¿Estamos entrando en un mundo donde la lógica humana se difumina en la ideología y la posverdad?

Estuve discutiendo este fin de semana con un negacionista del cambio climático, que consideraba toda la narrativa una falsedad ideológica de la izquierda ecologista que busca frenar el progreso de la humanidad.

Cuando consideramos que cualquier argumento de la otra parte es una trampa/conspiración ideológica; ¿Cómo podemos lograr una sociedad viable que atienda a los problemas de la humanidad? Lo más preocupante es que puedo ver cómo cualquiera de las dos partes es percibida por la otra con los mismos argumentos: 1) Que existen elitistas interesados en cultivar esa narrativa para servir sus oscuros intereses; 2) Que cualquier argumento que pueda llegar a tener el otro es factualmente incorrecto y esencialmente manipulado. ¿Estamos entrando entonces en un mundo donde la lógica humana se difumina en la ideología y la posverdad?

Dentro de mis pesquisas intelectuales sobre este tema encontré una frase de Hannah Arendt en su libro Los Orígenes del Totalitarismo, donde dice “En un mundo incomprensible, las masas habían llegado al punto en que, al mismo tiempo, creían todo y nada, pensaban que todo era posible y que nada era verdad. […] no se opusieron a ser engañados porque de todos modos consideraban que cada declaración era una mentira”. No puedo evitar sentir que nos acercamos a ese punto. La crisis ecológica muestra sus dientes con cada vez más evidencia, pero por una abrumante parte de la población quienes hablamos de cambio climático somos percibidos con recelo. 

Dentro de la literatura académica que se mueve a día de hoy se habla de “diagonalismo”, donde se considera que cualquier tipo de poder viene siendo una conspiración, dentro de la narrativa de la extrema derecha se vislumbran tintes de ésto. La naturaleza del fenómeno lo hace nebuloso y complejo, y puede hacer que los pensadores rigurosos se sientan desorientados, ya que dentro de las narrativas Diagonales se maquilla una narrativa mentirosa con tintes de verdad: que el cambio climático es utilizado con objetivos políticos por ciertos sectores de la sociedad (verdad), entonces tenemos que desconfiar de la misma idea del cambio climático (falsedad). Quien se encuentre en esa narrativa es prácticamente imposible de cambiar de opinión, le dije al negacionista que más del 97% de los científicos de renombre mundial, la ONU y todo el sistema multilateral estaba de acuerdo con la realidad del cambio climático, a lo que él me comentó que la ONU y todos esos políticos tienen intereses escondidos. 

Dentro de este nebuloso mundo espejismo hemos corrompido el mismo lenguaje; escuchamos a personajes como Donald Trump en ofensiva contra los medios de comunicación centristas, acusándolos de diseminar la posverdad, ahora los términos que previamente sectores progresistas utilizaban para descalificar a sectores conservadores y autoritarios se les voltearon (facista, conspirador). Y así, quién habla más fuerte y tiene mejor capacidad de controversia, es a quien las redes sociales le dan más visibilidad, cultivando un círculo vicioso donde son los que menos buscan la rigurosidad y la verdad quienes empiezan a ostentar el poder político. 

Tal vez lo más preocupante es que no hay una vía clara sobre cómo solucionar el problema. Por mi parte, continuaré siguiendo las recomendaciones de la eterna Donella Meadows: trabajar directamente con aquellos que no han sido radicalizados y buscar construir coaliciones y comunidad, abriéndome a nuevas interpretaciones de los sistemas humanos sin comprometer mis fundamentos cognitivos.

Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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