¿Qué tienen en común ese plato típico colombiano y el trabajo? Que para disfrutarlo hay que verlo en conjunto, y no de manera individual. ¿Por qué?

En semanas anteriores, durante el Congreso Empresarial Colombiano de la Andi, tuve la oportunidad de realizar entrevistas a varios CEOs de las empresas más importantes de Colombia. En una de esas entrevistas, me encontré con alguien que no conocía previamente: Rafael Álvarez, CEO de Alquería. La conversación que tuvimos fue tan impactante que le propuse escribir esta columna en conjunto. Así que aquí estamos, escribiendo juntos.

Uno de los temas que surgió de nuestra conversación fue la adversidad o insatisfacción que muchos profesionales, especialmente los más jóvenes, sienten cuando una parte de su trabajo no es de su agrado. Por ejemplo, un director puede disfrutar plenamente de su rol, pero quizás deteste la tarea de hablar en público al presentar informes.  La pregunta es: ¿cómo evitamos que esos pequeños detalles que no nos gustan empañen el disfrute y la satisfacción del resto del trabajo?

¿Qué tal una opinión compartida de una emprendedora apasionada y un gerente visionario sobre cómo hacerle frente a esta situación? ¡Aquí les va!

Hay una técnica que ambos hemos aplicado con éxito y que tiene una gran similitud con un arroz con pollo. Al igual que en este platillo, si te enfocas solo en las arvejas o en los trozos de zanahoria que no te gustan, la experiencia puede ser desagradable. Sin embargo, si disfrutas el arroz con pollo en su totalidad, y además le pones salsita de tomate, como una mezcla de sabores que se complementan, la experiencia cambia. Lo mismo sucede con el trabajo: si solo te concentras en las partes que menos disfrutas, es fácil sentirse frustrado. Pero cuando logras integrarlas como parte del conjunto, la percepción cambia drásticamente.

Según Rafael, desde su experiencia como CEO de Alquería, con más de 25 años en el mundo empresarial, tener esta mentalidad es clave para encontrar satisfacción en el día a día. Probar “otros sabores” dentro de nuestras responsabilidades puede que no siempre sea agradable, pero el conjunto de nuestro trabajo tiene mucho que ofrecer si sabemos apreciarlo.

El cambio de mentalidad hacia las tareas que menos disfrutamos no se trata de ignorarlas o minimizarlas, sino de reconocer su valor dentro del conjunto. A menudo, lo que no nos agrada puede ser justo lo que nos empuja a crecer, a desarrollar habilidades nuevas y a enfrentar desafíos que nos hacen más completos como profesionales. Cuando aprendemos a ver estas tareas desde una perspectiva de oportunidad y no solo como un obstáculo, podemos transformar la frustración en una fuente de aprendizaje. Dejar de enfocarnos en las pequeñas “arvejas” que nos incomodan nos permite saborear el “arroz con pollo” en su totalidad, con todo su potencial.

Este cambio de enfoque no solo impacta nuestra productividad, sino también nuestra satisfacción personal. Cada aspecto del trabajo, incluso las partes menos atractivas, forma parte de un rompecabezas más grande que nos permite avanzar en nuestras metas y en nuestra carrera. Aceptar estos elementos como esenciales en el proceso nos ayuda a ver el panorama completo y a disfrutar del camino. Cuando logramos integrar esta mentalidad, el trabajo deja de ser una carga y se convierte en un viaje enriquecedor, donde cada tarea, por pequeña que sea, aporta valor y nos acerca a un mayor bienestar profesional.

Conversando durante esta entrevista, ambos coincidimos en que la felicidad en el trabajo es fundamental. Hoy en día, la mayoría del tiempo de nuestra vida está dedicado al trabajo, lo cual lo convierte en un aspecto crucial, no es un asunto menor. La manera en que enfrentamos los retos diarios puede transformar nuestro trabajo en una aventura o en una tortura, dependiendo de cómo lo abordemos.  

Vivimos en un siglo donde los desafíos son constantes, pero buscar la felicidad sigue siendo uno de los más importantes. Es por eso que queremos invitar a todos a reflexionar, tanto en el ámbito profesional como personal, sobre la importancia de “comerse el arroz con pollo con todo” – no solo las arvejas o las zanahorias por aparte – para disfrutar y engrandecer nuestras vidas.  La experiencia cambia cuando nos abrimos a disfrutar las cosas completas, a pesar de los pequeños retos.  

Esperamos que esta columna, en la que se alinean nuestras opiniones, les sirva como un recordatorio. Que les ayude a tener una mentalidad diferente sobre los retos: no son torturas, son aventuras.

*Con participación especial de Rafael Álvarez, CEO de Alquería.

Por: Karen Carvajalino
Twitter:@LasCarvajalino
*La autora es psicóloga y cofundadora The Biz Nation, una plataforma de educación virtual enfocada en emprendimiento, tecnología y habilidades para los trabajos del futuro. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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