En Colombia las mujeres tienen 13% menos morosidad que los hombres, según un estudio de RapiCredit.
Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en varios países de América Latina han dejado en evidencia que las mujeres presentan una tasa de morosidad menor que los hombres en créditos otorgados por instituciones financieras formales. En Colombia la tendencia se repite.
Un reciente informe de la compañía RapiCredit dejó ver que las colombianas tienen mejor comportamiento de pago que los hombres, con una tasa de morosidad 13% inferior a la de ellos. Esto, pese a que ambos géneros cumplen los mismos requisitos a la hora de solicitar deuda.
Actualmente la tasa de cartera de la compañía, es decir el porcentaje de personas que no han cumplido con sus obligaciones de pago es de 6,5%, del cual el 58% son hombres y el 42% mujeres.
El reporte también evidenció que, pese a ser las más ‘buena paga’, las mujeres siguen siendo menos propensas que los hombres a tener una cuenta bancaria, una tarjeta de crédito o acceso a la banca tradicional. El informe de 2019 de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) detalla que el 79% de los hombres adultos en Colombia tienen al menos una cuenta bancaria, mientras que sólo el 69% de las mujeres cuentan con una.
Lo anterior responde a factores como: barreras culturales y sociales, falta de educación financiera, falta de propiedad de activos y discriminación de género en el mercado laboral y en el acceso al crédito. Sin embargo, y de acuerdo con investigaciones de RapiCredit, esta situación también obedece a que el nivel de confianza por parte de las mujeres con los bancos es baja, por lo mismo y tienen menos probabilidades que los hombres de utilizar tarjetas de crédito, préstamos y otros servicios financieros.
¿Para qué solicitan crédito las mujeres?
Las cifras de RapiCredit, según sus clientes, detallan que las mujeres destinan sus créditos en primer lugar a imprevistos de sus hijos, como ropa y útiles escolares (15%). En segundo lugar, estos recursos van para el pago de servicios públicos (12%). En el tercer escalón está el pago de otros préstamos (10%), y por último, para temas de salud, mercado o negocios propios (8%).
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