Aún teniendo todo en contra en materia política y social, la innovación puede generar cambios estructurales en Latinoamérica. Sin embargo, el reto es lograr que el 100% de la población logre percibir la innovación. ¿Cómo?
Latinoamérica está llena de oportunidades, a pesar de los desafíos estructurales que enfrenta en términos políticos y económicos. Sin embargo, hay muchas personas, empresas y organizaciones que creen en el poder de la innovación, la tecnología y el talento humano de la región.
Las crisis recurrentes generan desaliento en la población y una insatisfacción con la calidad de vida actual. Además, se suman las crecientes cifras de incertidumbre, desigualdad y pobreza. Según la Cepal, en 2022, el 32,1% de la población total de la región vivía en situación de pobreza. Estos factores contribuyen a niveles bajos de optimismo hacia un futuro más próspero. Sin embargo, es posible cambiar esta situación.
La teoría sugiere que es necesario establecer reglas claras y seguridad jurídica para atraer inversiones en innovación y desarrollo. Esto sería el punto de partida para mejorar la calidad de vida a largo plazo. Aunque estos factores son fundamentales para el éxito de una sociedad y son características comunes en países más desarrollados, con sistemas sólidos, menos corrupción y altos niveles de bienestar, esto no siempre ha sido así. En el pasado, muchos países que hoy son parte del primer mundo no contaban con estos elementos, pero lograron avanzar con éxito. La clave ha sido la innovación.
El caso de Ford es un ejemplo clásico de innovación. Mediante el desarrollo de un sistema de producción en masa, esta automotriz estadounidense logró democratizar el acceso a los automóviles, que antes estaban reservados para las élites. Esta innovación no solo permitió que millones de personas pudieran adquirir vehículos a precios más asequibles, sino que también generó un efecto de inclusión al crear un nuevo mercado de consumidores.
Pero la innovación no se detiene allí. La masificación de los vehículos llevó a la construcción de carreteras, estaciones de servicio, el desarrollo de la industria metalúrgica y la creación de lugares para reparar vehículos, entre otros ejemplos. Así surge un nuevo ecosistema que genera oportunidades laborales y emprendimientos para millones de personas. Este es solo un ejemplo de cómo estas transformaciones tienen un impacto exponencial en el progreso de la sociedad.
La innovación impulsa mejoras significativas en la calidad de vida de la población y brinda la oportunidad de incluir a sectores históricamente relegados en un mercado dinámico. Esto genera un cambio de perspectiva hacia un futuro más prometedor, fomentando el optimismo y el compromiso de las personas en la construcción de un entorno común mejorado. Esta mentalidad positiva no solo reduce la tensión social, sino que también disminuye el descontento, fortaleciendo así la estabilidad política y económica, y teniendo un impacto positivo en la democracia.
Las plataformas de servicios de reparto, como Rappi, y de movilidad en Colombia, han generado miles de empleos, permitiendo que los ciudadanos tengan acceso a mejores ingresos de forma sencilla y sin fricciones. En este escenario, cualquier individuo puede descargar una aplicación en su teléfono móvil y comenzar a generar ingresos.
Por: Matías Laks*
*El autor es general Manager Rappi Colombia.
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