El convenio firmado entre Colombia y España para que jóvenes accedan a educación en ambos países eliminando burocracia es un gran e importante paso. ¿Qué viene después?

El convenio entre Colombia y España para que bachilleres accedan a estudios universitarios sin necesidad de convalidar sus títulos ni de presentar las pruebas de acceso a la educación superior en el otro país, es una luz de esperanza para compatriotas en otras regiones del mundo.

Son miles los colombianos y latinoamericanos que buscan movilidad académica mundial y a la espera de mayor agilidad normativa al respecto. Según la Unesco la movilidad estudiantil en América Latina y el Caribe es del 0,8 % frente al 2,6 % mundial.

Ojalá éste sea el primero de más acercamientos con otros países, para responder a la apertura global que requiere nuestra educación superior y a la esperanza de profesionales que enfrentan dificultades laborales por lo complejos, demorados y tortuosos que se hacen los trámites de reconocimiento de estudios y las exigencias para matricularse, así como de convalidación de estudios y de legalidad de las tarjetas profesionales, entre otros.

La anhelada apertura regional y mundial de los países, debe acompañarse de acciones que permitan el libre fluir de agentes educativos y de movilidad de docentes, investigadores y estudiantes; de programas de fomento, de crédito flexible, y de mejores condiciones de matrícula y de sostenimiento de estudiantes en otros países, así como de programas de turismo académico, comisiones académicas en el exterior y beneficios económicos para las universidades que adquieran laboratorios, softwares, bases de datos, equipos y licencias, en otros países.

Europa ya vive esto. Hace 24 años dio un ejemplo, que América Latina y el Caribe no ha seguido, al suscribir, en 1999, el Plan o Tratado de Bolonia, con el que 29 países firmaron el compromiso (vigente y en práctica) de crear un Espacio Europeo de Educación Superior, que consiste en la flexibilización de sus sistemas para que los estudiantes puedan movilizarse entre sus territorios gracias al reconocimiento de títulos, previa definición de estándares tales como el de crédito académico, que permite unificar fácilmente estudios y titulaciones entre naciones.

En América Latina intentamos hacerlo antes que Europa. En 1974, en México los países (incluido Colombia) y la Unesco, suscribieron el primer gran convenio Regional de Convalidación de estudios, títulos y diplomas de educación superior en América Latina y el Caribe, pero lastimosamente nunca entró en funcionamiento. Desde entonces, ha habido decenas de encuentros presidenciales y de ministros, sin que la libre movilidad con nuestros vecinos más cercanos, como Venezuela, Ecuador, Brasil, Perú y Panamá, sea una realidad.

Si bien el acuerdo firmado por la ministra Vergara con el ministro de Universidades de España, Joan Subirats, es para acceder a estudios superiores y no para convalidación de títulos y movilidad académica, es un buen primer paso para proyectar el camino a seguirse.

Ojalá el gobierno siga avanzando en ello, para beneficio de extranjeros que desean venir a Colombia, así como de muchos connacionales que actualmente, en trabajos mal remunerados por la imposibilidad que han tenido de terminar sus estudios, homologar contenidos o convalidar títulos, no han podido crecer personal y profesionalmente.

En la UNAD confirmamos esta realidad. Tenemos estudiantes, en 36 naciones, y buscamos llegar a cerca de medio millón de compatriotas en España (la mayoría trabaja en comercio, hostelería y servicios turísticos) para ayudarles a avanzar en su formación profesional, detenida en muchos casos por limitaciones legales, diplomáticas y de técnica académica.

Una acción que, como país, podemos hacer, es retomar el compromiso de 2019, cuando el entonces gobierno Duque, se comprometió, en Argentina, con los demás países de la región, a participar del Convenio Regional para el reconocimiento de titulaciones universitarias, pero que aún no cobra vigencia porque el Congreso de Colombia no ha avanzado en la aprobación del proyecto de Ley 83 de 2022, que lo autoriza.

Una decisión como esta permitirá tener identificados esquemas de titulación y medición del trabajo académico, tablas de equivalencias de estudios según niveles, protocolos para convalidar títulos, guías y glosarios de profesiones y marcos de reconocimiento de estudios en la región, entre otros, además de potenciar la formación bilingüe.

¡Imaginemos cuánto podríamos crecer, como región, si contáramos con esto!

Por: Jaime Alberto Leal Afanador*
*El autor es rector de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (Unad).

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

Lea también: La educación virtual debe ser prioridad del nuevo gobierno