Con un avance en las obras del 90%, la terminal multipropósito ubicada en el Golfo de Urabá reducirá significativamente las distancias a los principales centros productivos del país y hará más competitivas sus exportaciones.
Los primeros estudios para desarrollar un puerto en Urabá se remontan a 1971, pero diversos factores impidieron su viabilidad: débil conectividad vial con el interior del país, falta de articulación público-privada, baja capacidad de inversión regional y un entorno normativo poco favorable.
Esto cambió, sin embargo, en los últimos 12 años con la llegada de las autopistas 4G a la región, la maduración de una estructura financiera privada, el aumento en la demanda de eficiencia logística por parte de los exportadores y una mayor estabilidad institucional. Por último, pero no menos importante ha sido el éxito de la industria bananera, que cada año exporta unos US$ 600 millones desde Urabá y genera más de 100.000 empleos, entre directos e indirectos.
¿El resultado? Una iniciativa privada de US$800 millones que apuesta por consolidar un Nuevo Eje Logístico, dice Alejandro Costa Posada, CEO de Puerto Antioquia, a Forbes. En un entorno más favorable, “el sueño de décadas de los antioqueños, que ya tiene un avance del 90% en sus obras de infraestructura y comenzará operaciones en el segundo semestre, logró generar tracción y solidez para atraer a los inversionistas que hacen hoy de este puerto y del futuro de Urabá una realidad”.
Diseñado como una terminal multipropósito en el Caribe, Puerto Antioquia reducirá significativamente las distancias a los principales centros productivos del país: con Medellín un 47%, Bogotá un 33% y el Eje Cafetero hasta un 36%. Así, generará ahorros en costos logísticos, impulsará al potencial de las regiones y mejorará la competitividad del comercio exterior.
Aunque el proyecto cuenta con un grupo de inversionistas, entre los que se cuentan el francés de origen libanés Jacques Saad y seis bananeras paisas, su inspirador fue el empresario ya fallecido Guillermo Henríquez, quien le presentó la oportunidad de construir una terminal en el Golfo de Urabá al vallecaucano Óscar Isaza Benjumea, considerado como el magnate de los puertos en Colombia y que actualmente también tiene a cargo la construcción de la regasificadora del Pacífico, una obra de US $500 millones por encargo de Ecopetrol. Este proyecto entraría en operación en el segundo trimestre del 2026.
Según relató Isaza a Forbes, en 2022, la primera vez que visitó el proyecto viajó de Bogotá a Rionegro, bajó a Medellín y desde allí abordó un avión para el Urabá. Al llegar, se encontró que lo único que estaba en venta era un lote de 36 hectáreas, pues tan solo estaban cuatro barcazas cargando banano. “Lo único que les dije fue: ¿Cuánto vale lo que están vendiendo? Era comprar la idea, porque había que hacer una ingeniería total, desde lo básico hasta los detalles. Fue ahí cuando firmamos un documento de intención vinculante sujeto a cierre financiero”.
PIO SAS (Puertos, Inversiones y Obras), la empresa de Isaza, es el gestor de la obra, mientras Eiffage Obras Civiles Marítimas y Termotécnica Coindustrial, los encargados de construir la infraestructura física, el viaducto en los muelles y las vías de acceso, entre otros.
Adicional al 40% del capital aportado por los socios, el megaproyecto cuenta con créditos otorgados por el Banco Interamericano de Desarrollo – BID Invest, Davivienda, Bancoldex, la Financiera de Desarrollo Nacional y Global Infraestructura Partners.
Al contar con recursos de la banca multilateral, Puerto Antioquia tiene la responsabilidad de cumplir no solo la legislación nacional, sino las Normas de Desempeño de la Corporación Financiera Internacional, CFI, del Banco Mundial, como garantía de que este proyecto “greenfield” sea materializado como una obra de impacto positivo para el desarrollo del territorio, con altos estándares de responsabilidad ambiental y social.
“En este momento están completamente instaladas las grúas STS (Ship to Shore) en un área significativa del muelle marítimo, que tendrá 1.340 metros de línea de muelle y 16,5 metros de calado”, dice Costa y agrega que las grúas pórtico y los equipos para movilización de carga están listos en la plataforma terrestre.
En la ejecución participan más de 10 compañías especializadas en distintas áreas. El Consorcio Terminal Marítimo (Cotema) ha estado a cargo de la obra principal. Jan de Nul culminó el dragado principal en julio del 2022. El consorcio MIIT desarrolló la terminal de graneles. Además, participan firmas en redes eléctricas, sistemas portuarios, supervisión y equipamiento logístico.
Durante la fase de construcción se han generado cerca de 6.000 empleos directos e indirectos. En la operación se proyecta la creación de 1.000 empleos directos y más de 17.000 empleos indirectos, vinculados al ecosistema portuario, que atraerá aproximadamente 800 nuevas empresas a la región. Además, se han capacitado más de 9.000 personas, muchas de ellas de comunidades locales, en competencias técnicas y operacionales, entre ellas, a 300 Urabaenses que se preparan en el Centro de Excelencia Operacional de Puerto Antioquia para operar los equipos portuarios.
Según Costa, todos los equipos principales ya están en el puerto apoyando -junto con los simuladores- el proceso de capacitación de las comunidades quienes serán la pieza clave para asegurar la operación eficiente del puerto y la base para la transferencia de conocimiento eje del desarrollo portuario y del Uraba.
“Contando con lo anterior, más de 300 jóvenes urabaenses ya tienen un importante progreso en su formación para atender las necesidades de fuerza laboral específica en temas portuarios; en Puerto Antioquia continuamos proyectados a iniciar recepción de carga este 2025”, agrega el CEO.
El impacto en la economía
Puerto Antioquia prevé convertir a Urabá en un centro de comercio exterior y un catalizador de desarrollo regional.
“Será el puerto más cercano a los centros de consumo y producción como son Medellín, Antioquia y Eje Cafetero”, dijo Isaza a Forbes, en 2022, al confirmar que el proyecto traerá desarrollo económico no solo para la región, sino para el país.
Alejandro Costa Posada, CEO de Puerto Antioquia, coincide y afirma que el impacto del puerto será estructural, tanto en Urabá como en el contexto nacional.
“La zona pasará de ser una región exportadora de productos primarios a convertirse en una plataforma logística para la agroindustria, el comercio exterior y la inversión”, explica.
Como resultado de la reducción de las distancias terrestres con Medellín, Bogotá y el Eje Cafetero, donde se genera el 70% del PIB del país, las empresas tendrán una disminución de costos logísticos que hoy representan en promedio 17% en el comercio exterior.
Carlos Manuel Uribe, presidente de Flores El Capiro y miembro de la junta directiva de Puerto Antioquia, explica que el país debe avanzar mucho en los temas logísticos para hacer más competitivos sus productos de exportación.
“En el agro y en casi todo pesa mucho el flete, los temas de las navieras han estado complejos este año y tenemos que resolver el tema del transporte para poder salir adelante, allí son claves los puertos”, agregó.
El Capiro, cuyos accionistas están involucrados en la producción de aguacate hass, exporta el 25% de su producción a EEUU, ya que el grueso de sus ventas externas se concentra en Inglaterra, Alemania y otros países.
Además de su mayor proximidad geográfica a los centros productivos, la obra contará con una infraestructura completamente nueva, amplia capacidad para almacenamiento y operación de refrigerados/ perecederos y tecnologías de última generación para la operación y aseguramiento de la carga, iniciando con 2 escáneres de contenedores, 2 de pallets, grúas STS y RTG (Rubber-Tired Gantry) modernas, que mueven contenedores dentro del recinto portuario.
Con una infraestructura habilitada para la presencia 24/7 de las autoridades, posibilitando horarios más favorables para las diligencias administrativa, su capacidad inicial será de 7 millones de toneladas anuales y moverá contenedores secos y refrigerados, carga general, granel seco y carga rodada (vehículos).
Al ser una concesión de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, hasta 2052 el servicio de este puerto será público y Puerto Antioquia el responsable de la operación ante los clientes, aunque para poder llevarla a cabo requerirá el apoyo y la experiencia de los operadores portuarios locales de Turbo que ya cuentan con 60 años de experiencia.
“El puerto contará con una plataforma tecnológica integral para gestión logística, seguridad, control aduanero y trazabilidad en tiempo real, lo que lo convierte en uno de los más modernos del continente”, dice Costa que destaca que las áreas de autoridades tanto las de inspección como las de la policía antinarcóticos y la de la policía fiscal aduanera tienen un avance del 60%.
Señala también que la infraestructura para el manejo de graneles, tanto limpios como fertilizantes está totalmente terminada y comisionada, lo que impactará positivamente el mercado agrícola y de seguridad.
En materia ambiental, Isaza dijo que, desde su concepción, el proyecto integró una estrategia sólida. “Uno de los pilares fue la construcción del viaducto elevado de 4,5 km, diseñado específicamente para reducir la dimensión del dragado y la intervención sobre el ecosistema”, agrega al destacar que además se reforzaron los estribos del puente sobre el río León para evitar soportes dentro del cauce.
“En conjunto con las autoridades nacionales y expertos la normatividad para financiación internacional se desarrollaron planes de identificación de riesgos, mitigación, compensación y conservación de biodiversidad, con la participación de las comunidades en el monitoreo y vigilancia”, concluye el CEO que es optimista sobre el cumplimiento del cronograma de obras, que se encuentran en la etapa final de ejecución y alistamiento para las pruebas operativas.
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