Hoy el negocio de $320.000 produce más de 1.000 prendas al mes en sus diferentes talleres en Colombia y factura millones de pesos al año.
Hilando sueños de paz, un grupo de jóvenes universitarias reunieron lo poco que tenían en sus bolsillos (que hace seis años eran $320.000) ydieron las primeras puntadas de lo que hoy es un proyecto con alto potencial, que las llevó de las pasarelas en Colombia a Vietnam. ¿Cómo este emprendimiento social ha posicionado una marca con sentido? ¿Qué viene en sus planes de crecimiento? Ángela María Herrera, una de sus fundadoras, le contó la historia a Forbes.
“Manifiesta Hecho en Colombia es un emprendimiento social dentro de la industria de la moda que buscaba en un principio apoyar el acuerdo de paz. No sabíamos bien cómo, pero el entusiasmo de jóvenes politólogas de universidades públicas en Bogotá nos llevó a encontrar en la moda una herramienta para generar ingresos a esas personas que dejaron las armas”, recuerda Herrera.
En el marco de la reinserción de los exguerrilleros una cosa era clara: había que identificar las competencias y opciones para sumarse a la vida productiva. En efecto, algunos tenían habilidades en confección, solo que antes las habían usado para hacer uniformes, prendas y material de combate en el contexto de la guerra. Pero ahora podían darle la vuelta a la página.
De los camuflados pasaron a elaborar vestidos florales y camisetas con consignas de paz. “Pensamos que eso le iba a interesar a la sociedad colombiana y además íbamos a poder demostrarles que vale la pena apoyar estos procesos de transición en la vida civil, así nació Manifiesta”, relata la joven.

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No se equivocaba y, probablemente, jamás imaginaron que su mensaje fuera tan valioso que trascendería las fronteras en cuestión de años. Tras una exitosa participación en Colombiamoda, en Medellín, este año sus prendas se mostraron por primera vez en el desfile internacional de la ciudad de Hanoi, en Vietnam, de la mano de la Embajada de Colombia en Vietnam y la Cancillería.
Hoy el negocio de $320.000 produce más de 1.000 prendas al mes en sus diferentes talleres en Colombia y tan solo en 2022 facturó $320 millones. Para el cierre de 2023, aspiran a que sus ventas se incrementen entre un 30% y 40%, gracias a su llegada a grandes superficies.
Y es que Manifiesta ganó la convocatoria de la plataforma de aceleración empresarial ‘El poder de dar una mano’ de Unicentro Bogotá, por lo que tendrán un local físico en el centro comercial durante el segundo semestre de 2023, con las ventajas que implica la temporada alta de fin de año.
“Este es un emprendimiento que nació con muy poco presupuesto, así que simplemente la idea de pensar tener nuestro propio espacio físico no se nos atravesaba a ninguno, sino que usábamos las redes sociales como la forma de llegarle a los clientes”, agrega Herrera.
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Sabían desde el primer momento que esto más que un logro era un reto, una oportunidad para demostrar lo que podían hacer, y eso implicaba que tenían que mejorar sus capacidades para cumplir con las expectativas de los clientes, tener disponible inventario y mantener al día sus estados financieros.
“Para tener tanto stock necesitábamos muchísimos más firmantes de paz trabajando alrededor de Manifiesta, así que veíamos como Unicentro nos dio la posibilidad de contratar a más personas firmantes de paz y víctimas del conflicto”, cuenta.
A su equipo se sumó población víctima del conflicto armado en Soacha y en Suba, siendo estos los puntos de producción más cercanos a Bogotá, también se montaron en al emprendimiento colaboradores en Caquetá, mediante la Asociación Cosemos Sueños.

A su sentido social le acompaña una consciencia ambiental y sostenible alrededor de la marca; Herrera cuenta que las prendas que se comercializan en Unicentro aportan a la reforestación del piedemonte amazónico. “Poco a poco vamos dando pasos hacia la sostenibilidad social y ambiental y se hacen más fácil dar esos pasos cuando el sector privado está detrás rodeándonos”.
Sus planes futuros son mantener el punto físico en grandes superficies y empezar a exportar a otros países donde la moda sostenible ya es tendencia. El proyecto tiene buena pinta: se viste de paz.