Forbes Colombia consultó algunos de los bancos más grandes del mundo con presencia en el país para entender sus perspectivas al respecto. Hay tranquilidad por el comportamiento de la deuda externa y la fortaleza de las regulaciones bancarias, pero también consenso en que no podemos confiarnos del todo.

Si nos preguntábamos cuál sería el impacto de la crítica coyuntura mundial en la banca colombiana, hay que recordar cómo funciona la economía del país, así como lo hacen las naciones emergentes: emiten bonos, subsisten mediante créditos, no aumentan las exportaciones y se siguen endeudando. El problema es que ese modus operandi es muy parecido al de un ‘banco zombie’.

Los bancos zombies son aquellas instituciones financieras que no quebraron tras el crash de 2008 y funcionaron a punta de apoyos de la Reserva Federal o sus autoridades regionales. El problema fue que siguieron operando como lo hacían antes y sin tener retornos de ningún tipo. Lo anterior no fue problemático en entornos de tasas de interés bajas, pero con los incrementos del último año, la historia fue totalmente diferente.

Con esto en mente, el head of territory de BNP Paribas para Colombia, Jorge Valderrama, explicó que lo ocurrido con Silicon Valley Bank y Signature Bank en los Estados Unidos, así como el desplome de Credit Suisse en Europa tienen características muy específicas en cada caso, por lo que la causa detonante se puede generalizar como una “corrida bancaria” de los depositantes de las instituciones mencionadas, en vez de una crisis financiera. 

Además, cabe recordar que, desde el pasado 12 de marzo, no ha habido ningún otro banco que haya tenido que cerrar sus operaciones en los Estados Unidos.  Lo anterior hace concluir que las medidas adoptadas por la Reserva Federal y los mensajes del Tesoro americano generaron tranquilidad entre los depositantes y los mercados financieros, por lo que no se prevé otro evento similar, mucho menos con los bancos más grandes de ese país.  

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“La actuación de la política económica fue rápida, garantista del ahorro y capaz de aislar la mayor parte de los posibles efectos sobre el resto de la economía. De hecho, la volatilidad inicial que tuvieron los mercados internacionales se ha ido dispersando gradualmente porque entendieron que eran casos específicos y no sistémicos del sistema financiero internacional”, dijo el presidente de BBVA para Colombia, Mario Pardo Bayona.

En el caso de Europa, las autoridades suizas fueron sumamente rápidas en su accionar y no hubo un efecto de contagio más allá de un rumor sobre la salubridad financiera de Deutsche Bank que fue desestimada por el Canciller Olaf Scholz y no pasó a mayores. Por ello, Valderrama sostuvo que “no ha habido ni habrá un efecto sobre Colombia ni su sistema financiero”.

A pesar de ello, el país parece no querer correr riesgos a futuro. Bajo esa perspectiva, el economista de Citi para Colombia y Perú, Esteban Tamayo, comentó que los bancos centrales de Latinoamérica, incluyendo el de Colombia, empezarían a desligarse de la Reserva Federal, pues “no nos podemos dar el lujo de esperar hasta que la FED corte tasas para que nosotros lo hagamos también”.

El Banco de la República se estaría jugando el crecimiento del año entrante y del que sigue, entonces necesariamente creemos que tiene que cortar tasas en la segunda mitad del año, probablemente alrededor de septiembre, para empezar por lo menos a mantener la tasa de interés real”, explicó Tamayo, revelando además que sus proyecciones de inflación apuntan a 8% al cierre del año, así como un crecimiento económico que oscile entre 1% y 2%.

“La actuación de la política económica fue rápida, garantista del ahorro y capaz de aislar la mayor parte der los posibles efectos sobre el resto de la economía”

Mario Pardo Bayona, presidente de BBVA para Colombia

Esa toma de buenas decisiones ayudaría a que el país pueda prevenir este tipo de crisis. Para lograrlo, Pardo sostuvo que, en primer lugar, se debe seguir priorizando la estabilidad macroeconómica y un crecimiento sostenible, con tasas de inflación e interés más bajas y con mejores niveles de ahorro interno. Si bien destacó que la economía colombiana va en esa dirección, aún le faltan “ajustes necesarios y saludables que el país irá logrando a lo largo de este y el próximo año”. A esto le ayuda que la política económica está comprometida con la reducción de la inflación y el déficit fiscal. 

En segundo lugar, el ejecutivo resaltó la necesidad de mantener la senda de implementación de los acuerdos de Basilea, enfocados en recomendaciones sobre supervisión y regulación bancaria emitidos por el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria (BCBS por sus siglas en inglés). Esto incluye seguir fortaleciendo la regulación de los conglomerados financieros, profundizar el uso y la oferta de los medios digitales en los servicios financieros, y estar atento a las señales de vulnerabilidad que surjan durante el comportamiento de los negocios. 

Con respecto al déficit fiscal, Tamayo destacó los reportes del Gobierno sobre esta materia que revelaron un nivel de deuda PIB de 58%, cifra que contrasta mucho al 70% registrado en 2021. “Según las proyecciones del Gobierno, que creo yo son creíbles, tienen el indicador llegando a 55% en cuestión de un par de años, que es el nivel ancla en la nueva regla fiscal”, agregó.

Ante esta coyuntura, Colombia está en una trayectoria de deuda más digerible para los inversionistas. Si bien aún queda un poco de ruido político, porque todavía existe la posibilidad de que las reformas a la salud, laboral y pensional generen mayor gasto público y, por ende, mayores déficit y nivel de deuda, Tamayo celebró que el Congreso de la República se haya centrado en limitar este aspecto en los últimos debates.

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Creo que ya estamos alejados de esa trayectoria de insostenibilidad. Quedan riesgos que los iremos resolviendo este año, y posiblemente el próximo, con todas estas reformas que estamos discutiendo, pero ya pasamos ese punto crítico donde pronto entrábamos a insostenibilidad de la deuda”, complementó el experto de Citi.

Otro riesgo que descartaron los expertos fue el de eventuales apariciones de ‘bancos zombie’ en Colombia. Al respecto, Pardo consideró que no hay un banco así en el país, pues a su juicio, el sistema financiero colombiano goza de buenos niveles de solvencia y liquidez. De hecho, en este último caso, con la implementación de los requisitos de fondeo estable desde el año pasado (CFEN), todos han mejorado su estructura de fondeo, incluso incurriendo en mayores costos de financiamiento para lograrlo. 

Para Valderrama las medidas tomadas por el Gobierno Federal americano contribuyeron en buena forma a evitar una “corrida bancaria” en otros establecimientos de los Estados Unidos, lo que impidió un efecto dominó que podría haber afectado países emergentes, específicamente a Colombia.  

A los llamados bancos zombies se les debe exigir un nivel de capital adecuado, un estricto reconocimiento de aquellas deudas impagadas y manteniendo un nivel de provisiones para aquella cartera de mayor riesgo”, subrayó el directivo de BNP Paribas.

“El Banco de la República se estaría jugando el crecimiento del año entrante y del que sigue, entonces necesariamente creemos que tiene que cortar tasas en la segunda mitad del año”

Esteban Tamayo, economista de Citi para Colombia y Perú

Cabe resaltar que Colombia implementó unas regulaciones muy importantes después de la crisis de finales de los años noventa. En aquel entonces, cuando el sistema financiero sufrió la última gran crisis en el país, se aprendieron muchas lecciones del pasado. Por ejemplo, la Ley de Vivienda de aquel momento redujo la exposición del sector financiero, estableció el sistema de pre-ventas, garantizó la destinación correcta de los recursos recaudados por los constructores en la pre-venta, entre otras medidas. 

Además, se fortaleció el Fondo Nacional de Garantías (FNG), que Pardo calificó como un activo importante de la economía colombiana, y se permitió la libre flotación del tipo de cambio, dando esto último mayor capacidad de respuesta al Banco Central ante crisis externas e internas. 

Frente al tipo de cambio, Tamayo comentó que es una señal positiva para la inflación, pero no para que caiga lo suficientemente fuerte. Hay que resaltar que el precio del dólar en Colombia se ha movido un poco más con sus pares de la región recientemente, pero tiene acumulado desde el año pasado una prima de riesgo por cuenta de las reformas, que califica como una de las razones por las cuales ha tenido apreciación.

Al mismo tiempo, hay dos cosas a tener en cuenta: en primer lugar, si la FED se queda alta y el BanRep empieza a bajar tasas, ese diferencial de gravámenes se hace menor. Eso en teoría no debería ser bueno para el tipo de cambio, por lo que una mayor apreciación en ese contexto es complicado.

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Por el otro lado tenemos todo el tema interno, que está generando un poco más de apetito por activos colombianos y el mercado. Cuando la FED pare de subir tasas, que para el experto de Citi es no será en la próxima reunión sino en la que sigue, deberíamos empezar a entrar también en un ambiente donde la discusión es cuánto recorta la FED. Eso en general sí debería ser positivo no solo para Colombia, sino para mercados emergentes.

En general, Tamayo resaltó que las proyecciones de Citi apuntan a tipos de cambio un poco más apreciados en un periodo de 12 meses en América Latina, en particular en Colombia, lo que sería bueno para la inflación porque quita presiones al alza, que sí fueron muy fuertes el año pasado con una depreciación fuerte que derivó en un precio de $5.000.

“El BanRep sabe eso, pero no toma decisiones basado en tipo de cambio. Es una noticia positiva que haya apreciación, pero el tipo de cambio es una variable de ajuste, entonces es lo último que entra en la ecuación. Ellos están pensando en inflación y en actividad en torno a la inflación, por lo que el tipo de cambio es un residuo de su modelo que, en este, momento les está ayudando en su meta de reducir la inflación, o por lo menos limitar mayores presiones al alza”, concluyó.

Los expertos coinciden en que no hay indicios de que se pueda afectar el sistema financiero de mercados emergentes. Otra sería la historia en estos mercados si las medidas adoptadas en los Estados Unidos y Suiza no hubiesen tenido el efecto positivo que vimos en este análisis. 

La banca debe mantenerse fuerte, con una buena regulación y manteniendo unas buenas políticas de análisis de riesgo. Y en el caso de los supervisores permanecer alerta a las señales de vulnerabilidad de la economía.

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