Luego de vivir en medio de una pandemia, las empresas han pensado más en cómo enfrentar estas problemáticas y en conjunto se han puesto la 'camiseta' para mejorar la vida de cada persona en la tierra. ¿Cómo le va a su empresa en ese camino?
Muchas empresas se han puesto metas específicas para 2030, teniendo en cuenta que el mundo se enfrenta a distintos retos nunca antes vistos. La urgencia de actuar en cuestiones como el cambio climático, la profunda brecha digital, la falta de inclusión y las pandemias mundiales exige una nueva era de responsabilidad compartida.
Luego de vivir en medio de una pandemia, las empresas han pensado más en cómo enfrentar estas problemáticas y en conjunto se han puesto la “camiseta” para mejorar la vida de cada persona en la tierra.
En esta era de responsabilidad compartida, es necesario innovar constantemente para profundizar el impacto de los esfuerzos de responsabilidad corporativa del mundo y explorar nuevas formas de aplicar las innovaciones tecnológicas para abordar los desafíos globales.
Es necesario tener como base una misión que se centre en acelerar la integración de prácticas responsables, inclusivas y sostenibles en las operaciones y cadenas de suministro, en las ofertas de productos, en la industria y más allá, todo habilitado a través de la tecnología y la pasión y la experiencia de los empleados.
La importancia del medioambiente, la salud y la seguridad (EHS, por sus siglas en inglés) para el éxito del negocio gana cada vez más fuerza y debemos trabajar constantemente por evaluar y mejorar el sistema de gestión de EHS como los estándares, el desempeño de la cultura, la intervención temprana y la reducción de lesiones.
Así mismo, el compromiso de una empresa con la diversidad y la inclusión debe extenderse más allá de su propia operación. Una cadena de suministro diversa se traduce en una mayor innovación y valor para los negocios, al mismo tiempo que ayuda a hacer posible la visión de las empresas de crear tecnologías que cambiarán el mundo y mejorarán la vida de cada persona.
Un enfoque de responsabilidad corporativa con visión a futuro debe incluir valores de sostenibilidad para todos ayudando a mitigar riesgos, reducir costos, crear valor de marca e identificar nuevas oportunidades de mercado, así como dejar un mejor planeta para las generaciones futuras.
Para esto, es fundamental lograr alcanzar la menor huella ambiental posible. A medida que las empresas crecen, comienzan a ser más eficientes y a fijarse en las necesidades de todos los interesados. Por eso, debemos invertir en proyectos de conservación y establecer objetivos ambientales para toda la empresa, buscando impulsar reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de energía, el uso de agua y la generación de desechos.
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Además de conservar los recursos naturales, las empresas pueden invertir en energía verde y operar proyectos de electricidad alternativa y directa para sus edificios y fábricas. Pero todo este impacto debe venir acompañado de grandes esfuerzos para cerrar la brecha digital y proporcionar un mayor acceso digital.
Lo anterior está relacionado directamente con ampliar la cobertura de la conectividad, especialmente en las zonas más alejadas, que por décadas han estado aisladas de los principales centros urbanos.
Bajo este contexto, me gustaría invitarlos a que revisemos las acciones que estamos tomando como ecosistema y que lleguemos a la siguiente reflexión: en 2030 cuando miren hacia atrás, ¿desearán haber hecho algo más desde su organización? ¿Estarán satisfechos con los esfuerzos que implementaron para ayudar al planeta con el cambio climático, cerrar la brecha digital y mejorar la inclusión en el mercado laboral? La respuesta a esto será contundente y marcará el camino a seguir en los próximo años.
Por: Marcelo Bertolami*
*El autor es director de Socios Regionales y del equipo de Tecnología de Latam en Intel.
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