El empoderamiento financiero implica entender cómo funciona el dinero y cómo puede ser una herramienta para construir el futuro. ¿Cómo lograrlo?
El empoderamiento financiero, esencial en nuestro entorno económico actual, se define como la habilidad para comprender y gestionar eficientemente el dinero con el fin de crear riqueza. Con desafíos constantes y la creciente responsabilidad sobre nuestra administración económica, la educación financiera emerge como un pilar fundamental para abordar estos retos y generar un impacto significativo en la vida de las personas.
Según el Índice de Educación Financiera de la CAF, Colombia tiene un puntaje de 12.5 sobre 21. Este dato refleja una realidad donde aún hay un amplio espacio para mejorar en términos de conocimientos económicos. Sin embargo, más allá de simplemente verlo como una estadística, podemos interpretarlo como una oportunidad para fortalecer la educación desde edades tempranas.
Pero, ¿qué implica realmente este empoderamiento financiero? Va más allá de simplemente entender cómo se gana y se gasta el dinero, implica adquirir una comprensión profunda de cómo funciona y cómo podemos utilizarlo como una herramienta para construir nuestro futuro. Es la habilidad de tomar decisiones informadas y estratégicas que nos permitan alcanzar nuestros objetivos económicos a largo plazo.
En este sentido, la educación financiera desempeña un papel crucial pues, al proporcionar el conocimiento y las habilidades necesarias, permite superar la mentalidad centrada únicamente en el día a día como la única estrategia viable. En lugar de limitar a guardar dinero en una cuenta bancaria, capacita para explorar una variedad de opciones de inversión, como fondos, certificados de depósito a término (CDTs) y otros instrumentos.
Además, la educación financiera fomenta la autonomía al preparar a las personas para tomar decisiones más informadas y responsables. Esto les permite convertirse en agentes activos en el mercado inversor, tomando el control de su propio destino. Asimismo, les proporciona las herramientas necesarias para establecer bases sólidas que aseguren un futuro próspero tanto para ellos como para sus familias, generando riqueza y construyendo un patrimonio que pueda perdurar a lo largo del tiempo y beneficiar a las próximas generaciones.
Existe una amplia variedad de recursos disponibles para adquirir educación financiera, desde programas educativos accesibles hasta herramientas prácticas como aplicaciones o podcasts como Mis Propias Finanzas, y sitios web como El Doctor Financiero de Mibanco o LinkedIn Learning, que pueden adaptarse a diferentes necesidades y niveles de comprensión.
Por último, Einstein solía decir que “el interés compuesto es la octava maravilla del mundo”, sin embargo son pocos quienes hoy entienden qué quiere decir esto. La educación financiera es el mayor aliado del interés compuesto pues su entendimiento en últimas se traduce en prosperidad y riqueza.
Así, resulta fundamental que como sociedad, pero sobre todo nosotros como actores del sistema, nos comprometamos a seguir impulsado programas de educación financiera que eleven el empoderamiento de las personas. Este, no es solo un trabajo de bancos, comisionistas o aseguradoras, también debe sumar a Colegios, Universidades y Gobierno; quienes son actores principales a la hora de expandir conocimiento.
Por: Héctor Juliao*
*El autor es Country Head de Credicorp Capital Colombia.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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