El presidente Petro reconoció que existe un error administrativo que pone en jaque las cuentas fiscales del país. ¿Por qué?
Justo ahora que se están dando las discusiones sobre el presupuesto de 2025 y que el Gobierno presentaría por decreto un monto que estaría desfinanciado, salen a la luz algunas de las razones que impiden que cuadren los números. La primera y más evidente es un incremento en el gasto de 6% frente a lo que se tenía en la vigencia anterior. Sin embargo, las cuentas alegres en materia de ingresos constituyen otra razón que está detrás del desbalance.
En este segundo punto, llama poderosamente la atención el manejo que se le ha dado a los ingresos provenientes del impuesto de renta a personas naturales. Como el mismo presidente Petro lo reconoció en sus redes sociales, se comieron el pastel antes de la fiesta y se imaginaron que, cuando esta iniciara, les tendrían uno aún más grande para su deleite.
En 2023 el ingreso tributario por este concepto se ubicó en $19.7 billones, creciendo 30% en términos anuales. Esto se dio en buena medida por el anticipo de impuesto de renta que se pagaría en 2024 (retención en la fuente) y que debía ser más alto, dada la reforma tributaria que ajustó el máximo de deducciones posibles. Esto significa que un ingreso que debía realmente crecer en 2024 lo vieron subir en 2023 (lo cual no es un problema en sí mismo). El lío surge en que se imaginaron que en 2024 ese crecimiento se repetiría y esperaban que, tras haber crecido 30% en 2023, se observaría un avance de 27% en 2024, llegando a los $25 billones por este concepto.

El Presidente reconoció que este error administrativo pone en jaque las cuentas fiscales del país y que esta es una de las razones detrás del desbalance, aunque no la única. También se han hecho cuentas alegres en materia de la gestión de la DIAN y, en este mismo Gobierno, se sobreestimaron los recursos que podrían generarse por concepto de fallos y demandas que podría ganar la nación.
Toda esta historia nos deja un balance: lo malo es que estamos abocados a una situación fiscal aún más compleja, un episodio inédito en el que el Gobierno decreta el presupuesto y además está desfinanciado en 12 billones. Lo bueno es que este complejo escenario fiscal para nosotros ya está descontado por los precios (nuestra prima de riesgo ya está suficientemente alta) y no creemos que le pase una factura adicional a los activos en el corto plazo. También resulta positiva la lección que le queda al Gobierno en el “manejo administrativo” de estos recursos: siguen aprendiendo a gobernar.
Por: David Cubides*
*El autor es economista de la Universidad de los Andes, con formación en el ITAM de México, Maestría de la Sorbona de París y estudios de Doctorado en Economía en la Universidad de Barcelona. Ha trabajado en el equipo de análisis económico de Citibank, como economista senior del Banco Popular, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y como subgerente de estudios económicos de Itaú Colombia. Es profesor de cátedra de la Universidad de los Andes y actualmente se desempeña como el Director de Investigaciones Económicas de Alianza.
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