En varias ocasiones el presidente Gustavo Petro ha desestimado el papel de los empresarios en la economía colombiana. Su tono retador se ha acentuado en los discursos y ahora sus palabras ponen en riesgo la inversión y varios proyectos.
¿Cuál es el problema de Gustavo Petro con la empresa privada? Esa quizás es una de las preguntas que quedan en el aire minutos después de que el presidente culmina un discurso en una plaza pública. Se trata de una inquietud que surge de los constantes rechazos del mandatario frente al papel que cumplen los empresarios y la capacidad que tienen sus palabras para estigmatizar la inversión privada, el mercado de capitales y algunos sectores claves de la economía.
La situación viene desde la campaña, no es de ahora, pero se ha intensificado en las últimas semanas. El tono retador del presidente se ha acentuado en el ambiente y ha generado una mayor incertidumbre frente a lo que viene para el país, lo que está en juego y cómo este tipo de declaraciones -que son reiteradas- podrían poner en vilo los millones de dólares que año tras año ingresan al país como inversión privada.
El presidente parece no querer a los empresarios y así lo ha mostrado en sus discursos. El año pasado, por ejemplo, promovió una reforma tributaria mediante la cual se gravó aún más el sector petrolero y minero. Con un argumento de acelerar el cambio climático y marchitar estas industrias, Petro reiteró en varias instancias que el petróleo y el carbón eran los principales males de la sociedad, e incluso los llegó a comparar con la cocaína.
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En medio de ese debate, tuvo duros pronunciamientos contra los petroleros y los mineros, mostrando su distancia y dejando en vilo al sector, que aún no tiene claro cuál será la hoja de ruta para los próximos cuatro años.
Su discurso no paró ahí y a mediados de diciembre se fue en contra de las concesiones: en una alocución en Buenaventura, el presidente aseguró que en las autopistas 4G “se tira un poco de plata”, y que estas carreteras solo servían “para importar productos y matar la producción nacional”. Además, dijo, solo se benefician “los dueños del gran capital”.
Sus declaraciones provocaron algunas críticas y principios de enero, el Jefe de Estado anunció que las concesiones viales tenían que congelar las tarifas de peajes, una medida cuestionada por quienes están en el sector, pues se calificó como un cambio en las reglas de juego.
“Se genera un clima de inseguridad jurídica que, por razones obvias, redunda en incertidumbre entre aquellos financiadores e inversionistas que apuestan por iniciativas de esta naturaleza”, explicó en ese momento Juan Martín Caicedo, presidente de la CCI.
Aunque parecía que el presidente iba a lograr construir un discurso más conciliador de cara a las reformas sociales que se avecinan este año, sus posturas mostraron todo lo contrario. Hace dos semanas, el presidente se fue en contra de la empresa privada para defender los cambios que buscaría a través de su reforma pensional, laboral y a la salud. Según él, se le ha entregado el país a los más poderosos de Colombia y eso no ha permitido que haya equidad social ni mucho menos sistemas eficientes.
De hecho, Petro se fue lanza en ristre contra los banqueros colombianos por cuenta del sistema de pensiones y señaló que es un modelo fallido: “Se vende la tesis que tenemos uno de los mejores modelos pensionales y es mentira. Desde que se aprobó en 1993, yo voté en contra siendo por primera vez parlamentario. Desde que se aprobó en ese momento lo que hemos tenido es una enorme masa de cotizantes entregándole el dinero todos los meses a los dos bancos más grandes del país, mientras nadie recibe pensión”, explicó durante su intervención desde la ventana de la plaza de armas de la Casa de Nariño.
Y añadió: “Qué negociazo el que se ha hecho con el trabajo de los colombianos y colombianas -dijo-. Se han manejando hasta $300 billones, se han convertido en negocios, con eso se han comprado acciones en el Grupo Energía de Bogotá, con eso se han hecho puentes que se caen, se han hecho préstamos al Estado con una muy bonita tasa de interés. Con eso se han enriquecido y aumentado patrimonios. Con eso se han hecho inversiones en el extranjero, pero nadie se ha pensionado durante estos 30 años”.
En ese mismo discurso, advirtió que las EPS han construido un negocio a partir de la salud de los colombianos, dejando en quiebra a hospitales y clínicas. Sus palabras precisamente se trasladaron a la reforma a la salud que se presentó ante el Congreso, por lo que a través de la iniciativa se busca estatizar el sistema, eliminar el aseguramiento y minimizar el papel que juegan estas entidades en la gestión de los pacientes.
“En manos de las EPS llevó a la quiebra de hospitales, la integración vertical y la pauperización laboral”, reiteró hace unos días, desafiando y omitiendo los avances que se han logrado en los últimos 30 años desde que se aprobó la Ley 100.
El discurso no paró ahí y una semana después sostuvo que el internet de fibra óptima en Colombia debería ser instalado y manejado por las juntas de acción comunal y no por las empresas de telecomunicaciones como Claro, Tigo y Movistar, entre otras.
“Estamos acostumbrados a que es Claro o Movistar o no sé qué. ¿Por qué no la puede poner la acción comunal? ¿Por qué la juventud no puede impulsar la necesidad de conectividad?”, dijo el mandatario.
No es la primera vez que Petro criticaba a los operadores de telecomunicaciones en Colombia, pues en septiembre del año pasado, por ejemplo, aseguró que le parecían insuficientes las inversiones en infraestructura que han hecho las empresas.
“Que vamos a pasar a la 5G vamos a pasar, pero 5G en manos de operadores privados como hoy es la 4G, solo va a llegar donde es rentable. La mayor parte de la población colombiana, por la escasez de sus ingresos, hace que en la mayor parte del territorio colombiano no sea rentable para estos operadores”, reiteró el mandatario.
A esto se sumó que, en medio del trámite de las reformas sociales, Petro emitió un decreto para intervenir las comisiones reguladoras de servicios públicos, advirtiendo que tomaría el control para reducir las altas tarifas de energía que se registraban en el país.
Esto ha generado en la última semana un ambiente de incertidumbre frente a lo que pasará en el sector, pues a este anuncio se ha sumado que, según Petro, se debería “democratizar la energía”, pues hoy “tenemos un oligopolio de seis grandes generadoras de energía que, prácticamente, tienen por el cuello a través del cobro de las tarifas a la mayoría de la población colombiana”.
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Todos estos pronunciamientos resultan inquietantes para los empresarios, los inversionistas y los gremios, quienes han hecho un llamado a que se mantengan las reglas de juego claras y la institucionalidad del país.