Aunque como tal Irán controla la parte norte, en el estrecho se encuentran ocho islas, de las cuales ese país mantiene presencia militar en siete desde los años setenta, lo que aumenta su alcance y capacidad para bloquearlo. ¿Qué importancia tiene en este conflicto?
En la geopolítica y los mercados financieros, a veces las cosas cambian muy rápidamente y los conflictos pueden tomar nuevas dimensiones antes de que nos demos cuenta. Esto es precisamente lo que ha pasado con el conflicto entre Israel e Irán, tras el ataque de Estados Unidos, el domingo 22 de junio, sobre tres instalaciones nucleares iraníes, lo que ha cambiado la dinámica de poder y las implicaciones de este choque.
Si recuerdan, precisamente en mi columna de la semana anterior —“Israel e Irán: un conflicto que redibuja el mapa geopolítico de Medio Oriente”— hablaba sobre cómo el cruce de misiles entre estos dos países estaba aumentando las tensiones en la región y cómo Estados Unidos era un jugador interesado en este escenario. Pues bien, Donald Trump ha sorprendido de nuevo con dos jugadas en menos de tres días: la primera, el mencionado bombardeo el domingo 22 de junio de tres instalaciones nucleares iraníes en Fordo, Natanz e Isfahan; y la segunda, el anuncio el martes de la misma semana de que se había pactado un cese al fuego entre Israel e Irán.
Pero si bien Estados Unidos tiene el poderío militar para hacer sentar a estos dos países en la mesa de negociación, Irán cuenta con un as bajo la manga en estas conversaciones: la geografía. Más concretamente, el estrecho de Ormuz —señalado en rojo en el mapa—, un espacio de entre 55 y 95 kilómetros por el que transita alrededor del 20% de todo el petróleo del mundo, es decir, entre 17 y 18 millones de barriles diarios (mbd) procedentes de diferentes productores como Arabia Saudita, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y el propio Irán.

Aunque como tal Irán controla la parte norte, en el estrecho se encuentran ocho islas, de las cuales ese país mantiene presencia militar en siete desde los años setenta, lo que aumenta su alcance y capacidad para bloquearlo. Otro elemento importante es que también transitan por allí entre 3 y 4 mbd de productos refinados de petróleo y gas natural licuado (GNL), principalmente desde Catar, lo que incrementa el peso estratégico de este corredor y la influencia que puede tener sobre los precios mundiales de los hidrocarburos.
Lo que parece confirmarse frente a lo que escribía la semana anterior es que Estados Unidos está forzando la situación para revivir el acuerdo nuclear con Irán, pero la tregua con Israel es bastante frágil. Y si bien esto abrió la puerta para que la administración Trump se involucrara directamente, también podría convertirse en la piedra en el zapato para avanzar en las negociaciones. Tampoco hay que olvidar que el Ayatolá o Líder Supremo, Alí Jamenei, está obligado a mantener una posición fuerte y de control en su país, por lo que, en caso de verse acorralado por Israel y con Estados Unidos presionando, podría optar por cerrar el estrecho, aunque eso le cueste enemistarse con otros países de la región, involucrándolos cada vez más y llevando el choque entre dos países a un conflicto regional.
Por: Gregorio Gandini*
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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