La economía es una ciencia social, todos los días cambiando, por eso es un error creer que la economía neoclásica es infalible y está libre de errores. ¿Por qué?
Es sorprendente la cantidad de economistas que piensan que la economía es una ciencia exacta como la física, y que la economía neoclásica por utilizar números y supuestos “puntos de equilibrio” es infalible. La economía es una ciencia social, todos los días cambiando, con fuertes influencias de la psicología, sociología, filosofía y otras áreas de conocimiento que la sociedad admite como más fluidas.
La economía neoclásica busca entender cómo los movimientos de la oferta y la demanda generan equilibrios y óptimos que permitan eficiencias. Ahora bien, la eficiencia es entendida como la alocación de recursos que permita satisfacer al máximo posible las necesidades de consumo dado un límite en la cantidad suministrada. Los axiomas de la economía neoclásica se fundamentan en los mercados, el consumo y la producción. De esa manera, la relación que se tiene con el planeta de afectación positiva o negativa es tomado como una “externalidad”.
Por otro lado, lo que busca la economía ecológica es reconocer que todas las transacciones del mercado están asentadas en los servicios del planeta y que idealmente, el ordenamiento social y económico debe hacerse primero buscando en el caso de los servicios renovables utilizarlos hasta niveles óptimos de regeneración y en los no renovables minimizar su uso y reutilizarlos lo máximo posible. Las retroalimentaciones, los servicios y los puntos óptimos del mundo natural son más difíciles de conceptualizar que los juicios utilizados por los neoclásicos para asignarle un valor económico a la afectación del medio ambiente, probablemente esa es una razón por la que la economía ecológica todavía es considerada “heterodoxa”; cuando para cualquier humano es evidente que dependemos ante todo de los servicios del planeta.
Las prioridades de éstos enfoques económicos también son distintos. La visión ecológica tiene como axiomas el buscar el equilibrio ecológico y la distribución justa de los recursos naturales, ya que los entiende como limitados y reconoce que la afectación a los ciclos del planeta es exagerada, como para tener que distribuir los recursos existentes y reducir el consumo innecesario o se corre el riesgo de afectar negativamente a las generaciones futuras. Lo previamente mencionado suena como sentido común, pero no son los postulados esenciales del modelo neoclásico.
Según los modelos neoclásicos, la polución se resuelve por medio de impuestos que cuantifiquen con claridad el impacto que se tiene y el límite en recursos disponibles siempre se soluciona por las dinámicas de mercado al encontrar sustitutos cuando hay señales de que cierto material puede agotarse. La economía neoclásica entiende de precios, cantidades e impuestos, pero considera poco eficiente las regulaciones de comando y control que crea límites absolutos en la afectación al planeta requerida.
En los últimos años ha habido avances en la economía ecológica que le han permitido salir de la oscuridad y participar en la política pública de ciudades tan importantes como Ámsterdam y Berlín. El marco conceptual de los límites planetarios de Johan Rockstrom permitió a la población general en un marco conceptual gráfico y sencillo de entender cuáles son los procesos fundamentales de la tierra que es importante no alterar. Éste marco conceptual permitió que luego Kate Raworth creara el modelo de Doughnut Economics, donde por medio de la imagen de un donut, muestra una visión donde la meta de la civilización humana debe ser el bienestar para todos dentro de límites planetarios. Raworth y su equipo actualmente asesoran a múltiples ciudades a través del mundo en su política pública, demostrando que los preceptos de la economía ecológica son y serán cada vez más utilizados, dándole así el espacio a nuestro planeta que se merece.
Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon.
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