Aunque Colombia se ha convertido en una potencia del emprendimiento en Latinoamérica, solo el 5% de las startups que se crean son fundadas por mujeres. ¿Qué hay detrás de este fenómeno?

Colombia es un país de naturaleza emprendedora, llena de gente berraca. Según el índice GEM 2023 (Global Entrepreneurship Monitor), nuestro ecosistema emprendedor es de los más importantes de la región, superando a potencias en el tema como Chile y México.

En la versión 2022 del mismo reporte, Colombia lideró la lista de los mejores países para emprender en LATAM. Y aunque eso parezca impresionante, siempre ha habido una estadística que preocupa, y que  año tras año parece estar igual, sin ningún progreso ni en Colombia, ni en América Latina. Según un estudio realizado por Endeavor México y Glisco Partners el año pasado en la región, solo el 5% de las startups en LATAM son fundadas por mujeres y la estadística es muy similar para Colombia. Cada vez que asisto a un panel de emprendimiento, me repiten la misma pregunta que me ha hecho quedarme reflexionando sobre la respuesta: ¿por qué crees que hay tan pocas mujeres fundadoras de startups? 

Definitivamente habrá miles de respuestas para esta pregunta, pasa el tiempo y esta sigue siendo la pregunta del millón. Después de mucho pensarlo, he llegado a mi propia conclusión de que el problema más grande está en que las mujeres no nos creemos el cuento lo suficiente. Hay una estadística que no tiene que ver con el mundo de startups y viene del Hewlett Packard internal report,  pero que da fe de mi hipótesis, las mujeres solo aplican a trabajos cuando cumplen con el 100% de los requisitos, mientras que los hombres aplican aunque solo cumplan con el 60% de los solicitado. El Harvard Business Review hizo un análisis sobre este estudio y concluyó que definitivamente las mujeres necesitaban más confianza en sí mismas. 

El tema de creerse el cuento es mucho más profundo de lo que puede llegar a sonar. Como psicóloga experta en programación neurolingüística, creo que este es de los flujos más claves para entender: las creencias que tenemos en nuestra mente inconsciente determinan los pensamientos que tenemos, estos a su vez le dan vida a las emociones que sentimos, esas emociones determinan las acciones que tomamos o dejamos de tomar y esas acciones finalmente le dan vida a los resultados que tenemos. Visto de una manera más simple y directa, las creencias que guardamos en nuestra mente inconsciente son las que determinan los resultados que tenemos  en nuestras vidas. 

Desafortunadamente, tenemos muchas mujeres talentosas, potentes, carismáticas, innovadoras y capaces con creencias muy desacertadas sobre ellas mismas que las inhiben de crear, y eso no solamente aplica para el mundo startupero, sino para crear cualquier cosa, desde iniciativas en la vida personal hasta proyectos empresariales. La necesidad de creer que uno es capaz de hacer las cosas puede llegar a sonar como una frase clichesuda de cajón, pero tiene un fundamento fisiológico impresionante que ojalá todos lográramos entender para tomar acción con base en eso.

Aprender temas técnicos es crítico para emprender o empezar un proyecto de cualquier índole, pero reprogramar nuestra mente e instalar creencias que nos permitan poner ese conocimiento en acción es definitivamente más importante, de lo contrario ese conocimiento quedará siendo solo eso, conocimiento. Reprogramar nuestra mente para creer es posible ya que todos tenemos un cerebro con neuroplasticidad que nos permite desaprender y aprender cosas, pero debemos hacerlo de manera consciente a través de nuestro lenguaje, entorno y acciones con intención.

Cambiar nuestras creencias cuesta, pero más cuestan los sueños que dejamos de perseguir por no hacerlo. Hay que poder creer para crear.

Por: Karen Carvajalino
Twitter: @LasCarvajalino

*La autora es psicóloga y cofundadora The Biz Nation, una plataforma de educación virtual enfocada en emprendimiento, tecnología y habilidades para los trabajos del futuro. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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