El sector de telecomunicaciones ya no discute la adopción de inteligencia artificial, sino su implementación efectiva. ¿Cuál es el futuro de esa tecnología en el sector?
En el reciente evento Telco IA Latam, quedó en evidencia que el sector de telecomunicaciones ya no discute la adopción de inteligencia artificial, sino su implementación efectiva. En ese proceso, una analogía resulta especialmente útil: la IA más avanzada se comporta, cada vez más, como un cerebro humano.
Una manera útil de pensar su impacto es distinguir entre dos capacidades clave: la IA generativa y la IA predictiva. La primera cumple funciones similares al hemisferio creativo del cerebro: produce lenguaje, sintetiza imágenes, genera ideas. La segunda actúa como el hemisferio lógico: detecta patrones, modela comportamientos, anticipa resultados. Su verdadero potencial emerge cuando ambas trabajan en conjunto, como en un sistema bien integrado.
En telecomunicaciones muchas organizaciones continúan operando con estructuras heredadas, procesos verticales y una baja flexibilidad para escalar soluciones basadas en IA. En nuestra experiencia global, el problema rara vez es solo técnico, es también organizacional.
En BCG aplicamos una regla empírica que lo resume con claridad: solo el 10% del éxito en IA depende de los algoritmos, el 20% de los datos y la infraestructura, y son las personas y el modelo operativo las que responden por el 70% del éxito (es decir, la cultura, el talento, liderazgo, las capacidades y los procesos).
Por eso, el desafío que enfrentan hoy las empresas de telecomunicaciones no es sólo tecnológico es estratégico. ¿Cómo identificar las grandes oportunidades de redefinición de dominios extremo a extremo y enfocar los esfuerzos en pocas de éstas, pero de gran impacto? ¿Cómo desarrollar capacidades de “plataforma” conforme se redefinen esos dominios extremo a extremo y cuál debe ser la evolución del modelo operativo para ello? ¿Cómo atraer, formar y retener al talento clave?
La respuesta está en construir una arquitectura de IA que sirva al negocio, no que lo complique. Que actúe con precisión, pero también con criterio. Que automatice tareas sin apagar el pensamiento.
Como en el cerebro, lo importante no es la potencia aislada de cada parte, sino la calidad de las conexiones. Y en telecomunicaciones, esa conexión —entre tecnología, procesos y personas— es la que marcará la diferencia.
Por: Joan Viñals*
El autor es managing Director & Partner de Boston Consulting Group*
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
Lea también: Gestión cognitiva: el recurso estratégico que los líderes están ignorando