Lo bueno del cambio constante actual es que obliga a todos a mantenerse con mentalidad de innovación. Sin embargo, hay que saber gestionar el cambio ¿cómo?

Es inevitable enfrentarnos a un mundo en constante evolución y cambio en los niveles tecnológico, social, cultural, económico y político, que exige estar en un modo de “renovación” y “reinvención” constante, evolucionando la forma de pensar y enfrentar los retos o, simplemente, de relacionarse. Hoy más que nunca pasamos de tener una mirada individualista a una más incluyente y colaborativa para lograr encajar, participar y obtener pequeñas o grandes transformaciones.

Por eso para enfrentar la aceleración del cambio se debe tener lo que se denomina un growth mindset (mentalidad de crecimiento), una cultura de aprendizaje y desarrollos continuos, priorizando la innovación y la experimentación para el crecimiento y el éxito. Este término ha sido fundamental para que los grandes líderes se mantengan competitivos.

Estas transformaciones continuas obligan a mantenernos en alerta con mentalidad de innovación. Sin embargo, no todos logran ir al ritmo de los cambios ya que se mueven dentro de lo conocido, y el miedo de enfrentarse a nuevos desafíos les genera una parálisis mental de evolución.

Creo fielmente que el esfuerzo lleva a la maestría, que los fracasos son contratiempos que abren oportunidades, que podemos ser mejores y ver el éxito de otros como inspiración. Lo más importante son las ganas de seguir aprendiendo todos los días. Esto conlleva a promover la inspiración, la perseverancia y la resiliencia de forma individual y colectiva.

Esta mentalidad hace que la innovación sea un proceso natural y el crecimiento personal y de negocio una progresión inevitable. La llegada del covid, suceso que puso en ‘jaque’ al mundo, desequilibró la zona de confort a muchos. No estábamos listos para enfrentar este desafío y debíamos empezar a escribir nuevas historias. El día a día nos fue enseñando lo desconocido que nos llevó a adquirir hábitos y formas de autoaprender, abiertos a nuevas ideas y perspectivas, ser creativos, ser resilientes, arriesgarnos, y más que nunca, buscar la motivación colectiva, creando una cultura de innovación personal y profesional. Esta fue una gran prueba de que todos pueden tener un growth mindset con la disposición de aprender, creciendo como personas y adquiriendo una mentalidad de comunidad.

Varias ideologías creadas décadas atrás por los fundadores de las grandes agencias de publicidad en el mundo siempre han respirado un growth mindset como por ejemplo “Lidera el cambio si no quieres ser liderado por el cambio” o “Nada es imposible”.

Estas han sido mis fuentes de inspiración tantos años en Publicis Groupe para liderar y ser partícipe de las transformaciones de las compañías. Liderando desde el ejemplo, activando la curiosidad, pensando colectivamente, inspirando motivación, viendo el fracaso como algo temporal y finalmente algo pequeño puede ser algo grande, siempre teniendo la mentalidad de crecimiento activa para subirnos al cambio o crear el cambio.

En resumen, el cambio escribe nuevas historias y trae nuevas experiencias, a través del aprendizaje y el crecimiento adoptando un growth mindset. Aunque puede ser desafiante, el cambio también puede ser emocionante, impregna nueva adrenalina que nos hace dar el paso, abre nuevas oportunidades que nos llevan al éxito, a pensar en la innovación y ponernos en modo iterativo para encontrar esos caminos de vida para ser cada vez mejores.

Por: Christine Saouda*
*La autora es CEO de Publicis Agencia y Digitas y miembro de Women in Connection.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

Lea también: El negocio entre Gilinski y el GEA