La inteligencia artificial es una herramienta clave de la revolución digital que vive hoy el mundo. Pero su verdadero impacto no está en los algoritmos, sino en cómo las personas la aplican para generar valor. ¿Cómo hacerlo de la mejor manera?
Vivimos en una era de avances tecnológicos permanentes, que transforman cómo trabajamos, nos relacionamos y enfrentamos desafíos globales. La inteligencia artificial y la automatización son herramientas clave de esta revolución, pero su verdadero impacto no está en los algoritmos, sino en cómo las personas las aplican para generar valor.
Según un reciente estudio de McKinsey, las empresas que han adoptado la inteligencia artificial han experimentado un aumento promedio del 30% en su rentabilidad. Sin embargo, este éxito no se debe únicamente a los avances tecnológicos, sino a los equipos humanos capaces de transformar datos en conocimiento y convertir ideas en acciones concretas. La tecnología es una herramienta poderosa, pero su impacto real depende de cómo decidimos utilizarla.
La creatividad y la inventiva humana han sido la chispa detrás de desarrollos revolucionarios, como la electricidad, la computación y, más recientemente, la inteligencia artificial. Este legado demuestra que la tecnología, lejos de ser una amenaza, es una extensión de nuestras capacidades. Gracias a ella, podemos abordar desafíos globales como el cambio climático, la desigualdad y las enfermedades. Sin embargo, para que estas herramientas realmente cumplan su propósito, es crucial que estén al servicio de las personas, guiadas por un liderazgo ético y una visión responsable que priorice el bienestar colectivo sobre los intereses inmediatos.
Gran reto, vincular la formación y desarrollo tecnológico
La tecnología nos brinda nuevas capacidades para resolver problemas y crear soluciones innovadoras, pero ¿qué nos diferencia de las máquinas? Nuestra capacidad de pensar críticamente, de ser creativos y de establecer conexiones entre ideas aparentemente dispares para proponer soluciones disruptivas.
El futuro próximo traerá de la mano del hombre importantes desarrollos tecnológicos como lo menciona el Foro Económico Mundial, que destaca la transición hacia energías limpias, el wellness, monedas digitales, la web3, la industria de datos, la experiencia de usuario, etc. Estos cambios no ocurren de manera espontánea; son el resultado del ingenio humano, que con conocimiento y habilidades impulsa el desarrollo de soluciones tecnológicas que generan valor.
Por ello, la educación es la clave para enfrentar los desafíos de la era digital. Las organizaciones deben priorizar la capacitación de su talento humano en habilidades blandas como el pensamiento crítico y la creatividad, así como en competencias digitales. Programas como HP LIFE son un ejemplo de cómo la formación puede empoderar a las personas, ayudándolas a adquirir conocimientos prácticos que les permitan adaptarse a las nuevas dinámicas y aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la tecnología.
El factor humano como catalizador de la innovación
De acuerdo con la Universidad de Montevideo, la inversión global en investigación y desarrollo en inteligencia artificial se ha duplicado en los últimos cinco años, generando millones de nuevos empleos en sectores como la salud, las finanzas y la manufactura. La automatización y la inteligencia artificial están transformando el mercado laboral y si bien es cierto que algunas tareas serán asumidas por las máquinas, también se crearán nuevas oportunidades de empleo. Las empresas que inviertan en el desarrollo de su talento y en la creación de un ambiente de trabajo flexible y colaborativo estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro.
Nosotros creemos que la tecnología debe estar al servicio de las personas. A través de iniciativas como HP Amplify, capacitamos a nuestros socios con herramientas técnicas y éticas que les permiten implementar estas tecnologías de manera efectiva y responsable. Así, construimos un ecosistema que no solo adopta la innovación, sino que también la impulsa con propósito.
Ética y responsabilidad en la era digital
La acelerada evolución tecnológica nos obliga a confrontar las implicaciones éticas de nuestras innovaciones. La inteligencia artificial, con sus desafíos inherentes como los sesgos algorítmicos y la privacidad de los datos, exige un liderazgo proactivo por parte de las empresas. Desarrollar políticas claras, invertir en capacitación especializada y fomentar una cultura de transparencia son pasos indispensables para garantizar que nuestras tecnologías se utilicen de manera responsable y ética, fortaleciendo así la confianza de nuestros clientes y demás stakeholders.
La era digital nos presenta desafíos sin precedentes, pero también oportunidades extraordinarias. Más allá de la carrera por la innovación tecnológica, el verdadero objetivo debe ser lograr un mundo más justo, equitativo y sostenible. Nuestra capacidad para innovar, adaptarnos y colaborar nos permitirá no solo aprovechar las herramientas, sino transformarlas en soluciones que beneficien a las personas y al planeta. El futuro no se construye con tecnología, sino con liderazgo humano.
Por: Sandra Hinestroza*
*La autora es Directora General de HP en Colombia.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
Lea también: IA: de privilegio corporativo a motor de innovación para emprendedores