Forbes Colombia analiza todas las variables involucradas en la operación que adelantan los gobiernos de Colombia y Venezuela, así como el panorama actual del sector de fertilizantes. La tarea no será fácil.

El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, mencionó el pasado 30 de noviembre que el gobierno colombiano estaría dispuesto a comprar a la petroquímica venezolana Monómeros, intención que se reforzó el pasado 17 de febrero, cuando el ministro de Comercio, Germán Umaña, aseguró que la administración de Gustavo Petro estaría lista para adquirir la totalidad de la compañía.

El anuncio provocó que país entero entrara en revuelo, aunque se debe admitir que el argumento central es contundente: la empresa es la principal productora de fertilizantes de la nación, que a su vez necesita mayores cantidades de este material para no convertirse en un importador de alimentos.

Según el último informe del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) con corte a 2020, Monómeros representa 27,8% de la producción total de fertilizantes en el país, que alcanza hasta 1,824,3 millones de kilogramos al año. Le siguen Yara Colombia con 22,2%, Precisagro SAS con 15,47%, Ecofertil S.A. con 9,65% e Ingenio del Cauca (Incauca) con 6,07%.

Incluso, el impacto de Monómeros sería tanto nacional como regional. El embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, explicó a Forbes que la petroquímica no solo abastece a 80% de los campesinos colombianos, sino que mercados como Perú, Ecuador, Bolivia y hasta Brasil necesitan los fertilizantes que produce la empresa, de la cual depende “la totalidad de nuestra seguridad alimentaria”, según el diplomático.

El contexto

Esta historia se viene desarrollando desde el primer cuatrienio de Álvaro Uribe Vélez. Para entonces, la empresa estaba dividida entre Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el ahora extinto Ministerio de Desarrollo Económico (Mindesa), pues cada uno poseía 47% de la compañía. El 6% restante estaba en manos del fabricante holandés de productos químicos DSM.

El 26 de abril de 2006, el entonces presidente Uribe vendió ese 47% de participación de Mindesa a la Petroquímica de Venezuela (Pequiven), filial de PDVSA, por un monto ligeramente superior a US$50 millones. Dicha operación dejó al país vecino con el control de 94% de Monómeros.

Si bien la empresa estaba en manos del gobierno venezolano, su sede central seguía siendo Colombia, más precisamente Barranquilla, donde todavía mantiene una operación que no ha estado exenta de problemas, sobre todo durante la presidencia interina de Juan Guaidó. En enero de 2019, el entonces mandatario solicitó al gobierno colombiano la congelación de los activos de Monómeros. Cuatro meses después, nombró una nueva junta directiva.

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Poco después, entró al juego Nitrofert, distribuidora de la estadounidense Nitron Group LLC, competidora directa de Monómeros en el mercado de fertilizantes. De acuerdo con Benedetti, la llegada de esta empresa “pone a Monómeros como revendedor”, convirtiéndose en su principal proveedora de materia prima.

Esto se sumó a varios conflictos que llevaron a la Superintendencia de Sociedades a intervenir a Monómeros el 6 de septiembre de 2021, fecha en que la entidad tomó el control de la empresa para “garantizar la seguridad alimentaria de Colombia”, así como subsanar la situación crítica que atravesaba en temas de malos manejos administrativo y de orden jurídico. No fue sino hasta antes de que se posesionara el presidente Gustavo Petro que esa decisión fue revocada.

“Antes de que llegáramos nosotros, con intervención mía más que todo, se levanta la intervención para que, a la semana siguiente que se posesione Petro, unos 15 o 20 días después, se pueda cambiar la junta. Cuando llega el nuevo gobierno, le devuelve la empresa a quienes son sus dueños”, explicó Benedetti.

Fue entonces cuando, el pasado 27 de julio, tanto Benedetti como el actual canciller de Colombia, Álvaro Leyva, y su exhomólogo de Venezuela, Carlos Farías, se reunieron en Caracas para presentar una propuesta al presidente de Pequiven, Rafael Tellechea, sobre una eventual compra de Monómeros por parte del gobierno colombiano. Si bien el presidente Nicolás Maduro se mostró renuente al inicio de los acercamientos, poco después manifestó su intención de vender hasta 52% de la empresa.

Los detalles

Entre agosto y septiembre del año pasado, cuando la idea apenas empezaba a tomar forma, se hablaba de que el 52% de la empresa podría costar entre US$200 millones y US$300 millones, cifras que apenas representan estimaciones y no son definitivas. No obstante, Benedetti fue enfático al afirmar que, entre más se demore esa compra, va a haber más problemas. Uno de ellos apunta a la licencia de operación de Monómeros, que tiene vigencia hasta junio de 2023.

A finales de junio de 2022, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) le dio un año de prórroga a la licencia de Monómeros para realizar transacciones, eliminando así el impacto de las sanciones que el gobierno estadounidense aún tiene contra Venezuela. De acuerdo con el embajador, “la OFAC dice que sí a esta renovación, en gran parte por la intención de compra de nosotros”.

En cuanto a los recursos para comprar Monómeros, tanto Benedetti como Ocampo explicaron que vendrían de Ecopetrol al ser una empresa estatal. Si bien se va a efectuar una compra por US$200 millones o US$300 millones, Monómeros podría valer en su totalidad hasta US$500 millones, por lo que “estamos hablando de una inversión que sería irrisoria para Ecopetrol”, de acuerdo con el embajador de Colombia en Venezuela.

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Si Colombia compra Monómeros, la empresa podría llegar a ser “mucho más rentable y productiva que la misma Ecopetrol” a juicio de Benedetti. Incluso, le aportaría entre dos o tres puntos del PIB al país, pues su potencial se intensificaría con proyectos internos como una planta de amoniaco verde para la que se invertirían alrededor de US$300 millones, así como iniciativas de generación energética que podrían mejorar sus utilidades y rendimientos, dinero que se quedaría en el país.

Algunos analistas consultados por Forbes destacaron que Monómeros podría funcionar como rama de Ecopetrol gracias a la participación mayoritaria de Colombia en la empresa, lo que también les permitiría nombrar a gran parte de la junta directiva. Sin embargo, el gobierno Maduro aún contaría con una incidencia importante en la compañía, cuyo poder de decisión sería tal que “sigue teniendo la sartén por el mango”, teniendo en cuenta que Venezuela es uno de los importadores más grandes de fertilizantes desde Bielorrusia.                           

En cuanto a la elección del presidente de la compañía, los expertos detallaron que la decisión final estaría en manos de Colombia al tener la participación controlante que, si bien zanja la discusión en el terreno legal, puede generar una serie de pugnas políticas en ambos gobiernos. De ahí que exista la necesidad de establecer unos mecanismos claros para elección del cargo, ojalá desde los propios estatutos, y así evitar que sea una decisión que salga de la junta directiva o asamblea de accionistas.

“Este caso es sui generis, porque el tema que uno puede ver como inversionista es que tener un socio como Maduro es complejo al ser una persona muy irregular y volátil en sus decisiones, lo que podría generar un riesgo adicional en esa sociedad (…) El modelo es exitoso, pero la transición de poder entre gobiernos sería lo más fuerte, porque Venezuela tendría que renunciar a su alcancía cuando estaba en manos del chavismo”, subrayaron los especialistas, que pidieron reserva de su nombre.

Panorama actual

La propuesta sobre la compra de Monómeros comenzó a materializarse en diciembre, cuando la ministra de Agricultura, Cecilia López, reveló su designación como la encargada de liderar el proceso. Para entonces, se estaba avanzando sobre todo en el tema de la oferta. En ese aspecto, Benedetti resaltó que una de sus labores dentro del análisis fue “abrir la puerta para que la urea fuera mucho más barata”.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el precio de un bulto de 50kg de urea 46, fertilizante que contiene hasta 46% de nitrógeno, pasó de rondar $60.000 en febrero de 2018 a $200.000 en diciembre de 2022. Por tonelada, el producto puede costar entre US$730 y US$900, según explica.

A pesar de ello, el primer cargamento de urea que llegó desde Venezuela hacia Colombia tras la reactivación de sus relaciones tuvo un costo de US$600 por tonelada. Si se tiene en cuenta que el barco enviado a Barranquilla el pasado 23 de septiembre traía 16.000 toneladas del fertilizante, el embajador señaló que la operación habría generado un ahorro de US$9,6 millones al país.

No obstante, es importante mencionar que Colombia también es un exportador importante de fertilizantes. De acuerdo con datos de la Cámara de Procultivos de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), la nación exportó hasta US$44,2 millones del producto con la partida arancelaria 3105 a 10 países de la región. Venezuela fue el más destacado con envíos que alcanzaron hasta US$20 millones.

La partida arancelaria 3105 agrupa abonos minerales o químicos con los tres elementos fertilizantes (nitrógeno, fósforo y potasio), también conocido como fertilizante 15-15-15 por el porcentaje que representa cada uno en el producto final. De acuerdo con el Dane, el precio del bulto de 50kg también pasó de $65.000 en febrero de 2018 a $200.000 en 2022.

Con respecto a los datos de Venezuela, la cifra es importante al representar 3% de las exportaciones totales desde Colombia hacia el vecino país durante 2022. La Cámara de Comercio Colombo Venezolana reveló a Forbes que dicho rubro llegó a US$579 millones con corte a noviembre, por lo que la cifra total del año pasado pudo cerrar en US$610 millones, prácticamente duplicando los US$331 millones alcanzados en 2021.

“El comercio entre ambos países estuvo bien. Casi duplicamos el monto del año anterior, indicando que hay expectativas positivas frente a las posibilidades de exportar a Venezuela”, dijo la presidenta de la Cámara Colombo Venezolana, María Luisa Chiappe, que a su vez destacó los números alcanzados en materia de fertilizantes durante todo 2022, argumentando que “es mucho para un solo sector y un solo producto”.

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Frente a la eventual compra de Monómeros, la directiva sostuvo que “es lógico que el país se interese por autoabastecimiento de fertilizantes” a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania. Ya que la empresa representa casi una tercera parte de la producción nacional de fertilizantes, es “lo suficientemente grande como para tener un impacto significativo”.

Por su parte, la directora de la Cámara de Procultivos de la Andi, María Helena Latorre, destacó que la compra de Monómeros beneficia a Colombia porque, hasta el momento, su presencia ha garantizado el abastecimiento del producto a pesar de que la invasión a Ucrania está próxima a cumplir su primer aniversario.

La ejecutiva dijo que el mejor ejercicio para entender el impacto de Monómeros tiene que ver con analizar la capacidad instalada para producir fertilizantes en todo el país desde el año pasado, que varía entre 60% y 65%. “Si se necesitara más capacidad para ampliar la producción, estas empresas tienen posibilidad de hacerlo para que el país no esté en aprietos. Con lo que tenemos hoy, debemos tener tranquilidad de que existe provisión necesaria y hay oportunidad de crecer”.

Claramente Monómeros puede significar el inicio de una estrategia de seguridad alimentaria para el país.

Factores de complejidad

Más que fertilizantes como tal, Colombia importa la materia prima para su elaboración, donde priman elementos como la urea, el potasio y el fósforo. Cabe destacar que el país tiene hasta 13 plantas de protección y nutrición de cultivos, y gracias a tener empresas con instalaciones de producción y músculo financiero, las formulaciones para elaborar los fertilizantes se han hecho en el país para el mercado nacional e internacional.

No obstante, el presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz, destacó que Colombia importa hasta 70% de la materia prima que usa, con un 45% proveniente de Ucrania y Rusia. Adicionalmente, Latorre señaló que el país tiene una dependencia en potasio, fósforo y urea de 90%. Esto también es conflictivo si se tiene en cuenta que 25% de estos productos proviene del país liderado por Vladimir Putin, que se convierte en uno de los principales proveedores del resto del mundo.

A pesar de ello, ya hay países que han ejercido proveeduría y han sido complementarios para los empresarios colombianos, cubriendo la demanda de materia prima. “Solo seis países venden fosforo, ocho proveen urea y nueve entregan potasio. Algunos casos destacados son Reino Unido, China, Canadá y EE.UU.”, añadió la ejecutiva de la Andi.

Díaz también comentó que la compra de Monómeros es apenas “uno de los eslabones” para solucionar la coyuntura del mercado de fertilizantes, pues para fabricarlos se necesita gas. “Ahí viene el tema de cuál es la posición del gobierno en materia de gas, porque las declaraciones apuntan a que no se va a explorar más, entonces nada se saca con comprar Monómeros si no hay materia prima”, detalló.

Al respecto, Benedetti se mostró consciente de la necesidad de gas, y una de sus propuestas apunta a que se pueda explotar conjuntamente entre los dos países y solo a través de empresas estatales. Sin embargo, hay muchos conceptos dispares sobre cómo proceder, ya que algunas ideas apuntan a buscar yacimientos en pozos de hasta 3.200 metros, profundidad a la que es imposible llegar debido al costo que puede acarrear. “Actualmente, un millón de BTU cuesta alrededor de US$80. Por eso es que el gas es tan caro allá en Venezuela “, explicó el embajador.

Impacto en la producción agrícola

Otro punto a considerar es que el peso de los fertilizantes en la estructura de costos de una finca productora de alimentos puede variar dependiendo del producto y la región. Mientras que en la Región Caribe pueden pasar de 25% para el arroz a 7,9% para el algodón, Cundinamarca presenta oscilaciones de 22% en papa para uso industrial y 13,1% en papa pastusa. En general, el rango varía entre 8% y 28%.

“El tema también es la disponibilidad, porque con la invasión se ha visto afectada tanto la compra de fertilizantes como su logística, pues hay áreas donde los barcos no llegan. Eso impacta la oferta y el precio”, añadió Díaz, que también recalcó la importancia de observar por cultivos si el potencial exportador disminuye debido a descensos en su productividad.

El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Jorge Enrique Bedoya, comentó que los fertilizantes pueden impactar entre 30% y 40% del costo de producción agrícola. Bajo esta perspectiva, los productos que más se resienten son aquellos cuyas ventas se centran en el terreno nacional, pues su costo está atado al mercado internacional, pero su precio es doméstico.

Por el contrario, aquellos que tienen precio en dólares cuentan con el valor de la divisa estadounidense como variable de cierre. En casos como la palma o el aguacate hass, si suben mucho sus costos es por la tasa de cambio, entonces su afectación o beneficio dependerá de qué tanto aumente el precio de las exportaciones.

Bedoya también recalcó que se debe tener presente el precio de la materia prima en dólares, ya que aún no vuelve a los niveles registrados antes de la pandemia, por lo que no hay una tendencia marcada o una caída abrupta en precios internacionales. Esto empata con la volatilidad permanente del dólar que, si bien registró caídas importantes en enero, mantiene niveles que encarecerían el costo de importación con cualquier incremento en la tasa de cambio.

“Al final del día lo que el productor quiere es calidad y precio. Si el gobierno compra Monómeros o no, es un factor adicional en el mercado nacional. Con esa operación, lo que le importa es qué va a pasar con los precios y el producto”, añadió.

El directivo subrayó que el precio también depende de la nacionalización, que es otro tema que se le ha sugerido al gobierno para revisar el tema de insumos, pues debería estar en tiempo real y no con meses de rezago. “Todo lo que se nacionalice debe tener información en tiempo real disponible para la gente; debemos saber cuál fue el costo en dólares, tasas de cambio y valor en pesos. Eso nos ayudaría a monitorear más”, concluyó.

Forbes Colombia también buscó a las directivas de Monómeros para conocer sus perspectivas frente a la operación que se adelanta, pero no hubo respuesta.

El debate sobre Monómeros no será fácil. Establecer un precio y unas reglas de gobernanza es vital. Pero los mercados seguirán en alta tensión. ¿Se logrará un trato justo?

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