¿Cómo gestionar la sostenibilidad en las organizaciones? En el proceso es clave considerar a la primera milla, la última milla y la milla extra. Le contamos cómo.
Para gestionar la sostenibilidad en las organizaciones, es fundamental adoptar una mentalidad holística, capaz de abarcar cada etapa del ciclo de vida de los productos, servicios y decisiones, desde su origen hasta la entrega final y más allá. Considerar aspectos como la primera milla, la última milla y la milla extra nos permite desarrollar un enfoque verdaderamente integral en la gestión de la sostenibilidad.
La primera milla se refiere al primer segmento de un proceso. En muchos sistemas, el comportamiento, la evolución y la trayectoria de un proceso o fenómeno dependen de las condiciones iniciales. Y en un contexto productivo o en una cadena de valor, la primera milla abarca desde la extracción de las materias primas hasta la fabricación de los productos. Esto implica gestionar los proveedores y el abastecimiento de manera responsable.
Al centrarse en la primera milla, se toman decisiones de abastecimiento responsables con el medio ambiente, que generan bajas emisiones de gases de efecto invernadero, promueven condiciones laborales dignas y se comprometen con la lucha contra la corrupción. Este es el punto de partida en el que podemos construir una base sólida —ética, justa y transparente—para promover una producción responsable y sostenible.
Por otro lado, la última milla se refiere al proceso de llegar al destino final y alcanzar los objetivos. Es el punto en el que se entrega el producto o servicio a los consumidores o clientes finales, enfocándose en la reducción de residuos y en la optimización de los procesos logísticos, las comunicaciones y las capacidades de adaptación y escalabilidad. Además, más allá de los aspectos operativos, se tienen en cuenta también consideraciones ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG).
Pero la última milla no es el punto culminante de esta historia. La gestión integral de la sostenibilidad requiere, además, una milla extra. La expresión “dar la milla extra” es una metáfora que tiene sus orígenes en la Biblia. De hecho, en el Nuevo Testamento, en el capítulo 5 del Evangelio según San Mateo, se documenta el célebre Sermón de la Montaña, donde Jesús, ante sus discípulos y una multitud de personas, pide ir más allá de la “ley del talión” del Antiguo Testamento —“Ojo por ojo y diente por diente” (Levítico 24:20) —. Específicamente, en el versículo 41, dice que “a quien te fuerce a andar una milla, ve con él dos”. En este pasaje, Jesús insta a sus seguidores a ir más allá de lo solicitado y resalta la importancia de superar las expectativas.
En el contexto organizacional, motivar a los empleados a dar la milla extra implica fomentar el disfrute en la realización de esfuerzos adicionales para superar los objetivos acordados o esperados. En las relaciones personales, dar la milla extra implicaría, por ejemplo, esforzarse más para crear experiencias memorables para nuestros seres queridos. Y con respecto a la participación cívica y comunitaria, esto podría significar involucrarse en actividades de voluntariado y contribuir a iniciativas que busquen generar transformaciones positivas de nuestros entornos.
En términos de sumas y restas en la contabilidad social y ambiental, dar la milla extra sería no sólo compensar para neutralizar o netear los impactos positivos y negativos de las externalidades. Dar la milla extra significa ir más allá de la compensación básica de los impactos sociales y ambientales de las operaciones y decisiones. Se trata de no limitarse a neutralizar las externalidades negativas, sino de ir mucho más lejos en términos de responsabilidad y compromiso.
Dar la milla extra trasciende, entonces, los límites de lo ordinario. Sin olvidar la importancia de la primera y la última milla, es una invitación a las personas y a las organizaciones a explotar su potencial transformador más allá de lo obvio, a elevarse por encima de lo que se espera, a abrazar la grandeza y a andar un camino que deje, a cada paso, una huella positiva en el mundo. ¿Te animas entonces tú, que estas líneas lees, a dar esa milla extra?
Por: María Alejandra Gonzalez-Perez
Twitter:@alegp1
*La autora es Miembro del Consejo Global del ODS1: Fin de la Pobreza y profesora titular de la Universidad Eafit. Antes fue presidente para América Latina y El Caribe de la Academia de Negocios Internacionales (AIB). PhD en Negocios Internacionales y Responsabilidad Social Empresarial de la Universidad Nacional de Irlanda.
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