El fondo de capital de riesgo EWA II, administrado por la firma colombiana EWA Capital, cerró 2024 con compromisos de inversión por US$17,4 millones y espera superar los US$24,4 millones en abril de 2025. Este desempeño refleja que, pese a la incertidumbre económica global, la región sigue atrayendo capital hacia compañías con modelos de negocio […]
El fondo de capital de riesgo EWA II, administrado por la firma colombiana EWA Capital, cerró 2024 con compromisos de inversión por US$17,4 millones y espera superar los US$24,4 millones en abril de 2025.
Este desempeño refleja que, pese a la incertidumbre económica global, la región sigue atrayendo capital hacia compañías con modelos de negocio innovadores y empresas con alto potencial de escalabilidad.
“Claramente estamos viendo un repunte en el capital de riesgo en Latinoamérica en 2024, pero no nos podemos dejar llevar”, advierte Patricia Saenz, fundadora y socia directora de EWA Capital. “Brasil se llevó más de la mitad de las rondas, y el capital que más entró fue a rondas en Serie B, que captaron más inversión que las rondas en Colombia”.
En efecto, startups como Bold, Simetrik y Bía han liderado las inversiones en el país, pero los fondos y las rondas de mayor tamaño siguen enfocándose en etapas más avanzadas.
“En early stage se están moviendo deals, pero las rondas son más pequeñas y los tiempos para levantar capital se están demorando aproximadamente 20 meses”, indica Saenz, en línea con el informe reciente de la Asociación Latinoamericana de Capital de Riesgo (LAVCA).
El levantamiento de fondos sigue siendo un reto para la región. “Latinoamérica todavía no es percibida como una región suficientemente atractiva para los inversionistas extranjeros, y los inversionistas locales también están temerosos por la situación geopolítica”, explica la directiva.
Aun así, Saenz ve oportunidades en startups que resuelven problemas críticos y desarrollan el potencial de la región. “Nos tomó más de dos años levantar el fondo, pero logramos nuestro primer cierre a finales de 2023 y con el cierre final ahora contamos con capital fresco para seguir invirtiendo”, señala.
El desempeño positivo de su primer fondo y la participación de inversionistas sólidos desde el principio han sido claves en este proceso. Sin embargo, advierte que “los inversionistas grandes tardan más de 18 meses desde que aceptan invertir hasta que se cierra la operación”, lo que subraya la necesidad de atraer nuevos jugadores a la región y de un mayor compromiso por parte del capital local.
El ecosistema de startups en la región enfrenta un debate creciente sobre la necesidad de alcanzar la rentabilidad rápidamente.
“Es fundamental no dejarnos llevar por olas como la del 2021, cuando todos estaban super bullish, y luego, ante la incertidumbre, dejaron de invertir repentinamente”, señala Saenz. “Muchas startups se han frenado por miedo a quemar dinero, pero si la inversión se realiza con un objetivo claro y se mide correctamente, puede generar crecimiento sostenible”.
Para la fundadora de EWA Capital, el breakeven debe ser una meta, pero no una regla universal.
“Nunca hay que olvidar que estas empresas necesitan un crecimiento exponencial, un valor agregado y una ventaja competitiva para transformar la región”, dijo.
En cuanto a la estrategia de inversión del fondo, EWA Capital se enfoca en empresas en etapa temprana con un producto mínimo viable (MVP), un market fit validado y capacidad de escalabilidad en la región.
“Nos interesa ver soluciones innovadoras en agro y salud, aunque la adopción tecnológica en estos sectores es más lenta y a veces no encaja con los tiempos de venture capital”, comenta.
Además, Saenz destaca oportunidades en Climate Tech, biodiversidad en turismo y la creación de soluciones que desbloqueen capital y hagan más eficientes a otras empresas.
“Nos gustaría ver más exits en la región, sobre todo en industrias rezagadas como la educación, que ha estado muy enfocada en upskilling y reskilling, pero tiene muchas otras soluciones por explorar”, agrega.
Así mismo, resalta el rol creciente de la inteligencia artificial como una tecnología transversal en todas las industrias.
“Su potencial para generar productos diferenciadores y accesibles es enorme. Esta es una de las tendencias más relevantes que estamos observando”, concluye.