El peso colombiano es hoy una de las pocas monedas que se deprecia mientras las demás registran ganancias relevantes. Sin embargo, el dólar podría seguir cayendo en los próximos meses. ¿Por qué?

La caída reciente de la tasa de cambio ha revivido las preguntas de clientes e inversionistas sobre el nivel estructural de nuestra moneda en el mediano plazo.

En Alianza hemos dicho desde el año pasado cuando nos ubicábamos cerca de los $5.000 que el peso colombiano se encuentra muy depreciado y que paulatinamente deberíamos buscar niveles mucho más acordes con los fundamentales macro y de mercado que actualmente nos rigen. Nuestra tesis de apreciación (que nos ha dejado en varias encuestas como los analistas más bajistas del mercado) está sustentada en algunos pilares que nos permitirían situarnos por debajo de los $4.000 por dólar de cara al próximo año:

  • El dólar en el mundo debería perder valor. Cuando en Colombia registramos el máximo histórico de nuestra tasa de cambio ($5117 por dólar) el indicador DXY que mide la fortaleza de la divisa estadounidense a nivel global se encontraba también bastante elevado (sobre los 110 puntos, cercano a máximos no vistos desde 2002). Desde aquel momento la moneda norteamericana se ha depreciado frente a sus pares más importantes y creemos que seguirá en esta tendencia en la medida en que se dé un reacomodamiento de los flujos internacionales hacia economías emergentes, con tasas de interés atractivas, crecimientos más robustos y luego de un periodo de oro en los Estados Unidos que acaparó buena parte de los capitales globales.
  • Colombia está muy desalineada frente a la región. Cuando nos comparamos con nuestros pares de la América Latina, notamos que el peso colombiano ha sido una de las monedas más castigadas y hoy por hoy es de las pocas que se deprecia mientras que las demás registran ganancias relevantes (en comparación con niveles al inicio del 2022).
    Si bien este año el peso se posiciona como una de las mejores monedas del mundo, el año pasado fue una de las peores y esto no se habla bien con los fundamentales económicos que tienes los países de América Latina, que todos están disfrutando en términos de la valoración de sus monedas, a excepción de Colombia.  Esta región se ve favorecida por precios de materias primas elevados, por estar lejos de conflictos geopolíticos y por el fenómeno del ‘nearshoring’ que lleva a un reacomodamiento de producción global hacia países emergentes que se encuentran geográficamente cerca de los desarrollados.
  • El riesgo país está alto y poco a poco la incertidumbre se moderaría. Desde el 2021 cuando Colombia perdió el grado de inversión, se dieron las manifestaciones sociales y se cayó la reforma tributaria, nuestra prima de riesgo viene escalando (acentuándose tras comentarios referentes a control de capitales o cambios en la política energética). Hoy nos encontramos con una percepción de riesgo de las más altas de la región, sobrepasando incluso a Brasil que tiene unas cifras fiscales más flojas que las nuestras y una nota crediticia más débil. Aquí lo político por supuesto que ha influido, pero hemos visto que con el tiempo se sigue reafirmando que en Colombia opera un sistema democrático, con balance de poderes. Y esto los inversionistas extranjeros lo han entendido desde el principio, llevándolos a que traigan flujos al país por concepto de inversión en montos que no se observaban desde hace varios años.

Todos estos argumentos siguen vigentes a corte de hoy y creemos que van a seguir apoyando nuestra visión de dólar cayendo frente al peso en los próximos meses. Esto no significa que la volatilidad vaya a desaparecer y que hacia adelante la caída sea direccional, de lo que hablamos es de tendencias de mediano plazo que deben estar regidas por los fundamentales económicos y de mercados. Venimos diciendo desde el año pasado que el dólar está caro y creemos que todavía faltan caídas adicionales.

Por: David Cubides*
*El autor es economista de la Universidad de los Andes, con formación en el ITAM de México, Maestría de la Sorbona de París y estudios de Doctorado en Economía en la Universidad de Barcelona. Ha trabajado en el equipo de análisis económico de Citibank, como economista senior del Banco Popular, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y como subgerente de estudios económicos de Itaú Colombia. Es profesor de cátedra de la Universidad de los Andes y actualmente se desempeña como el Director de Investigaciones Económicas de Alianza.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

Lea también: Desaceleración en marcha