El director de la Fundación Euroamericana, Ramón Jáuregui, destacó que América Latina padece una fractura supranacional que se ha traducido en "una pérdida de oportunidades".

El cambio político que atravesó América Latina durante el año pasado no fue ajeno para el resto del mundo. De hecho, desde Europa se vio con enorme entusiasmo esa transformación, en donde Colombia ha destacado como uno de los casos más potentes. Tanto así, que los proyectos y reformas anunciados durante los últimos siete meses no habrían sido recibidos con escepticisimo por aquellos socios potenciales que tendría el país en el viejo continente.

“Nosotros vemos como mucha admiración y con mucho afecto la visión de los proyectos que se ha trazado el presidente Petro por ejemplo en relación con la paz total en relación con la transición energética o la transición climática”, dijo el presidente de la Fundación Euroamerica, Ramón Jáuregui,en entrevista con Forbes Colombia.

El directivo, que también se destacó como diputado del Parlamento Europeo por la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas entre 2009 y 2019, sostuvo que Colombia tiene una oportunidad enorme para ampliar su potencial como nación mediante esos nuevos proyectos, sobre todo desde el punto de vista comercial. Y es que, tanto en el TLC con la Unión Europea, que entró en vigencia el año pasado, como con aquellos que se tienen en otras naciones, el país importa más de lo que exporta.

“La mejora de eso es que Colombia sea capaz de exportar productos con valor, no solamente sus recursos naturales, sino añadir valor a su propia riqueza natural para entrar en los mercados europeos que están en el convenio“, comentó Jáuregui tras la clausura de la cuarta edición del Foro Colombia-Unión Europea, que concluyó ayer.

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Cabe recordar que el acuerdo comercial entre Colombia y la Unión Europea establece libertad de aranceles, por lo que no se grava la exportación colombiana. Eso quiere decir que “todo lo que ustedes pueden enviar a los mercados, lo van a poder hacer”. No obstante, el experto detalló que un aspecto mucho más importante que el comercio apunta a las inversiones, sobre todo si se tiene en cuenta que la UE es el mayor socio de Colombia en ese apartado.

Según el reporte de inversión extranjera en Colombia para 2022, realizado por el Banco de la República, el país recibió US$17.048 millones de inversión, cifra que creció 81,7% frente al monto registrado en 2021. De ese monto total, la Unión Europea suele aportar hasta 20%, pero para mantener esos niveles, están implicitas diferentes aristas, como capital, tecnología y capacidad de mejorar nuestros propios productos.

“Muchas veces se quejan de que Europa exige estándares medioambientales y laborales muy altos para exportar, y puede ser que sea verdad, porque quieres ver que allí tenemos unos niveles, pero esa exigencia a la cadena de valor que tienen las empresas europeas con sus proveedores les hace a ustedes más competitivos internacionalmente”, apuntó el directivo.

Si bien desde Europa existe ese afecto hacia los proyectos del presidente Petro, que desde luego son ambiciosos y que evidencian un puerto al que dirigirse, Jáureguí subrayó que aún se echa en falta una coordinación regional mayor. Y es que hay una creencia de que América Latina padece “una fractura supranacional” que conlleva a una pérdida importante de oportunidades.

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“Ustedes saben que los europeos tenemos un mercado interior de 27 estados miembros con 470 millones de consumidores. Con esos números, un 50% de nuestro comercio exterior es interior, es decir que la mayor parte de los países europeos nos vendemos entre nosotros. Esa es una cifra que en América Latina no pasa del 10%, y es un reflejo muy evidente de lo que está perdiendo la región por su falta de construcción supranacional de mercados más armónicos y más homogéneos”, explicó.

Es por ello que, a juicio del presidente de la Fundación Euroamericana, mucho de lo que Europa quiere lograr con la región encuentra la ausencia de planes coordinados. Es muy fácil de ver esto cuando se miran aspectos como las grandes infraestructuras físicas o los sistemas tecnológicos que unen a varias naciones de la región. Otro aspecto preocupante ha sido la falta de armonización normativa entre los diferentes países, que facilitarían a los inversores y a los mercados mejores oportunidades.

Sin embargo, Jáuregui reconoce que “hay una oportunidad y una esperanza”. Y es que, a su juicio, estos gobiernos de izquierda están comprobando que “es muy distinto gobernar que predicar” debido al costo que representa llevar a cabo sus proyectos de transformación. Algunos de los más destacados apuntan a los avances en la integración regional o la mejoría de recaudación fiscal como base de una política de servicios públicos más amplia.

No obstante, hay algunos que “no se han intentado” como la armonización y aproximación de los mercados. “La Alianza del Pacífico ha sido una alianza para la exportación, pero una alianza de verdad es la que construye internamente medidas armonizadoras sin dificultad normativa. Eso sabe usted lo que significa: reducción de costes para los ciudadanos”, resaltó el ejecutivo.

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Si bien América Latina tiene todas las condiciones para hacer eso, requiere que la cúspide política trabaje en esa dirección. Desgraciadamente, no se han producido esos esfuerzos, y las experiencias regionales latinoamericanas “han sido ideologizadas”, al observar los casos de Unasur y Prosur, esta última creada por los expresidentes Sebastián Piñera e Iván Duque para contrarrestar el sesgo izquierdista que adquirió la primera.

“Desde Europa hay un aprecio y un efecto grande por lo que representa de coincidencia de objetivos, que estos nuevos líderes, esta nueva izquierda latinoamericana representa, pero tengo muy claro que la integración regional requiere una superación ideológica”, detalló Jáuregui.

A pesar de que haya dificultades geográficas y macroeconómicas en los diferentes estados de la región que hay que respetar, y que han sido un factor para que varios analistas descarten la posibilidad de una integración regional, el presidente de la Fundación Euroamerica elogió el hecho de que América Latina solo tenga dos idiomas, aspecto que facilitaría el entendimiento de las naciones latinoamericanas.

“Ustedes imaginen lo que ha sido hacer el mercado común con 22 idiomas existentes en la Unión Europea. Y es que una de las partes más importantes del coste del Parlamento Europeo es el de la interpretación, que representa aproximadamente un tercio del total porque hay traducción simultánea en todas las reuniones”, recalcó.