Las Danzas de paz universal son una tradición que conecta la espiritualidad con el propósito de construir sociedades más ecológicas. Nacieron en EE. UU. y también hay en Colombia. Así funcionan.
A través de este año visité algunas veces la EcoaldeaFeliz, en San Francisco, Cundinamarca, y participé en sus danzas de Paz. La Ecoaldeafeliz es un territorio donde múltiples personas se han organizado para intentar vivir de una manera ecológicamente amigable, con procesos de bioconstrucción, cultivando alimentos para su seguridad alimentaria e integrándose en procesos sociales robustos de construcción de comunidad. Una inspiración para quienes queremos incorporar procesos que sean auténticamente ecológicos en cualquier ámbito de la sociedad.
En la ecoaldea existe una iniciativa cada mes llamada las Danzas de Paz Universal, una tradición que podría remontarse a los 60’s, donde Estados Unidos se vio convulsionado por muchos movimientos sociales que buscaban la resignificación de la vida humana. Muy conectados con el movimiento hippie, estas danzas que fueron creadas por Samuel Lewis, se desarrollan mediante “coreografías” y el canto de “mantras” inspirados en múltiples religiones en donde se busca una conexión con el ser, con otros danzantes y el planeta en su totalidad. Son ritos para conectar con esa dimensión espiritual del ser que tanto se habla en estos momentos de new age. Hoy la Ecoaldea Feliz y otros lugares de Colombia mantienen viva esta tradición.
Pero ¿Qué tiene que ver la espiritualidad en el proceso de construir sociedades ecológicas? Todo depende de a qué dimensión vemos la raíz del problema. Muchos consideran que el centro fundamental de la degradación de nuestro planeta se asienta en el sistema cultural y de orden social basado en la dominación que hemos construido. Existen todo tipo de conceptos que muchas veces apuntan a lo mismo: patriarcado, neocolonialismo, clasismo, antropocentrismo, egoísmo, etc. De esta manera, muchos argumentan inclusive que el capitalismo como un sistema que tiene como axioma fundamental la búsqueda de crecimiento ilimitado y las dinámicas de competencia entre actores imposibilita que organicemos un sistema social donde verdaderamente conectemos con nuestro ser. Sin lugar a dudas la gran mayoría de filosofías espirituales nos permiten conectar con un sistema de pensamiento mucho más empático, generoso y basado en el altruismo, fundamental para avivar cosmovisiones más alineadas con el cuidado de la tierra.
Uno de los fenómenos más interesantes de la sociedad contemporánea es la relación entre ser espiritual y ser religioso, cada vez son más los que dicen que se consideran espirituales pero no religiosos. Ser espiritual pero no religioso se trata de vivir el momento, buscar una conexión trascendental con el ser, un sistema de valores no materialista y muchas otras connotaciones. Es todo un movimiento social que seguro está teniendo un impacto muy importante en el cuidado de nuestro planeta. Es fácil para quienes nos sentimos cercanos a la espiritualidad ver en ésta una llave maestra hacia la regeneración del planeta, pero debemos también entender que no todos van a conectarse con este tipo de mensajes y que dentro del mundo espiritual también co-existen contradicciones, diferencias y tensiones que dificultan su amplificación exponencial.
De lo vivido con las Danzas de Paz me llevo una reflexión bonita e importante: que los retos del mundo contemporáneo nos obligan a estrechar lazos con aquellos que piensan diferente y a incorporar conocimientos de todo tipo de culturas y visiones del mundo. También sobre la importancia de trascender categorías identitarias y de conectarnos con lo fundamental. A pesar de no conocer con profundidad o de identificarse con una religión en particular, el ejercicio de estas danzas de paz nos invitan a recibir los mensajes más por su mensaje de conexión espiritual que por la tradición religiosa de la que vienen.
Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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