El sector reúne alrededor de 6.900 productores, en su mayoría de pequeña y mediana escala, y cerca de 200.000 empleos directos e indirectos en el país.
La industria palmicultora no es solo dinamizadora de la economía agrícola, donde se destaca con una participación del 17,6% del PIB del grupo, sino que además es una de las actividades productivas que se caracterizan por su empleabilidad.
De acuerdo con Fedepalma, al cierre del año 2022 el sector tenía en el Registro Nacional de Palmicultores alrededor de 6.900 productores, en su mayoría de pequeña y mediana escala. Sumado a ello, la industria genera 191.000 empleos directos e indirectos en el país.
Es así que parte de sus esfuerzos de Investigación y Desarrollo se orientan a la mejora de la productividad de su recurso humano. Nicolás Pérez Marulanda, presidente de Fedepalma, precisa que este enfoque es especialmente relevante en un contexto complejo para la agricultura en materia laboral, por fenómenos como el envejecimiento de la población, la migración de los trabajadores del campo a la ciudad, el desinterés de los jóvenes en el agro y otros factores que obligan a tomar acción.
“Somos un sector altamente dependiente de mano de obra, que en su inmensa mayoría es formal y creemos que por las dinámicas que se están dando poblacionales (…) va ser crítico aumentar la productividad de la mano de obra”, insiste.
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La tecnología es transversal en ese proceso, sostiene el ejecutivo. A través de la incorporación de soluciones a la vanguardia, continúa, se favorece la eficiencia de los recorridos, el desarrollo de las labores de producción y extracción y otras tareas de la industria, y eventualmente abona el terreno para llegar a posibilidades de mecanización para facilitar la labor de los colaboradores.
Otro de los temas sensibles para la empleabilidad y competitividad del sector es la reforma laboral que corre su curso en el Congreso de la República. El presidente de la organización afirma que la reforma laboral o cualquier otra legislación respecto al trabajo sin duda impacta directamente al sector, “en algunos casos para bien y en otros pueden significar costos adicionales a los que tenemos hoy en día”, añade.
Respecto al proyecto presentado por el Gobierno afirma que hay disposiciones que podrían implicar extracostos para la industria que en momentos de precio bajo se reflejarían en la competitividad del sector, que se propone ofrecer condiciones laborales competitivas para atraer al talento.
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Investigación y desarrollo, eje crucial para el sector
El área de I+D es elemental para la industria palmicultura, desde la base del negocio hasta los últimos eslabones de su cadena de valor.
De ahí que se centren dos vertientes: la primera enfocada en la investigación y aplicación de tecnología para atender a los desafíos que enfrentan día a día, como la sostenibilidad, la cobertura, la gestión de los recursos e insumos, el control de plagas, entre otros. Esta vertiente se trabaja desde Cenipalma, uno de los centros de investigación de la industria representativos a nivel región.
La segunda área que optimizan desde procesos de I+D es la de extracción, que es más industrial, donde hay posibilidades de mejorar la eficiencia de los procesos y evolucionar de los mecanismos tradicionales mediante un componente altamente tecnológico.
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