Varios proyectos que usan inteligencia artificial están en marcha en Colombia buscando que esta tecnología contribuya a combatir problemas como la deforestación.

En el corazón de la selva colombiana, se desarrolla una batalla invisible entre la deforestación y la conservación.

La selva amazónica, a menudo llamada ‘pulmón’ de la Tierra, está bajo amenaza, pero una colaboración pionera entre investigadores colombianos y el Microsoft AI for Good Lab está experimentando el poder de la inteligencia artificial para monitorear y combatir la deforestación.

El Amazonas, que se extiende por nueve países latinoamericanos, desempeña un papel crítico en la absorción de dióxido de carbono, la regulación de patrones climáticos y el apoyo a diversos ecosistemas. Sin embargo, el alarmante aumento de la deforestación, con casi 2 millones de hectáreas en riesgo en 2022, representa un grave peligro para el equilibrio ecológico del planeta.

Para abordar este desafío monumental, los expertos han recurrido a la inteligencia artificial. A través del Proyecto Guacamaya, liderado por el Instituto Alexander von Humboldt, en colaboración con organizaciones como el Centro de Investigación CinfonIA, el Instituto Sinchi y Microsoft AI for Good Lab, se están utilizando modelos innovadores de inteligencia artificial para monitorear y proteger la biodiversidad del Amazonas.

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Un aspecto crucial del proyecto implica el análisis de imágenes satelitales. Los modelos de IA identifican rápidamente signos de minería ilegal y deforestación al detectar caminos no autorizados y cambios en la cobertura forestal. Este enfoque permite a las autoridades responder rápidamente y proteger áreas vitales de la selva tropical.

Otra faceta de Guacamaya utiliza trampas fotográficas colocadas en toda la Amazonía colombiana. Estas trampas capturan miles de imágenes, pero la tecnología de IA ayuda a filtrar e identificar imágenes que contienen animales. Esto acelera no solo el análisis sino también la detección de la presencia inusual de animales, lo que puede servir como un bioindicador de cambios ecológicos.

Foto: proporcionada.
Foto: proporcionada.

El componente final implica la bioacústica, donde la IA distingue y cataloga sonidos de animales, especialmente aves, lo que ayuda a los científicos a estudiar la biodiversidad del bosque de manera rentable.

El poder de la IA radica en su capacidad para procesar vastas cantidades de datos, lo que permite tomar decisiones más rápidas. Por ejemplo, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) en Colombia ahora puede crear mapas de deforestación con mayor precisión y rapidez, reduciendo meses de trabajo manual a solo semanas.

En el vecino Brasil, una iniciativa similar llamada PrevisIA, una colaboración entre Microsoft, Imazon y la Fundación Fundo Vale, utiliza la IA para predecir áreas de riesgo de deforestación. La información se comparte con el gobierno para respaldar intervenciones oportunas.

“Todos los modelos que vamos a hacer serán de código abierto”, comentó Juan Lavista Ferres, vicepresidente y científico jefe de datos del AI for Good Lab de Microsoft. “Idealmente, una vez que terminemos estos modelos, podemos ir a Ecuador, podemos ir a Perú y decir: ‘Tenemos esto. ¿Podemos coordinar juntos y ver cómo pueden aplicarlo?’ “

Si bien la tecnología de IA es fundamental en la lucha contra la deforestación, también desempeña un papel crucial en la concienciación pública e inspira el cambio social. Diego Ochoa, director de asuntos externos del Instituto Alexander von Humboldt, ha destacado la importancia de utilizar la tecnología e innovación para conectar a la sociedad con la biodiversidad y la naturaleza, fomentando un sentido de responsabilidad y cuidado para las generaciones futuras.

Los proyectos Guacamaya y PrevisIA subrayan cómo la tecnología de IA, combinada con la colaboración y la innovación, se está convirtiendo en una herramienta vital en el esfuerzo global para proteger uno de los ecosistemas más preciados de la Tierra, la selva amazónica.