Del lado de las inversiones, la volatilidad puede presentar oportunidades potenciales. ¿Cómo aprovecharlas?
La volatilidad financiera, que describe la fluctuación en la rentabilidad de los activos financieros a lo largo del tiempo, implica una serie de características como variabilidad, inestabilidad y oscilaciones en su trayectoria. En esencia, conlleva incertidumbre.
En los últimos años, el concepto de “volatilidad” ha cobrado mayor relevancia, impulsado por una serie de factores que abarcan desde cambios estructurales en las cadenas de suministro globales tras la pandemia, hasta presiones inflacionarias, tensiones geopolíticas y ajustes en las políticas monetarias adoptadas por la mayoría de los Bancos Centrales a nivel mundial. Estos cambios, junto con otras dinámicas económicas y políticas, están transformando nuestras naciones y sus economías respectivas.
Aunque solemos asociar la volatilidad con aspectos negativos debido a la incertidumbre que esta trae consigo, desde una perspectiva de inversiones, puede presentar oportunidades potenciales. No obstante, aprovechar estas oportunidades requiere de gestores profesionales con la habilidad y las herramientas tecnológicas necesarias para capitalizar la dispersión de retornos que ofrecen los mercados.
La volatilidad financiera también puede ser vista como un catalizador de innovación y crecimiento. En un entorno volátil, surgen oportunidades para la creación y adopción de nuevas estrategias de inversión, así como para el desarrollo de herramientas y tecnologías avanzadas que faciliten la gestión y aprovechamiento de los cambios del mercado.
La competencia y la necesidad de adaptarse a entornos cambiantes pueden impulsar la mejora continua y la búsqueda de soluciones creativas, contribuyendo así al dinamismo y la evolución del sector financiero en su conjunto. Por lo tanto, la volatilidad, si se gestiona adecuadamente, puede ser un motor para la innovación y el progreso en el mundo de las inversiones.
Durante la última década, específicamente desde la crisis financiera de 2008 hasta la pandemia de Covid-19, hemos experimentado niveles relativamente bajos de volatilidad en los mercados, acompañados de retornos considerablemente altos en varios sectores. Sin embargo, en la actualidad, observamos un cambio en el panorama macroeconómico que sugiere una tendencia hacia menores retornos potenciales y una mayor volatilidad en el futuro.
Este cambio, aunque no intrínsecamente negativo, representa un nuevo paradigma que exige a los inversionistas reconsiderar sus estrategias de inversión y adaptar sus carteras a estos mercados en constante evolución. En este contexto, el dinamismo, la precisión y la habilidad de los gestores desempeñarán un papel fundamental en la búsqueda de rendimientos superiores a los índices tradicionales, lo cual será esencial para el éxito en los próximos años.
Por: Jorge del Valle*
*El autor es líder de estrategia multiactivos para América Latina en BlackRock.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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