La financiación e implementación de energías limpias y nuevas alternativas energéticas ha sido el foco de muchos emprendimientos de base digital que buscan crear disrupciones en torno a las preocupaciones sobre el cambio climático. Hay optimismo entre los impulsadores de estas iniciativas, pero el acceso a capital sigue siendo un desafío. Así va la revolución enertech.
En los últimos 120 años, las ciudades se convirtieron en los símbolos de desarrollo personal y prosperidad económica. Pero los retos actuales de la humanidad, como el cambio climático, nos han puesto a pensar sobre el futuro de las metrópolis. A juicio de los expertos, este panorama es la puerta de entrada a la siguiente revolución industrial: la de los servicios públicos.
Justo en medio de ese desafío surgen las enertech, nicho de startups cuyo objetivo está centrado en jugar un rol en el mercado energético con digitalización para proveer fuentes de energía segura, sostenible y asequible, ya sea desde la conexión entre usuarios y proveedores, financiación de energías limpias, implementación de nuevas alternativas energéticas o creación de infraestructura.
Justamente en este último punto, la startup Oasis lleva siete años “acelerando la movilidad sostenible para el bienestar y la vida en las ciudades”, de acuerdo con su cofundador y gerente general, Juan Felipe Ocampo, quien destacó que su trabajo se centra en agilizar la adopción de vehículos eléctricos mediante tres ejes: infraestructura, oferta y mapas educativos.

Ricardo Cardona, Jose Augusto Ocampo, Santiago Roldan y Juan Felipe Ocampo, cofundadores de Oasis.
En la actualidad, su empresa cuenta con 46 estaciones de carga para carros eléctricos en Bucaramanga, Cali, Medellín, Barranquilla, Cúcuta, Tunja y Bogotá, ciudades en donde espera instalar entre 40 y 60 terminales nuevas que le servirán para validar su modelo de negocio y exportarlo a países como Chile y Brasil.
“Colombia es líder en infraestructura para vehículos 100% eléctricos en Sudamérica seguido de Brasil, que es primero en el segmento de híbridos enchufables, donde estamos de segundos”, aseguró Ocampo.
La compañía estaría desarrollando esta red en sitios de interés público privados como centros comerciales, clínicas y universidades, pero ahora está ampliando su portafolio a unidades de carga residencial y estaciones de carga 100% públicas. Para el cierre de 2023, la empresa apunta a implementar terminales de carga para camiones, transporte público y transporte de carga, así como consolidar sus líneas para bicicletas, motos eléctricas y patinetas.
Como impulso a su modelo de negocio, Oasis recibió una inversión semilla de Auteco por $1.200 millones en plena pandemia, y finalizando el año pasado obtuvo recursos de una family office de la que no revelaron su nombre por $1.600 millones.
En materia de capital, los empresarios consultados por Forbes Colombia resaltaron que hoy el mundo necesita inversiones de más de US$2,4 billones al año para evitar una catástrofe climática. Al respecto, el CEO de Unergy, Eduardo Ospina, sostuvo que “por eso es importante financiar proyectos de energía solar”, aspecto al que se dedica su empresa al evidenciar una falta de liquidez importante en el planeta que afecta a los mercados colombiano y latinoamericano a la hora de conseguir fondeo para llevar a cabo iniciativas de energías limpias.

Eduardo Ospina, Chief Ejecutive Officer; Paola Santiago, Head Of Culture; y Nicolás Villegas, Chief Technology Officer de Unergy.
Para lograrlo, crearon un cripto token colateralizado en activos de energía solar con el que la gente puede invertir en proyectos de energía solar instalados en toda Colombia, y que consisten principalmente en iniciativas industriales o proyectos de granjas solares en el país.
Unergy, que arrancó siendo una plataforma de crowdfunding, se volcó al uso de tecnología blockchain para aprovechar su mecanismo de centralización a la hora de hacer transacciones, permitiendo que los compradores de su token elijan llevarlo en una billetera digital o conservarlo en la plataforma de la empresa.
“Lo que quisimos hacer con este token fue crear una criptomoneda que realmente no tuviera las características de todos los activos digitales actualmente, sino algo totalmente estable y colateralizado en activos plenamente respaldados, que son los paneles solares”, explicó el ejecutivo.
Hasta la fecha han ayudado a invertir US$5 millones en proyectos de energía solar a través de más de 1.500 personas que han comprado el token, cuyo valor oscila entre US$0,75 y US$1, cifras que representan un vatio en un proyecto de energía solar. La startup también cuenta con 15.000 usuarios en su plataforma, que ha ayudado a financiar más de 30 proyectos en Barranquilla, Medellín, el oriente de Antioquia, Bogotá, Cúcuta, Cartagena y Pereira.
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Ospina también reveló que la empresa está implementando proyectos en Brasil, destacando ciudades como Minas Gerais y el estado de Piauí. La empresa ya logró acuerdos en dicho país por US$2,05 millones, iniciando su implementación con un proyecto pequeño de US$50.000 que está en fase de construcción.
Como paso a seguir, Uenergy le apunta a crear una reserva de todos los proyectos, así como impulsar el lanzamiento del token en exchanges descentralizados con un modelo swap, que consiste en el intercambio de un instrumento financiero por otro activo previamente concertado entre comprador y vendedor.
Todo esto gracias a que los últimos meses han evidenciado un creciente interés en la disposición de inversionistas que ahora están percibiendo la importancia que las enertech están tomando debido a su crecimiento. Prueba de ello fueron los US$1,3 millones que lograron levantar mediante venture capital el año pasado y una próxima ronda de inversión que tienen planeada para 2024.
En medio de una crisis energética mundial, los actores del negocio se han dado cuenta de que “estamos parados sobre un montón de energía potencial” que no solo libera gases de efecto invernadero a la atmósfera, sino que también contamina las aguas, obstruye los alcantarillados y genera una mayor huella de carbono. Balance nefasto.
Una de las fuentes directas de esa problemática son las grasas residuales que provienen de las cocinas industriales y las fábricas de producción de alimentos. De ahí que empresas como Zhana Solutions configuraran su negocio con base en tecnologías de tratamiento de agua y un modelo de servicio basado en los principios de economía circular que aproveche la energía que “hoy en día está bajo nuestros pies y es totalmente desaprovechada”, según explicó a Forbes el CRO de la empresa, Andrés Galindo.

Andrés Galindo CRO, Javier de Castro CTO y Francisco Vivas CEO de Zhana Solutions.
Esto último se conoce como brown grease o grasa residual, material que suele ser utilizado para hacer biodiesel y cuya demanda podría crecer 30 veces de aquí a 2030. Para producir este material, la startup cuenta con una tecnología adjunta que permite separar las grasas de los afluentes de los restaurantes y cocinas industriales desde el agua con la que cuentan, en condiciones tales que puede ser aprovechada para la producción de biodiesel gracias a la recuperación de hasta 50% de esos residuos.
“Aquí estamos conectando varios elementos: un tratamiento de aguas que no existía, una contaminación que afectaba a los servicios públicos, y una escasez de un commodity que no es fácil de conseguir, y solo va a crecer y a crecer. Entendimos que hacer eficiente un servicio público puede ayudar a crear ciudades inteligentes, pero para masificarlo, debemos llevarlo hacia el mercado de energía”, sostuvo Galindo.
Ese objetivo les ha permitido contar con más de 100 servicios instalados en 10 ciudades de Colombia, donde proveen su tecnología a clientes como Frisby, Grupo Éxito y Crepes and Waffles. Algunos actores con los que están dialogando para expandir su impacto en el país incluyen a Comfama, Compensar y Bimbo, entre otros.
Esta expansión busca salir del foco que han mantenido hasta el momento en el sector Horeca o el parque industrial, para también colaborar con industrias pequeñas y medianas. Con esto en mente, la empresa ha desarrollado pilotos para colegios, cajas de compensación o sectores como los clubes, que tienen esa necesidad de mejorar su tratamiento de aguas, lo que les permitiría cerrar 2023 con 500 servicios instalados en Colombia.
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Todos estos esfuerzos irían en línea con las preocupaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que apunta a la escasez de agua para los efectos de alimentación como primer factor de vulnerabilidad del cambio climático en el planeta. El problema es que, si bien la organización tiene fondos avaluados en billones de dólares para atajar esta problemática, aún no se ha logrado involucrar a las startups en el uso de esos recursos, lo que las ha llevado a buscar fondos por otro lado.
Hasta el momento, Zhana Solutions ha logrado levantar US$1 millón en capital, pero esperan cerrar nuevas rondas de inversión con jugadores internacionales con los que hasta ahora están en fase de conversación. “Esa es una oportunidad que nos gusta mucho porque tenemos la posibilidad de ser los primeros en el mundo haciéndolo, y eso desde la alternativa de que ser globales y ver hasta dónde podemos llegar”, dijo Galindo.
Por ello, en el mediano plazo tienen que desarrollarse alianzas privadas y alianzas público-privadas para lograr los objetivos propuestos.
Hay otra pregunta que hasta el momento ha quedado en el aire, y que tal vez es la más importante ante la urgencia en la adaptación de energías limpias: ¿cómo involucrar de manera más directa al ciudadano de a pie?
Latinoamérica, al ser una región que todavía está en desarrollo, concentra más de 70% de la demanda de electricidad en el sector residencial o pequeños comercios donde más de 150 millones de usuarios en el año pagan en total más de US$140 millones en energía, según la cofundadora de SEOS, Nadia Pfeiffer.

Juan José Pfeiffer y Nadia Pfeiffer, co-fundadores de SEOS.
De acuerdo con la ejecutiva, la plataforma arrancó a comienzos de 2020 con la intención de ser un puente que une a los proveedores de capital con usuarios y los instaladores de energía solar a través de financiamiento y tecnología. Esto teniendo en cuenta que hasta 95% de los usuarios finales, que en este caso serían los hogares colombianos, quieren pasarse a energías sostenibles al entender su rol como “el motor de cambio para lo que el mundo necesita”, pues es desde allí donde pueda jalarse mucho el tema de la transición energética.
Por su parte, los proveedores de capital están más interesados en colocar recursos verdes para este tipo de soluciones y los instaladores quieren empujar, pero “al final no hay nada que los una, y eso es lo que nosotros queremos solucionar”, dijo la ejecutiva a Forbes.
Actualmente, la empresa cuenta con más de 50 instaladores calificados desde septiembre, de los cuales 25 ya están firmados con contrato, así como con tres entidades financieras con quienes operan sus líneas de crédito verde para ejecutar más de US$3 millones de colocación de cartera.
La empresa lanzó una ronda presemilla en septiembre del año pasado donde levantaron US$1,05 millones. A esto hay que sumarle recursos propios de la empresa por US$200.000 que sus cofundadores tenían como resultado de experiencias previas en el sector petrolero. Sus expectativas apuntan a cerrar otra ronda de inversión a finales de este año y planear una ruta de expansión que tiene a México como destino inaugural en el exterior.
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Por ahora, Pfeiffer destacó que se enfocarán únicamente en activos solares a pesar de que otras tecnologías como el hidrógeno verde están ganando terreno en Colombia, pero al dar ese primer paso, la ejecutiva sostuvo que “no quieren dar saltos al vacío”. De ahí que la empresa decidiera probar este modelo en zonas como la sabana de Bogotá, Cundinamarca, Cartagena y Boyacá, donde se desarrolló un primer piloto con 20 hogares para saber y analizar cómo funcionaba cada operador de red en las diferentes regiones.
“Como pioneros en este tema para los hogares, hemos venido enseñando cuáles son los sistemas de energía solar, rompiendo un poco que eso es inalcanzable y que no se puede hacer en Colombia, demostrando que todo el mundo puede tener energía solar en su casa”, afirmó.
Para la ejecutiva, la llegada del Covid-19 fue el disparador para muchas de las enertech inmersas en este objetivo de revolucionar la industria en torno a las energías renovables, pues hizo que todo el mundo cambiará la mentalidad sobre el cambio climático, que puede ser percibido como la última gran pandemia de la humanidad.
Si bien Pfeiffer y los otros emprendedores consultados por Forbes reconocen que “está la plata” para hacer estas iniciativas realidad, aún hacen falta esos canales para hacerla llegar a los aspectos que realmente van a generar impacto, y es ahí donde justamente las startups y el despliegue masivo de sus tecnologías pueden hacer la diferencia.
Por el momento, la cofundadora de SEOS reconoce que está empezando a funcionar mucho el tema de los bancos de desarrollo y la banca multilateral, que saben que esto tiene mucho potencial por el impacto social y están dispuestos a cerrar esa brecha donde los grandes institucionales no ponen plata para este tipo de ocasión hasta que ya hay cierto nivel de avance. De ahí que haya optimismo en que esa nueva revolución industrial se materialice más temprano que tarde.
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