'Dicha', el nuevo emprendimiento del 'man de los chorizos' es una propuesta que combina la gastronomía colombiana e italiana con la que espera poner su nombre en toda Europa.

En agosto de 2021, Forbes Colombia pudo descubrir en detalle la historia de Juan David Castillo, conocido como ‘El man de los chorizos’, que para entonces llevaba poco más de cuatro años desarrollando un emprendimiento centrado en la producción y venta de embutidos colombianos en las principales ciudades de Francia. Para entonces, ya tenía en mente grandes planes de expansión con su marca hacia los países vecinos, pero una idea adicional cruzó por su mente durante largo tiempo hasta que se hizo realidad en noviembre del año pasado: montar su propio restaurante.

Su restaurante, al que llamó ‘Dicha’, arrancó hace seis meses con el propósito de “captar a la comunidad general”. Por ello, su propuesta le apunta tanto a un menú europeo mediante platos italianos, como a las especialidades colombianas que siguen en su línea de mostrar al país por todas partes.

Esa idea nació gracias a su amigo Máximo, un colombiano de papá argentino y esposa italiana con quien produce aceite de oliva en Sicilia y maneja una empresa de productos para pizza llamada ‘Oliomatto’. Además de compartir el impulso de sus propias marcas, a Juan David y a Máximo también los unió la música, gracias a la experiencia del primero en armar “rumbas” y del segundo como DJ con una amplia y variada colección de vinilos.

“Nos encontramos así por ahí en una fiesta, entonces yo le propuse hacer rumbas juntos. Ahí nos fuimos conociendo y nos caímos bien y empezamos a hacer cosas”, comentó Juan David en entrevista con Forbes Colombia.

Máximo y Juan David, gestores de ‘Dicha’ – Cortesía: El man de los chorizos

Por esa época, que data de hace tres o cuatro años, Máximo tenía un restaurante italiano en el barrio 8 de París que Juan David solía frecuentar para almorzar. Desde entonces, la idea de montar un negocio juntos empezó a rondar la cabeza de Juan, pues haciendo los eventos se dio cuenta de que necesitaban un espacio para guardar sus equipos.

“Eran eventos donde yo hacía comida y donde él ponía música, entonces teníamos esa necesidad de tener un espacio para guardar tanta cosa que uno va acumulando, entonces yo siempre le insistía: Máximo, tenemos que montar ese restaurante, eso funciona bien”, añadió.

Los dos amigos, que ya habían desarrollado el chimichurri que Juan David vende a la par de sus chorizos y morcillas, empezaron a “dar lora” para buscar locales, pero se encontraron con la realidad de los elevados precios de los mismos. Unido a ello, el restaurante italiano de Máximo cerró por el impacto de la pandemia de Covid-19, lo que dificultó aún más ejecutar la idea, aunque no les hizo desistir de tocar puertas.

Fue entonces cuando empezaron a hablar con la Alcaldía de París a la par que visitaban más locales, hasta que Juan David halló uno en el barrio 18, conocido por ser uno de los más cosmopolitas de la capital francesa y por ser la zona que concentra la producción del ‘man de los chorizos’. Sin pensarlo dos veces, se lanzaron al agua y buscaron un préstamo en la banca para adquirir el local.

La inversión

Para obtener el capital para montar su restaurante, Juan David y Máximo negociaron con el dueño del local, al que técnicamente se le llama ‘fondo de comercio’ en Francia. El primero paso consistía en abonar el 30% del valor del lugar, para luego establecer una estrategia de financiación con el 70% restante. Entre los dos recogieron el equivalente de la cuota inicial y se fueron al banco para conseguir el préstamo necesario para gestionar el papeleo y concretar la adquisición.

Pese a que todo estaba funcionando, Juan David no oculta el hecho de que comprar un bien en Francia es demasiado caro, pues todos los gastos ya mencionados suman el dinero que se debe pagar en notarios y abogados para legalizar las transacciones involucradas en el negocio. De ahí que, si bien lograron que el banco les prestara para llevar a cabo la idea, se quedaron muy cortos en liquidez.

Poner el local a punto les costó a Máximo y Juan David mucho más de lo que pensaban – Cortesía: El man de los chorizos

“Nosotros somos principiantes en el tema de comprar un negocio, y ahí nos dimos cuenta que hay muchas cosas. Por ejemplo, en la renovación supimos que se nos iba a ir un presupuesto mucho más grande del que teníamos, porque queríamos hacer un lugar muy bonito”, explicó Juan David.

Con todas esas ideas en mente, la inversión total se ubicó alrededor de los 300.000 euros (unos $1.530 millones). Fue en esa época cuando Juan David supo que necesitaba otro socio que les ayudara a equilibrar esa suma, por lo que le propuso a Manuela Londoño, una vieja amiga también oriunda de Manizales y residente en París, que participara en el negocio al saber que tenía un dinero libre para invertir.

“Ella me comentó que, como yo conocía tanto emprendedor, que si de pronto sabía de alguien que necesitara inversión. Justamente por esos días, nosotros estábamos también buscando esa opción, entonces fue una cosa muy coincidencial, y así fue como ella entró a inyectar más capital y a manejar la parte administrativa”, añadió.

Máximo, Manuela y Juan David tras configurar el proyecto – Cortesía: El man de los chorizos

Con el equipo ya conformado y el proyecto en marcha, la prioridad apunta a replicar este concepto por todas las ciudades principales de Francia y también en Europa. Para Juan David, el concepto se presta “para hablar como siempre lo hemos querido de nuestros países”, idea que ya le ha dado resultados evidenciados en la gente que se ha acercado poco a poco a preguntar por el negocio y sus productos.

“Nuestra visión es llegar a poner ‘Dicha’ y nuestro concepto italo-colombiano por todas partes, entonces hoy en día sí nos gustaría empezar a participar en ruedas de inversión para que alguien se interese con un capital importante y empezar a replicar el concepto con otras sedes por toda Europa. Por lo menos, mis clientes por todo Francia ya lo están reclamando, y yo sé que es una cosa que funcionaría muy bien”, dijo Juan David.

¿Qué pasó con los chorizos?

Como todo emprendedor en proceso de expansión, Juan David se vio obligado a delegar su producción de chorizos y dejarlo en manos de su padre, consciente de que ya es tema más operativo y que el proceso de producción y comercialización de los chorizos y las morcillas ya está claro.

Juan David reconoce que ese era un paso que había que dar, sobre todo ante una necesidad evidente de tener su propio espacio. “La carnicería es un sitio que no es mío, y también se estaba generando mucho flujo de clientes allá a ese sitio y a los demás puntos de venta, entonces no era algo que me favoreciera a mí sino a los dueños”, señaló.

Con eso en mente, el concepto de ‘Dicha’ no es un restaurante como tal, sino “más o menos como una cafetería donde la gente viene, mira que lo que les gusta y nosotros se lo pasamos a las mesitas”. Y es que, si bien tienen comida elaborada como para hacer un almuerzo tanto italiano como colombiano, también cuentan con productos de panadería donde destacan las empanadas, panes, arepas de queso y arepas de chocolo, entre otros alimentos icónicos del país.

Mientras que Juan sigue comercializando los chorizos, su padre es quien está al frente del tema de la producción de la mercancía de su marca, pues hoy en día está al 100% en ‘Dicha’, que a su vez se convirtió en el principal punto de venta de chorizos.

‘Dicha’ se ha convertido en la nueva fortaleza de los chorizos de Juan – Cortesía: El man de los chorizos

En el último mes vendimos alrededor de 3.000 chorizos en el restaurante. Eso nos sorprendió mucho, pues esa dinámica ha convertido a nuestro nuevo negocio en un lugar clave para la distribución de mis productos cocinados y crudos”, comentó.

Además de los chorizos y la gastronomía colombiana, Máximo y sus productos están muy focalizados a la comida siciliana, apuntando a que sus clientes, siendo de cualquier nacionalidad, lleguen a ‘Dicha’ preguntando con propiedad tanto por los pandebonos como por los ‘arancinis’, croquetas de arroz típicas de la región ubicada frente a la punta de la “bota” italiana.

Esta variedad de productos también ha llevado a Juan y Máximo a considerar la posibilidad de incluir un servicio de catering dirigido a empresas y familias. “Son proyectos muy ambiciosos que son prácticamente otro negocio aparte, entonces para eso necesitamos capital y personal”, comentó Juan, quien también reconoce la complejidad que representa conseguir personal en Francia que se quiera quedar y que le gusten las condiciones del negocio.

Tras seis meses de iniciar su nuevo negocio, la cabeza de Juan David sigue maquinando nuevas ideas que le ayuden a ampliar su campo de acción todavía más. Si bien reconoce lo retador del panorama, inconscientemente está siguiendo el camino de todo emprendedor que sabe que no puede quedarse quieto si quiere innovar y que su marca se escuche en otras latitudes. Esa es la clave del éxito.

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