¿Cómo romper los ciclos de pobreza y de violencia en un país que niega la existencia de las personas afrodescendientes? Esa invisibilidad estadística es un problema que el país tiene que resolver si quiere avanzar hacia la igualdad.

¿Cómo romper los ciclos de pobreza y de violencia en un país que niega la existencia de las personas afrodescendientes?

La ausencia de registros estatales administrativos desagregados en términos étnicos raciales y de género para la población afrodescendiente, limita la capacidad de estos grupos poblacionales para participar plenamente en sociedad y son otra evidencia del racismo estructural y la discriminación histórica que permea a todos los rincones de Colombia.

El debate sobre la necesidad de información estadística verídica y confiable, y de políticas públicas que atiendan y entiendan las necesidades puntuales de la población afrodescendiente, toma aún más fuerza en el marco de las conmemoraciones del pasado 21 de marzo, Día internacional contra la discriminación racial. La invisibilidad estadística  no solo vulnera a la población afrodescendiente, sino que entorpece el accionar del Estado e imposibilita construir una nación con justicia racial. 

De acuerdo con el documento La invisibilidad estadística de la población afrocolombiana y su impacto en los derechos humanos, la disponibilidad de datos de manera desagregada en términos étnico-raciales está directamente ligada a la garantía de los derechos de esta población.   La información que presenta el análisis se convierte en un insumo primordial para reconocer las situaciones de desigualdad que experimentan los grupos históricamente discriminados en contextos específicos y, en consecuencia, tomar decisiones que apliquen criterios diferenciales que permitan atender estas brechas sociales. 

El Estado colombiano tiene la responsabilidad de evaluar las condiciones de disponibilidad y calidad de la información que da cuenta sobre el goce de los derechos fundamentales de la población étnica. La ausencia de datos  implica que no se puedan identificar ni visibilizar graves vulneraciones de derechos humanos, como la violencia policial racista o el asesinato de personas defensoras de derechos humanos afrodescendientes. Tampoco contamos con un efectivo seguimiento de casos de racismo escolar, situación que entorpece la labor de la institucionalidad, dificultando la toma de acciones concretas para enfrentar esta problemática.

En Colombia, los niveles de pobreza e insatisfacción de la garantía de los derechos de la población afrodescendiente son desproporcionados en comparación con las personas no afros, y la falta de oportunidades y de representatividad en los distintos escenarios de poder económico erosiona las esperanzas de las nuevas generaciones que le apuestan a un mejor país en medio de la barbarie de la guerra.

Si la condición étnico-racial es un factor preponderante en la explicación de las desigualdades entre afrodescendientes y no afrodescendientes, la aplicación de políticas  antirracistas y de diferenciación positiva o acción afirmativa, nos permitirá  eliminar las privaciones que limitan el goce efectivo de los derechos humanos y las libertades fundamentales en condiciones de igualdad de esta población, y garantizar el mejoramiento de la calidad de vida de los afrocolombianos  más pobres.

Por: Audrey Mena*
*La autora es es abogada con maestría de la Universidad de Notre Dame y doctora en derecho de la Universidad del Rosario, con experiencia en temas de derechos étnicos colectivos y derechos culturales. Actualmente es la directora general adjunta de ILEX Acción Jurídica.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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