La IA ha demostrado ser un recurso clave en la mejora de procesos operativos, atención al cliente, optimización logística y servicios predictivos. ¿Cómo aprovecharla desde las empresas?

La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa a futuro, sino una realidad que está reconfigurando la manera en que las organizaciones operan, toman decisiones y generan valor. Su impacto es transversal y estratégico, y Colombia no se ha quedado atrás. Según el Government AI Readiness Index 2024, elaborado por Oxford Insights, el país se ubica en el puesto 54 entre 193 naciones evaluadas, y en el sexto lugar entre 33 países de América Latina y el Caribe. Este índice mide la preparación de los territorios en la implementación de políticas públicas, marcos regulatorios y estrategias nacionales de IA. Resultados reflejan avances concretos en el fortalecimiento de capacidades digitales. 

Este progreso se traduce en una mejora sustancial en infraestructura tecnológica y disponibilidad de datos: dos pilares esenciales para el desarrollo de una IA con propósito. La inteligencia artificial, lejos de ser una moda pasajera, se está consolidando en Colombia como un habilitador clave del crecimiento empresarial, al tiempo que transforma las dinámicas del mundo corporativo.

Pero más allá del rendimiento técnico, surge una pregunta clave para los líderes del sector público y privado: ¿cómo garantizar que esta tecnología amplifique nuestras capacidades sin comprometer los valores que sostienen la confianza de colaboradores, clientes y usuarios? Porque la verdadera disyuntiva no radica en si adoptamos o no la IA, sino en cómo la integramos sin perder aquello que nos define como humanos. En última instancia, lo que está en juego no es solo la competitividad, sino la confianza.

Tecnología que amplifica lo humano

La IA ha demostrado ser un recurso clave en la mejora de procesos operativos, atención al cliente, optimización logística y servicios predictivos. Un ejemplo de esto es HP AI Companion, una herramienta integrada que permite al usuario interactuar directamente con su equipo para buscar documentos, recibir asistencia contextual y automatizar tareas repetitivas. 

Lo más valioso de esta implementación no ha sido únicamente la mejora técnica, sino el impacto en la experiencia del usuario. Al delegar tareas operativas a la IA, las personas pueden enfocarse en lo que realmente importa: innovar, resolver problemas complejos y construir relaciones más significativas. Se trata de usar la inteligencia artificial como un complemento que amplifica el potencial humano, sin sustituirlo, manteniendo siempre el juicio y la decisión en manos de las personas.

Esta experiencia también nos ha llevado a reflexionar sobre un principio esencial: las soluciones más poderosas emergen cuando lo humano y lo digital se complementan. La eficiencia algorítmica, sin sensibilidad ni contexto, puede derivar en decisiones frías o incluso injustas. Por eso, el verdadero liderazgo no reside únicamente en qué tecnologías se adoptan, sino en cómo se integran. La transparencia y la responsabilidad ética no solo previenen desigualdades, sino que permiten a las organizaciones generar valor con integridad.

En este terreno, la neutralidad no es automática. Se necesita una gobernanza clara que articule principios éticos, diversidad de perspectivas y mecanismos de monitoreo permanentes. Hoy, la responsabilidad no se limita al cumplimiento normativo: también es reputacional y estratégica. Harvard Business Review propone marcos éticos flexibles y culturalmente adaptables, reconociendo que lo transparente en Silicon Valley puede ser opaco en Seúl, y lo justo en Berlín podría no serlo en Bangalore. Esto exige sensibilidad local e inteligencia cultural para generar confianza auténtica.

Liderar con propósito en la era de la IA

Colombia tiene una oportunidad única para consolidarse como referente regional en el desarrollo de una inteligencia artificial con propósito. El liderazgo mostrado en políticas públicas, sumado al talento local y a una cultura empresarial cada vez más consciente de su impacto, sienta las bases para avanzar hacia una transformación tecnológica verdaderamente sostenible.

Para lograrlo, necesitamos líderes que abracen la innovación, sí, pero que no pierdan de vista lo esencial: el juicio humano, la empatía y los valores compartidos que nos permiten construir confianza. Porque el éxito en esta nueva era no se medirá únicamente por la velocidad de adopción tecnológica, sino por la capacidad de usar la IA para tomar mejores decisiones, no solo las más rápidas.

Por: Sandra Hinestroza*
*La autora es Directora General de HP en Colombia.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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