Las herramientas como la permacultura invitan a rediseñar los sistemas agrícolas en armonía con la naturaleza y maximizando la producción. ¿Cómo lograr el equilibrio?

La permacultura se basa en principios éticos y de diseño que promueven la armonía con la naturaleza. Sus pilares subrayan la necesidad de crear sistemas que sean sostenibles a largo plazo y beneficiosos tanto para el medio ambiente como para las comunidades humanas. En contraste, los sistemas agrícolas modernos a menudo priorizan la maximización de la producción y la eficiencia económica, a menudo a expensas del medio ambiente y la salud humana.

Uno de los puntos de conflicto más destacados es la gestión del suelo. La permacultura enfatiza la importancia de mantener y mejorar la salud del suelo mediante técnicas como la rotación de cultivos, el compostaje y la cobertura del suelo. Estas prácticas fomentan la biodiversidad del suelo, mejoran su estructura y aumentan su capacidad para retener agua y nutrientes. Por otro lado, la agricultura estandarizada tiende a depender en gran medida de monocultivos y el uso intensivo de fertilizantes y pesticidas sintéticos, que pueden degradar la calidad del suelo, reducir su biodiversidad y provocar la erosión.

La biodiversidad es otro aspecto crítico donde se observa la tensión entre estos dos enfoques. La permacultura promueve la diversidad biológica tanto a nivel de plantas como de animales, creando ecosistemas agrícolas que imitan los equilibrios naturales. Esta diversidad no solo ayuda a proteger los cultivos contra plagas y enfermedades, sino que también contribuye a la resiliencia del sistema frente a cambios ambientales. En cambio, los sistemas agrícolas modernos a menudo favorecen los monocultivos y la uniformidad genética, lo que puede hacer que los cultivos sean más vulnerables a plagas, enfermedades y variaciones climáticas, pero también permite que haya un control mucho más “estandarizado”, lo que es necesitado cuando se hacen proyectos de gran escala.

La gestión del agua también ilustra las diferencias entre estos enfoques. La permacultura aboga por el uso eficiente y la conservación del agua a través de técnicas como la captación de agua de lluvia, el diseño de paisajes que retienen el agua y la utilización de plantas adaptadas a las condiciones locales. Estas prácticas no solo conservan el agua, sino que también ayudan a mantener los ciclos hidrológicos naturales. En contraste, la agricultura estandarizada a menudo implica el uso intensivo de agua, con prácticas de riego que pueden agotar los recursos hídricos y alterar los ecosistemas locales.

Además de estos aspectos prácticos, existe una diferencia filosófica fundamental entre la permacultura y la estandarización agrícola. La permacultura adopta una visión a largo plazo, considerando los impactos de las prácticas agrícolas en las futuras generaciones y en la salud del planeta. Este enfoque holístico contrasta con la visión a menudo a corto plazo de la agricultura estandarizada, que se centra en maximizar la producción y los beneficios económicos en el menor tiempo posible.

A pesar de estas diferencias, es importante reconocer que la permacultura y la estandarización agrícola no tienen que estar en constante conflicto. De hecho, hay oportunidades para integrar principios de permacultura en los sistemas agrícolas modernos para mejorar su sostenibilidad. Por ejemplo, prácticas como la agroforestería, el uso de cultivos de cobertura y la rotación de cultivos pueden ser adoptadas en el marco de la agricultura estandarizada para reducir su impacto ambiental y mejorar la resiliencia del sistema.

Mientras la permacultura nos invita a rediseñar nuestros sistemas agrícolas en armonía con la naturaleza, la agricultura estandarizada sigue presionando por la eficiencia y la maximización de la producción. La clave está en encontrar un equilibrio que incorpore lo mejor de ambos mundos.

Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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