Aunque es poco probable que el primer recorte sea anunciado en septiembre, los analistas prevén que las reducciones llegarían en octubre y diciembre.

A finales de septiembre, la Junta Directiva del Banco de la República tomará la decisión de mantener su tasa de interés de referencia en 13.25 % o de reducirla si la inflación sigue cediendo.

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, uno de los siete miembros de la Junta, se ha mostrado partidario una reducción e incluso este lunes sostuvo una reunión con el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, y el de Asobancaria, Jonathan Malagón, en la cual dijeron que había llegado el momento de evaluar la posibilidad de reducir la tasa de intervención del Emisor, actualmente en 13,25%, teniendo en cuenta el estancamiento del consumo y la desaceleración de la economía.

Necesitamos recuperar la economía. La reducción de tasas es el camino”, dijo Bonilla, unas palabras que fueron respaldadas por Mac Master y Malagón. 

A pesar de ello, ya varios miembros de la Junta han dicho que es preferible esperar la consolidación en la bajada de la inflación, ya que esta es el impuesto más alto que tienen las personas de ingresos medios y bajos, que no se pueden proteger contra ella.

De hecho, las minutas de la Junta también han revelado que algunos de los codirectores consideran que “no existen aún las condiciones propicias para iniciar un relajamiento de la postura de la política monetaria”.

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En una reciente charla, Mauricio Villamizar, uno de los siete codirectores del Emisor, dijo que el Banco debe actuar con cautela en materia de tasas y señaló que  “seríamos muy irresponsables al dar una señal teniendo en cuenta que las cosas pueden cambiar en muy poco tiempo”. 

“Antes de iniciar un ciclo a la baja de tasas tenemos que ver una convergencia a la meta de 3%-4% en un plazo en el que nos sintamos lo suficientemente cómodos”, dijo el codirector en un evento del Banco Itaú y agregó que “por otro lado hay que ver cómo se está comportando el producto (PIB) y sus componentes, entre ellos el mercado laboral”.

Y agregó:  “Cuando veamos que están encaminadas todas estas fuerzas diría que es el momento de empezar a hablar de recortes, pero no sé si eso sea en octubre, noviembre, diciembre o el próximo año”.

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Pros y contras de bajar tasas

Pero, ¿cuáles son los riesgos de una reducción prematura? 

En la última reunión de julio 31, la decisión de la Junta  por unanimidad fue mantener la tasa en 13,25% por segundo mes consecutivo, a pesar de que la inflación continúa en niveles altos con respecto a la meta del 3% y “subsiste la rigidez de la inflación básica sin alimentos ni regulados al ubicarse en junio en 10,5% anual, nivel similar al que se observó en los meses precedentes”.

Allí, Bonilla destacó que aunque la inflación lleva tres meses cayendo “todavía no lo suficiente para ampliar la brecha entre la tasas de intervención y la tasa de inflación”.

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Según admitió, eventuales reducciones dependerán del monitoreo de la inflación en los meses siguientes, con el fin de determinar el momento propicio si se mantiene la tendencia actual y “terminamos en un dígito al final del año”.

Por otra parte, durante la reciente presentación del informe de política monetaria, el gerente técnico del Emisor, Hernando Vargas, citó los riesgos de una reducción prematura en la tasa de intervención: 

* El primero, tiene que ver con un desanclaje persistente de las expectativas de inflación, en la medida en que la gente no crea que se conseguirá la meta del 3%, lo cual la llevará a fijar sus precios y demandas salariales en un porcentaje superior;

*  El segundo tiene que ver con presiones inflacionarias adicionales en un contexto de inflación por encima de la meta (10% ó 11,78% en julio, lejos de la meta del 3%), lo que obligaría al Banco a subir aun más sus tasas.

* El tercero tiene que ver con la evolución de las condiciones financieras externas, lo cual quiere decir que cualquier decisión también dependerá de lo que suceda en el frente internacional, “donde todavía hay volatilidades a pesar del incremento en las tasas de la FED y el Banco Central Europeo, lo cual podría llevar al Banco a mantener inalteradas sus tasas”, para evitar problemas cambiarios.

* El cuarto está relacionado con la incertidumbre sobre la brecha de producto, ya que es posible que la economía se desacelere más rápido de lo previsto, lo cual reduciría las presiones inflacionarias, aunque el mercado laboral sigue apretado, lo cual deja entrever que la actividad económica es más fuerte y requiere el actual nivel de tasas.