El sector financiero sigue teniendo brechas entre hombres y mujeres, lo que impacta directamente en el desarrollo social. ¿Qué hacer?

En la actualidad, a pesar de los avances, sigue siendo difícil pensar en un sector empresarial o un indicador de desarrollo social en donde no exista una desventaja entre mujeres y hombres. Un escenario donde prime la equidad e igualdad de oportunidades para ambos géneros.

Frente a este contexto, vale la pena recordar que Colombia registra un mayor número de mujeres (51,2%) que hombres (48,8%), por lo que, tomando en cuenta lo anterior, podemos decir que más de la mitad de la ciudadanía encuentra, y encontrará, que tiene la cancha inclinada en su contra. 

Si nos enfocamos en el terreno de la inclusión financiera en nuestro país, una materia estrechamente ligada al desarrollo social y económico de la sociedad, el 38% de las mujeres se ubica en un nivel bajo, con escasos recursos para acceder al sistema financiero y adicionalmente, limitada educación e información para entenderlo. Así lo demuestra el reciente estudio de Credicorp sobre las brechas de género en la inclusión financiera, que ofrece una radiografía de los obstáculos que enfrentan los diversos grupos femeninos en este campo (desde trabajadoras dependientes hasta aquellas que se autoidentifican como descendientes de pueblos originarios). 

En líneas generales, lo que el estudio recalca es la necesidad de conocer de cerca aquellos indicadores que permitan diseñar estrategias, además de efectivas y rápidas, que respondan a las necesidades de la población. Fácil decirlo, difícil implementarlo, pero sin lugar a duda, representa grandes oportunidades. 

Ahondando un poco más sobre la relación entre el nivel educativo de una persona y su correspondiente nivel de inclusión financiera, el estudio mencionado establece una escala de 0 a 100 puntos, en donde un mayor puntaje significa un mejor nivel de inclusión financiera, y lo que vemos en todos los países evaluados (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Perú, entre otros), sin excepción, es que aquellas personas sin estudios siempre tienen el menor puntaje de inclusión financiera, comparando con todas las demás categorías (NSE, edad, etc.).

En el caso colombiano, los que no tienen estudios logran 23.9 puntos, y aquellos con posgrado 65.4 Esta brecha de más de 40 puntos no se replica en ninguna otra categoría. Si bien es difícil afirmar objetivamente que la educación es el factor más importante cuando hablamos del nivel de inclusión financiera -sin duda, el NSE o la región en donde uno vive también influye mucho- sí es notoria su relevancia.

En el 2023, Colombia ha presentado una fuerte caída en el porcentaje de mujeres que se encuentran en el nivel óptimo/alcanzado de inclusión financiera, al bajar del 23% al 16%, frente a un 26% de los hombres. Las causas son múltiples, desde las económicas, demográficas hasta la inseguridad que se percibe al momento de hacer transacciones en línea. No obstante, la importante conexión entre la educación y la inclusión financiera nos va mostrando una ruta clara para seguir avanzando en la búsqueda de soluciones en donde la educación es imprescindible.

La información da poder a las personas. Por ello, es vital que los beneficios de ingresar al sistema formal sean plenamente conocidos, así como la manera en la que los diversos actores trabajan respondiendo a las necesidades de las personas, ofreciendo productos o servicios que faciliten la vida como es el caso de las billeteras móviles o los canales digitales de pago, entre otros.La clave está en partir de la premisa de que las necesidades y urgencias de cada grupo de mujeres son distintas y, por ende, no existe una sola solución. Como toda gran brecha pendiente de ser cerrada, el camino se debe construir paso a paso, articuladamente y nunca retrocediendo.

Por: Catalina Morales Llanos*
*La aurora es vicepresidente de Responsabilidad Social Empresarial de Credicorp Capital y miembro de Women in Connection. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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