Este trío de amigos arrancó su empresa con un aporte de $900.000 cada uno. Un capital apenas suficiente para importar los primeros cinturones que trajeron en 2018.

“Ha sido un camino con muchos altibajos, pero los resultados en general han sido muy positivos”, confiesa Martín Carvajal, uno de los cofundadores de Lazo, en entrevista con Forbes Colombia.

Su historia hace parte de ese estallido de la industria textil, que vuelve a poner el lente sobre un sector que ha sido referente en Colombia y que se recupera con fuerza. Este trío de amigos arrancó su empresa con un aporte de $900.000 cada uno. Un capital apenas suficiente para importar los primeros cinturones que trajeron en 2018.

Desde ese momento, dice Carvajal, no han puesto un peso adicional de sus bolsillos para el negocio. “Hemos sido muy juiciosos en cuanto a las finanzas y tenemos claro nuestro objetivo, que en este caso no es la plata, sino crear país, una empresa y trabajo digno, por lo que reinvertimos lo que hemos ganado”. En estos cinco años han tenido un crecimiento 100% orgánico.

La marca colombiana de accesorios, Lazo, es un proyecto que Martín Carvajal, Sara Marín y Salomón Hakim han construido paso por paso. Iniciaron con un lote de 100 cinturones, que llegó justo para las fiestas de fin de año y que se vendieron inmediatamente a través de Instagram -su principal canal- y luego optaron por quintuplicar la cantidad. Seguían teniendo éxito en las ventas. Luego, 500 cinturones se convirtieron en 1.000, y finalmente en 10 mil.

A finales de 2019 se arriesgaron a abrir sus primeros puntos físicos en la ciudad de Bogotá, con la mala fortuna de que meses después la pandemia los obligó a cerrar cada una de sus islas en los centros comerciales.

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“Habíamos hecho una inversión muy grande en todo ese mobiliario, en inventario y teníamos todo quieto, cerrado, las ventas en cero”, recuerda Carvajal. Pero lejos de convertirse en su talón de Aquiles, estos amigos se enfocaron en madurar sus canales digitales y de e-commerce, logrando así tener un volumen importante de ventas.

En 2020 facturaron $600 millones, en 2021 fueron $2 mil millones y en 2022 alcanzaron una facturación cercana a los $4 mil millones. En ese último año también abrieron locales en tres centros comerciales El Retiro, Andino y Parque La Colina.

“La poca experiencia que nosotros teníamos fue nuestro mayor obstáculo, pero hemos tenido esas ganas de buscar por dónde irnos, preguntar cómo hacer las cosas y buscar apoyo; ya la cuestión está en uno de querer hacer las cosas y hacer hasta lo imposible porque pasen“, afirma Sara Marín, ahora gerente de Mercadeo de la compañía.

Su compañero de causa, Salomón Hakim, le complementa: “Emprender es más que todo un tema un crecimiento personal, es un tema a largo plazo y también un poco de independencia”.

Al principio, Lazo importaba todos sus productos, pero los tiempos de entrega y el objetivo de mejorar la calidad de sus productos los llevó a tomar la decisión de fabricar en Colombia, apoyando la industria local. Cuentan además con un equipo que busca constantemente los mejores proveedores que cumplan con los criterios de buena calidad, distintos materiales y agilidad en el despacho.

“Nosotros le apostamos a Colombia porque afortunadamente hoy en día para el exterior, y también para los mismos colombianos, poner hecho en Colombia no solo es un orgullo, sino que estamos garantizando calidad”, agrega Hakim.

Así lo han comprobado con su entrada a Centro y Norte América, destinos a los que ya han exportado sus productos, gracias al comercio electrónico. En 2021 fue su llegada a México y posteriormente entraron a Estados Unidos.

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Este año aspiran a vender más de 20 mil unidades en el mercado mexicano, pero además se proponen extender su presencia en otras regiones del continente, con miras a consolidarse primero en Brasil y Perú. En línea con ese objetivo de internacionalización, están trabajando en posicionarse en el espacio digital, mediante canales de ventas como Amazon.

Su experiencia les ha enseñado a mantenerse a la vanguardia y sacar el máximo provecho de las herramientas tecnológicas que tienen a su alcance; y no fue la excepción con la Inteligencia Artificial. Lazo se subió al bus de la IA con una colección lanzada a mediados de agosto, en la que los diseños fueron elaborados con la colaboración de la GenIA (Inteligencia Artificial Generativa).

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