Martha Woodcock es la única mujer en el mundo, además de Ana Botín, CEO global de Banco Santander, en estar en la presidencia de esa entidad. A la compañía entró siendo practicante y ahora está a cargo de una operación que mueve 26.000 millones de pesos al año. Esta es su historia.
Martha Woodcock es una de las mujeres más relevantes del sector financiero en Colombia. Desde hace dos años dirige la operación del Banco Santander en el país y marcó un hito al ser la única mujer, además de la española Ana Botín -CEO global del banco-, en presidir una oficina nacional en los 15 países en donde Santander tiene presencia.
La economista inició su carrera como practicante de esa compañía. Aunque tiene 25 años de experiencia profesional, Santander es la única empresa en la que ha trabajado. “Llegué porque en la facultad de la Universidad del Rosario, en donde estudiaba y era monitora de posgrados, me dijeron que estaban recibiendo hojas de vida”, recuerda en conversación con Forbes.
A los 19 años había llegado de Pasto para vivir en Bogotá y hasta entonces lo más cerca que había estado del sector financiero era en un puesto como cajera de una cooperativa de ahorro y vivienda. Sin embargo, tenía conocimientos suficientes para quedarse con la vacante.
Entró al Santander gracias a un programa de jóvenes profesionales con el que fue favorecida. La iniciativa incluía pasar por todas las áreas del banco formándose en temas técnicos y humanos. Luego de un año de rotar por las diferentes gerencias, recibió la propuesta: podía quedarse como empleada fija en la rama de Finanzas. “No lo dudé. En ese momento ya tenía claro que mucho de lo que el banco se alineaba con lo que era yo y eso se ha mantenido hasta ahora, 25 años después”.
“Pasé por todos los puestos”, comenta entre risas. Fue analista, analista de clientes, coordinadora. Con el banco también tuvo su primer viaje internacional y en 2008, luego de una década en la compañía, se convirtió en la primera colombiana en ser Controller en el país, un cargo que siempre se asignaba a ejecutivos extranjeros.
“Por esa época recuerdo que empecé a tener más entrevistas de lo normal con ejecutivos del banco. Tenía la ventaja de que ya tenía un nombre, había construido una carrera desde cero y conocía desde la base cómo funcionaba. Hoy esa experiencia me sigue sirviendo, ahora como CEO”.
En medio de esa gestión, Santander anunció su salida del país y Woodcock fue enviada como Controller a Uruguay, en donde vivió siete años. Con sus hijas de 6 y 9 años y su esposo dieron el salto ahora hacia una carrera internacional. “Ese fue uno de los momentos de mi carrera que me demostró de frente que estaba haciendo las cosas bien. No es normal que un financiero pase tanto tiempo en un mercado”.
Colombia en el centro
Para Banco Santander la participación en el mercado colombiano es clave, no solo por ubicación sino por potencial de crecimiento, explica la directiva. Por eso, su salida de Colombia duró solo dos años y en 2014 la compañía regresó con una estrategia de negocio enfocada en atender el segmento empresarial.
Hoy, explica Woodcock, ese segmento tiene a sus clientes más importantes. Como presidenta, cargo que ocupa desde 2021, ha liderado la estructuración de financiaciones de proyectos de Infraestructura vial y energética por más de 2.500 millones de dólares.
El portafolio en el país también incluye créditos de vehículo para personas naturales y ‘Prospera’, una oferta de microfinanzas enfocada en personas que no tienen perfil para acceder a un crédito. “Nuestro reto ha sido contarle a la gente que volvimos, que estamos en Colombia y que esta vez nuestra apuesta cambió y podemos ser los mejores aliados para macroproyectos”.
Los resultados han sido positivos: su equipo ya asciende a 1.100 empleados en todo el país y en 2022 alcanzaron un beneficio neto de 26.000 millones de pesos. “El margen operacional bruto aumentó en un 32% en comparación al periodo anterior, con crecimiento en el Resultados de Operaciones Financieras – ROF en 65%, comisiones de 29% y margen de intereses en 24%”.
El costo de crédito mejoró en 8% con respecto al cierre de 2022, la cartera de crédito creció en 54% y los depósitos de clientes crecieron en 32%.
Aunque toda su vida se ha dedicado a los números, Woodcock tuvo un breve paso por la gerencia de Recursos Humanos en el Santander y hoy es enfática al decir que uno de sus indicadores más importantes a medir es la felicidad de los colaboradores.
En materia de género, cuenta, también hace esfuerzos importantes por garantizar espacios diversos de cara a los equipos de trabajo y a los usuarios. “Tengo la fortuna de que, aunque siempre he estado en un sector masculino, nunca me he sentido sola, pero sé que esa no es la situación de todas las mujeres y por ellas es que hay que trabajar”.

De los 1.100 colaboradores que tiene el Santander en el país, al menos un 60% son mujeres. Con iniciativas como ternas con participación femenina obligatoria y salarios equitativos para hombres y mujeres Woodcock dice que siente que realmente están haciendo parte de los avances por la equidad. “Es imposible no hacerlo, nuestra CEO global es mujer y desde ella han nacido apuestas millonarias para apoyar la educación y el empoderamiento femenino”, comentó.
“Yo tuve que aprender a ser ejecutiva, mamá y esposa sobre la marcha, nadie me enseñó y nadie me convenció de que era una realidad posible y disponible para mí. Siento que ahí es en donde está el trabajo clave, hay que compartir el conocimiento, las experiencias, y crear espacios seguros para ayudar, así es que hacemos la diferencia”.
Dice que durante sus 25 años en el banco ha recibido todo tipo de propuestas para migrar a otras compañías. Sin embargo, dice que lo suyo es un vínculo con la identidad de la marca, con sus valores, metas y discursos. Mientras tanto, sabe que su rol dentro de la compañía inspira y apuesta por seguir inspirando a quienes lleguen a ella.
“Esto es un ejemplo para toda la compañía y hace que se empiecen a dar conversaciones dentro de la organización sobre lo capaces que somos las mujeres de asumir este tipo de responsabilidades. Es un primer gran paso para la transformación que todos debemos dar”.
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