva en Lefebre Subastas, esta es una dinámica que se fortaleció a raíz de la pandemia, cuando se registró un aumento significativo en los precios y en el número de coleccionistas en el país. “Esta tendencia es mundial y se refleja de manera muy clara en Colombia. Es difícil prever si los precios seguirán en esta tendencia alcista, pero lo que sí es claro es que sobre el largo plazo las obras de arte suben de valor”, apunta.

Para seguir en esa senda es necesario avanzar en la construcción de la historia del arte colombiano, para reconocer a los artistas, movimientos y obras que pueden tener valorizaciones interesantes para el mercado.
El arte sí tiene precio: ¿qué criterios definen la rentabilidad de las obras?
Las directoras, que cuentan con una amplia experiencia en el intercambio de obras de toda índole, detallan cuáles son los factores que influyen en el precio de una pieza artística y en su valorización en el largo plazo.
Sin duda, el primer criterio a tener en consideración es el artista, esto es, identificar quién es, cuál es su trayectoria, qué presencia tiene en el mercado y sobre qué rangos se han negociado sus piezas. Para ello, un ejercicio que puede ayudar a valorar al artista es hacer un promedio de los precios comerciales a los que se han vendido o subastado sus obras, dice Pieri, pues esa media permite estimar un precio real de las mismas.
La fórmula para definir la rentabilidad de una obra también incluye otros factores, como la fecha o la época en la que se enmarca la obra, su procedencia y autenticidad, su estado de conservación, las unidades disponibles de la misma pieza o similares, su relevancia histórica y artística, y la atención que haya merecido el artista en la academia y el mundo del arte.
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El factor primordial que revisten estas inversiones y que Pieri llama ‘la primera forma de rentabilidad del arte’ es su deleite, el placer intelectual y estético que produce la obra en sí misma.
“El arte tiene la enorme ventaja de procurar placer y belleza, criterios que se han vuelto más importantes tras las épocas de pandemia y encierro. La utilidad o rentabilidad de una inversión en arte es, no solo financiera, sino en placer y esta dimensión debe siempre tenerse en cuenta al momento de invertir. Es importante que el inversionista compre bien, pero es igualmente importante que lo que compre le guste”, complementa Martínez. De ahí que también sea crucial contar con un bagaje cultural y conocimiento sobre arte para escoger adecuadamente una pieza.
Así se puede invertir en arte
Una de las leyes de oro en materia de inversión es “no poner todos los huevos en la misma canasta” y, justamente, las piezas artísticas son un activo particular para diversificar el portafolio de inversión.
Pieri indica que se trata de una operación que no es compleja y que, por el contrario, cuenta con varias facilidades, desde su almacenamiento y transporte hasta los costos posteriores a la transacción de compra, puesto que no están atadas a impuestos. Además, complementa Martínez, generalmente son entendidas como inversiones a largo plazo (años), tiempo en el que se conserva la obra hasta que tenga una valorización significativa.
Estas negociaciones se pueden realizar principalmente en dos mercados: el primario, en el que la transacción se realiza entre el comprador y el artista o la galería, y el secundario, que es donde operan las casas de subastas y otros comercios que hacen parte del mercado y se diferencian porque hay un intermediario en la compra.

El riesgo es inherente a la inversión, y por tanto no es ajeno al mercado del arte. De acuerdo con las especialistas, el principal peligro para los inversionistas es adquirir una pieza que no cuente con ningún respaldo, certificado de autenticidad o que su estado no sea el óptimo, un riesgo que es mayor en las compras en línea.
Otro riesgo es que el artista no se valorice en el tiempo. “Para minimizar este riesgo, el inversionista podrá comprar obras de artistas de gran reconocimiento; sin embargo, su rentabilidad será menor. Si decide comprar artistas emergentes o jóvenes la rentabilidad puede ser muy alta, pero los riesgos también”, subraya Martínez.
NFTs en el arte: estas son las posibilidades que han generado
Andrea Steuer y Elena Zavelev fundaron CADAF en 2018, como una plataforma que reúne arte, tecnología y educación Web3, tras identificar la falta de un escenario para que los artistas presentaran sus obras únicas. En el camino empezaron a explorar el formato de NFTs y en el 2022 lanzaron el mercado NFT de CADAF en Tezos.
“La tecnología y las nuevas plataformas digitales han creado nuevas oportunidades, tanto para inversionistas como artistas, democratizando la inversión en el arte y abriendo el mercado a una mayor audiencia”, destaca Steuer.
Este tipo de soluciones han dado respuesta a varios de los desafíos que enfrentaban los mercados digitales, como la verificación de la autenticidad y estado de la obra. A eso se suma que ha abierto las puertas a una vasta oferta de obras y artistas en los que invertir. “Las inversiones en arte digital ofrecen mayor flexibilidad y opciones, entre ellas la compra de fracciones de obras, permitiendo entrar al mercado sin invertir grandes cantidades y de manera segura y transparente”.
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La experta reconoce que es un mercado en auge y por tanto habrá que esperar para conocer todo su potencial. Por su parte, Camilo Fidel López, director de Vértigo Graffiti, un colectivo de artistas que recibió ingresos por 8.000 dólares en ventas de NFTs, recalca que es este mercado en particular es un avance en materia de inversión a través de activos digitales, podría decirse que un nuevo escenario de intercambio, sin que sea necesariamente arte lo que se negocia.
Como grupo lanzaron la colección de El Beso de los Invisibles en NFTs, un mural de gran formato que se ubica en la calle 26 en Bogotá y que se llevó al terreno digital en un stock de 400 unidades, de las que se comercializaron el 12%.
“La gente que llegó masivamente a invertir en NFT no tenía propósitos artísticos, de coleccionismo como tal, sino más bien un propósito de sacar ventaja de la transacción”, reflexiona Fidel acerca de este mercado.
Steuer asegura que el mercado de arte digital terminará de dar el salto de un enfoque de ganancias rápidas a un modelo sostenible y orientado a generar valor real.
En busca de una mejor valorización de los artistas
Como han resaltado los expertos, el mercado de arte en el país ha tenido una dinámica positiva en los últimos años, y en ello se debe en parte a la valorización de los artistas colombianos, en especial de aquellos que ya cuentan con un espacio en el mercado internacional y que son reconocidos en la historia del arte. Por ello, resalta Pieri, de que se siga haciendo ese recuento de los talentos nacionales dependerá que más y más referentes se visibilicen en Colombia y sus piezas sean mejor valoradas.
“Por lo general, el mercado no ha hecho sino confirmar a nivel comercial los valores artísticos, estéticos, patrimoniales establecidos por el conjunto del sistema del arte. Un dato interesante que vimos este año, sin embargo, es que la demanda ya no se concentra solo en estos valores seguros, sino que también se dirige a todos los otros segmentos. Este interés creciente, esta alza de la demanda (que se ve clarísimo en nuestros resultados) empuja el proceso de valorización en curso”, sostiene la directora de la casa de subastas Bogotá Auctions.
La habilitación de nuevas tecnologías y plataformas también han contribuido a la visibilidad de los artistas, en especial de los emergentes. En palabras de Steuer, “los artistas ahora tienen la capacidad de generar su propio modelo económico mediante el control total de la distribución, propiedad intelectual y uso de la obra. También pueden presentar sus obras a una audiencia internacional desde su casa, conectar con inversionistas que antes no estaban al alcance y recibir porcentaje del mercado primario y secundario”.
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