Los países están teniendo que adoptar ambiciosas políticas de Estado para acelerar la adaptación de tecnologías como la inteligencia artificial. Colombia no avanza aún al ritmo adecuado. ¿Qué falta?

La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una simple tendencia tecnológica, pues, se ha convertido en un componente esencial del desarrollo económico y social de los países. Su capacidad para automatizar tareas rutinarias y optimizar procesos incrementa sustancialmente la productividad empresarial, reduciendo costos y mejorando competitividad en los mercados globales. 

En consecuencia, los países están tendiendo a adoptar ambiciosas políticas de Estado para acelerar la adaptación de sus economías a la inteligencia artificial, ello, basados en una receta universal que indica que, para un desarrollo efectivo de la IA, es necesaria una estrategia integral que combine infraestructura tecnológica avanzada, talento humano capacitado, regulación adecuada y acceso a datos de calidad. Además, es crucial fomentar la inversión en investigación y desarrollo, fortalecer alianzas internacionales y consolidar un ecosistema de innovación que impulse la adopción de la IA en todos los sectores de la economía.

Los países que han tomado con la seriedad que amerita el desarrollo de la inteligencia artificial han seguido el camino lógico de diagnosticar sus capacidades, definir sus estrategias con incentivos y regulaciones pertinentes, y pasar rápidamente a la ejecución.

Lamentablemente, Colombia ha convertido la inteligencia artificial en un ciclo estático de planeación sin una perspectiva clara de ejecución de las acciones requeridas para avanzar al ritmo adecuado.

En tal sentido, el país cuenta con una hoja de ruta para la adopción Ética y Sostenible de la IA, elaborada en 2023 por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, y el CONPES 4144 de 2025, aprobado recientemente. Ambos documentos se enfocan en el diagnóstico y en recomendaciones generales para impulsar la IA, pero no son vinculantes ni tienen fuerza jurídica.

Son planes estratégicos sin carácter obligatorio, sin decretos que exijan su cumplimiento, sin asignaciones presupuestales garantizadas y sin mecanismos de control para su ejecución. No crean obligaciones para el sector público ni privado, dejando su implementación a la voluntad política y a la disponibilidad incierta de recursos, pues, aunque el CONPES menciona 479.273 millones de pesos hasta 2030, pero lo hace sin claridad sobre fuentes de financiación ni mecanismos de ejecución.

 En contraste, muchos países han dado pasos concretos con leyes, decretos, incentivos fiscales y fondos específicos, asegurando que la IA no se quede en el papel, sino que se concrete.

Para dimensionar el rezago de Colombia en inteligencia artificial, basta con revisar tres rankings internacionales que evalúan su desempeño:

1.Índice Global de Inteligencia Artificial 2024: Colombia ocupa el puesto 51 entre 83 países, reflejando su posición mediocre en el desarrollo y adopción de esta tecnología a nivel mundial.

2.Evaluación del Panorama de la Inteligencia Artificial en Colombia (AILA) – PNUD (noviembre 2024): El país obtiene un puntaje de 3.4 sobre 5, clasificándose en un nivel “Diferenciador”, lo que indica algunos avances, pero también brechas significativas en la preparación para desarrollar, adoptar e implementar IA.

3.Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2024: Colombia se ubica en la quinta posición de la región con un puntaje de 52,64 sobre 100. Esto lo clasifica como “adoptante”, por debajo de los Chile, Brasil, Uruguay y Argentina lo que significa que ha comenzado a integrar la IA en diversos sectores, pero aún está lejos de una posición de liderazgo.

Estos indicadores evidencian que, si bien Colombia tiene un avance moderado en la adopción de IA, todavía enfrenta importantes desafíos básicos para cerrar la brecha con los países líderes en la región y el mundo, especialmente en materia de infraestructura digital y talento humano. 

Según el DANE, solo el 63,1% de los hogares colombianos tienen internet, y en las zonas rurales la cifra baja al 41,4%. Además, el país cuenta con pocos centros de datos de alto rendimiento, lo que limita el acceso a supercomputación y almacenamiento de datos.

Respecto al talento humano, un estudio de IDC para Microsoft revela que el 40% de las empresas colombianas ven la falta de habilidades necesarias para aprender y trabajar con inteligencia artificial como una barrera para su adopción. Aunque la hoja de ruta y el COMPES de IA proponen fortalecer la educación digital, no se definen claramente la financiación ni los cambios estructurales necesarios en el sistema educativo para formar a los especialistas que el país requiere.

Por esas razones, Colombia necesita urgentemente un marco legal sólido y vinculante que trascienda los gobiernos y se constituya en una verdadera política de Estado. Este marco debe definir responsabilidades claras, garantizar la asignación de recursos y activar los incentivos adecuados para el sector privado.

Además, es fundamental establecer una institucionalidad robusta, un marco ético regulador, prioridades de inversión bien definidas y mecanismos efectivos de coordinación entre el gobierno y los actores privados. Todo esto debe traducirse en metas ambiciosas medibles, con plazos e inversiones específicas, que permitan la implementación efectiva y sostenible de la política de Inteligencia artificial.

Se necesitan normas que impulsen a la adopción de IA en el sector público y privado, decretos que asignen recursos específicos para investigación y desarrollo, e incentivos reales para atraer inversión. Además, es urgente fortalecer la formación de talento con programas especializados y alianzas con empresas tecnológicas.

El país no puede seguir pensando que la IA se desarrollará con sobre planeación y documentos bien escritos. O se pasa a la acción, o Colombia quedará definitivamente rezagada en la revolución tecnológica más importante del siglo.

Por: Iván Darío Arroyave*
*El autor es consultor empresarial. Se ha desempeñado como presidente de la Bolsa Mercantil de Colombia, decano de postgrados de la Universidad EIA, director de posgrados en finanzas de la Universidad de la Sabana y consultor del Banco mundial. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia

Lea también: El sistema de salud puede ser restaurado si el gobierno cumple con lo ordenado por la Corte Constitucional