Se habla mucho de equidad de género en las organizaciones, pero muy pocas empresas la practican de fondo en sus operaciones. ¿Cómo convertirlo en una práctica real de las empresas?
La inclusión, la diversidad y la equidad de género hacen parte de conversaciones cada vez más presentes en las juntas directivas y espacios de alto nivel empresarial. Sin embargo, al igual que sucede con las tendencias del momento en redes sociales, su carácter suele ser efímero.
Cada marzo la conversación alrededor del “poder femenino” crece y todas las empresas sacan a relucir sus estrategias de inclusión a través de cientos de foros, publicaciones en redes sociales, eventos, etc. Esto permite visibilizar los esfuerzos de quienes trabajan para crear espacios más inclusivos. Sin embargo, al revisar las cifras nos damos cuenta de lo rezagados que estamos en lo que respecta a participación femenina en el sector empresarial.
Un reciente estudio encontró que hasta las industrias más “modernas” aún tienen muchas áreas de oportunidad en términos de inclusión. Por ejemplo, en Colombia tan solo el 35% del sector TIC está conformado por talento femenino, y la diferencia entre los salarios pagados a mujeres en comparación con los hombres es un 15% menor. ¿Qué está pasando?, ¿por qué estas acciones no se traducen en resultados de impacto? Si bien hay una gran cantidad de factores que influyen, uno de los principales es que muchas compañías conciben la diversidad como un ‘nice to have‘ en su cultura corporativa, y no como un eje transversal en sus estrategias de negocio.
Está demostrado que una compañía diversa no solo es mucho más atractiva para el talento, sino que tiene 15% más de probabilidad de tener una rentabilidad económica superior a la media nacional. Además, las empresas con más del 30% de mujeres en cargos directivos son más propensas a tener mejor desempeño. Estas cifras evidencian que la diversidad permite contar con equipos de alta calidad y variedad de criterios y voces.
Si queremos mantener relevancia en el mercado, sin importar cuál sea nuestro sector, es importante que desde las compañías hagamos esfuerzos reales para generar espacios incluyentes, multiculturales y equitativos, para además de seguir siendo competitivos en el presente, mantenernos vigentes en el futuro. Sobre todo, teniendo en cuenta que los consumidores y los trabajadores serán cada vez más demandantes, no solo con nuestros productos y servicios, sino con los valores que representan nuestras organizaciones.
Como líderes, nos invito a que labremos el camino para que el talento femenino pueda llegar y escalar a posiciones de alto nivel sin ningún tipo de discriminación o estereotipo de por medio, y convirtamos a nuestras organizaciones en agentes de cambio positivos. De igual manera, les digo a todas las mujeres que, sin importar su responsabilidad al interior de las compañías, pueden ser impulsoras y gestoras de una cultura diversa e incluyente.
Por supuesto, aún quedan muchos retos por superar, pero estoy segura de que el trabajo mancomunado de todos los que hacemos parte del tejido empresarial colombiano nos permitirá sentar las bases para hacer que cada vez más mujeres ocupen cargos de alto nivel, y que la diversidad sea (por fin y no solo durante un mes) una realidad.
Por: Sandra Hinestroza*
*La autora es Directora General de HP en Colombia.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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