Aunque en Colombia se vivió la COP16, el evento más importante de biodiversidad del mundo, también se disparó la deforestación y Bogotá sufrió una crisis de agua que no termina. ¿Qué viene en 2025?

En 2024 Colombia fue sede del evento más importante de Biodiversidad en el mundo y aseguró millones de dólares para su gestión ambiental, pero igual es un año agrio para el ambientalismo si miramos el estado general de las cosas.

Pareciera que la deforestación se disparó en Colombia, el Ideam proyectó más de 200% de alertas tempranas de deforestación que en el anterior año para el primer semestre. La COP en Cali no llegó a un acuerdo fundamental sobre los mecanismos de financiación del marco de Kunming-Montreal, la COP de cambio climático logró resultados lánguidos en su meta de financiación, Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos, decenas de empresas se retractaron de sus compromisos ambientales, Bogotá sufrió una crisis de agua premonitoria de escenarios catastróficos para una ciudad de más de 10 millones de habitantes. En fin…

Pareciera también que el movimiento ambiental anda de capa caída, siendo cada vez más potente la visión de la extrema derecha que busca contraatacar todos los valores progresistas al relacionarlo con la decadencia de la sociedad. La popularidad de figuras como Javier Milei dan cuenta de ésto. Pero ésto no debería ser razón para darse por vencidos; la interrelación de los sistemas humanos y ecológicos es cada vez más evidente y a paso lento se van cocinando nuevas maneras de relacionarse con el mundo que están mucho más alineadas con el bienestar y la regeneración. El Acuerdo de No Proliferación de Combustibles Fósiles ya cuenta con 14 países que hacen parte de la alianza, los precios de la energía solar ya son significativamente menores que la fósil en gran parte del mundo, China adelantó sus metas de instalación de energía solar seis años y Colombia estrenó su prohibición de plásticos de un solo uso. Hay cientos de otras noticias positivas. 

Más allá de las idas y venidas del momento, cuando llega una regulación ambiental o un cambio en la conciencia de la ciudadanía, este llega para quedarse. Es fácil sentirse desesperanzado cuando nuestra visión está en el corto plazo, pero la verdad es que los avances de la sociedad humana hacia reconectarnos con la tierra son imparables. Además, solo si miramos el mundo posible con miras de positividad y amor podremos construirlo. La epistemología de categorías cerradas de Occidente nos ha enseñado a ver el mundo de manera dicotómica: O estamos jodidos o estamos bien; pero la verdad es que la realidad siempre es mucho más compleja y fluida, y por lo tanto siempre hay y habrá espacio para contribuir a la regeneración de este mundo. 

Siempre se pone más oscuro justo antes del amanecer, dice la sabiduría popular. Ahora que estamos en momento de familia y de reflexión es fundamental que recordemos esa máxima para darnos fuerza de seguir. También es importante que reflexionemos sobre cuáles son esas razones por las que no estamos viendo las transformaciones radicales que nuestra sociedad necesita para transitar hacia sistemas regenerativos. A mi parecer, desde el movimiento ambiental todavía estamos muy metidos en una mentalidad de ego y competencia, tampoco hemos logrado desarrollar narrativas que sean suficientemente atractivas, creativas y plausibles para atraer a una gran cantidad de la población y nos hemos contagiado de los ecos de polarización y odio que hoy son tan comunes en este mundo. 

Ahora bien, más allá de todas las racionalizaciones sobre posibles estados del mundo, levantarse todos los días con el objetivo de construir un mundo mejor es una gran razón para amar el milagro de estar vivo. Que este sea un momento para recordar que una vida en servicio del bienestar humano y del planeta termina devolviendo una gigantesca felicidad y sensación de propósito, y que siempre será una buena decisión el enfocar la vida hacia el cuidado del ser y de lo exterior, ya que como es adentro es afuera.

Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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