A propósito de la transición energética con el objetivo de alcanzar el 50% de energía renovable en el mix energético para 2030. ¿Cómo va la transición?

Los proyectos de energía renovable están siendo atractivos para quienes le apuestan a invertir en la transición energética. Según datos del Banco de la República, entre enero y marzo de 2023, el país recibió US$ 5.754 de capital extranjero, resultado principalmente de US$4.305 millones de Inversión Extranjera Directa (IED), distribuidos en US$756 millones para el sector petróleo, US$607 millones para la explotación de minas y canteras, US$397 millones para electricidad, gas y agua, entre otras inversiones.

Esta confianza de las inversiones extranjeras en el país en el primer semestre de 2023, muestra una cifra récord de flujos de inversión. De acuerdo con el Consejo de Empresas Americanas (CEA), en el acumulado semestral de 2023 Colombia ha recibido inversiones por US$7.519 millones. “La economía parece reportar un balance positivo, a diferencia de otros países de la región”, dicen.

Para Ricardo Triana, director ejecutivo del CEA, “es fundamental plantear una transición energética responsable y bien estructurada que aporte a la economía sin poner en riesgo la seguridad energética del país”.

Le podría interesar: “Tenemos que generar confianza y explicar mejor lo que significa la transición energética”

Colombia en el mundo de la transición energética

El Ministerio de Minas y Energía de Colombia ha fijado el objetivo de alcanzar el 50% de energía renovable en el mix energético para 2030, lo que genera un interés en inversionistas que le apuesten a la transición. Este enfoque en la transición energética ha posicionado a Colombia como el tercer país de Latinoamérica con capacidad a futuro de adicionar energía solar y eólica, según el Global Energy Monitor 2023: Brasil (217 GW), Chile (38 GW), Colombia (37 GW), Perú (10 GW) y México (7 GW).

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam) estima que el país recibe un promedio de 5,5 y 6,0 kilovatios/hora por metro cuadrado de irradiación solar horizontal por día (entre 2000 y 2200 kilovatios/hora por metro cuadrado por año); lo que convierte a Colombia en uno de los países más soleados del mundo, y por ende, con potencial de recurso solar.

A pesar de estos rasgos positivos, al país no le fue bien en el Índice de Transición Energética del Foro Económico Mundial, el cual posicionó a Colombia en el puesto 40 de 120 países y 6 en Latinoamérica. El cambio real a nivel mundial está liderado por Suecia, Dinamarca y Noruega; y en Latinoamérica por Brasil, Uruguay y Costa Rica.

Le podría interesar: “Colombia no está entre los cinco países que lideran la transición energética en Latam”

La apuesta por el futuro energético sostenible

En febrero de 2023, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó US$70 millones para respaldar la iniciativa energética en el país y aumentar la soluciones con energías renovables, a través de enfoques asociativos comunitarios y populares; redes de transmisión, y para avanzar en la electrificación del transporte. Un apoyo económico sujeto a la perspectiva del Gobierno en su plan para suspender la exploración de hidrocarburos y dar rienda suelta a la transición energética.

Para Ricardo Triana, Colombia debe enfocarse en fortalecer la seguridad y la estabilidad jurídica, junto a la “la simplificación de trámites, la mejora continua de la infraestructura y la implementación de incentivos fiscales a los capitales extranjeros”. Por ello, los balances en las inversiones extranjeras han ayudado a fortalecer los proyectos y la infraestructura que brinden respuesta esta necesidad, con flujos de US$1.728 millones en junio de 2023.

En este contexto, en noviembre de 2022, el Ministerio de Minas y Energía presentó la hoja de ruta para la transición energética en Colombia contexto de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático COP27 como un primer paso para delinear una metodología. La ruta se enfoca en cuatro pilares: la descarbonización, el desarrollo de energías renovables, la eficiencia energética y la justicia social.

Sin embargo, para la firma estadounidense Holland & Knight la hoja de ruta “no parece coincidir con los objetivos a corto plazo que desea alcanzar”. La iniciativa del Gobierno no tomaba en cuenta las reservas necesarias de hidrocarburos para garantizar una seguridad energética. “En consecuencia, es necesario replantear la firma de nuevos contratos de exploración y explotación”, señalan. La seguridad energética y un plan coherente a diferentes plazos son la base de la transición energética. Por eso, el Ministerio de Minas y Energía decidió aumentar la participación ciudadana. Hasta el 15 de septiembre, los ciudadanos podrán aportar comentarios y propuestas sobre la hoja de ruta.

Lea también: “Reducir la mezcla de biodiésel en el diésel va en contravía de las metas ambientales”

Colombia es un país potencia para la transición energética, gracias a la diversidad de sus fuentes energéticas. Según el informe de Corficolombiana, en 2022, la energía hidroeléctrica lideró la generación eléctrica con un 66,8%, y la energía térmica con un 30,5%. Por el contrario, las fuentes no convencionales de energía renovable, como la solar y la eólica, tuvieron una participación muy baja, de solo 0,6% y 0,1%, respectivamente.

Entre las empresas que apuestan por la generación de energía renovable en Colombia, se destacan las siguientes:

Energía solar:

La energía solar es una de las industrias conocidas popularmente para la transición energética. Celsia posee el proyecto Celsia Solar Sincé, con una capacidad de 19,9 megavatios, y AES Colombia contribuye con el parque San Fernando, con una capacidad 61 megavatios. A esto se le suma la innovación de Enel Green Power con el proyecto La Loma, con una capacidad de 187 megavatios en corriente directa.

Energía eólica:

El impulso de la energía eólica también es notable en Colombia. Empresas Públicas de Medellín (EPM) con el parque Jepírachi alberga una capacidad de 19,5 megavatios (desde julio de 2023 está en acuerdos con la comunidad indígena Wayuu), mientras que Isagen suma con el parque Guajira I, contribuyendo con una capacidad de 20 megavatios.

Energía hidroeléctrica:

La riqueza hídrica de Colombia encuentra su máximo potencial en la generación hidroeléctrica. Empresas Públicas de Medellín (EPM) gestiona la Central hidroeléctrica Hidroituango, con una capacidad de 2.400 megavatios. Enel Green Power lidera la Central Hidroeléctrica del Guavio, con una capacidad de 1.260 megavatios. AES Colombia, por su parte, se encarga de la Central hidroeléctrica de Chivor, con capacidad de 1000 megavatios; por último, Isagen aporta con la central hidroeléctrica Sogamoso, contribuyendo con 819 megavatios,

Energía geotérmica:

La innovación geotérmica cobra fuerza en Colombia. El plan piloto de Parex Resources, encargado de los campos Rumba y Las Maracas, que tendría una capacidad de 60 kilovatios y 100 kilovatios respectivamente.

La energía geotérmica es una fuente renovable que tiene un gran potencial en Colombia, ya que el país cuenta con una amplia red de fallas geológicas. Sin embargo, la exploración y explotación de esta fuente aún se encuentra en una etapa inicial.

Le podría interesar: “Ecopetrol anunció inversiones sociales por $767.000 millones para apoyar la transición energética

Los desafíos y las recomendaciones de la industria

La intermitencia y el almacenamiento de las energías renovables, como la solar y la eólica, son desafíos para la transición energética responsable. “Las empresas americanas están conscientes de estas dificultades. Por eso, AES Colombia, aunque reconoce los retos, no ha montado los generadores [en La Guajira], para evitar pérdidas”, dijo Ricardo Triana, director ejecutivo del CEA en Colombia.

Según un informe de la Asociación de Energías Renovables (SER), hay 80 proyectos de energía limpia previstos para 2023-2024. De estos, 78 son de energía solar y 2 de energía eólica, con una inversión estimada de US$2.500 millones. Los proyectos se distribuyen en 16 departamentos colombianos, siendo la Región Caribe la que más inversión recibe, con una capacidad instalada potencial de 2.357 megavatios. La SER destacó las siguientes consideraciones al respecto:

  1. La transición energética debe valerse de acuerdos públicos y privados.
  2. Reglas claras y estabilidad en el margo regulatorio.
  3. Impulsar mecanismos de contratación y operación a largo plazo.
  4. El Gobierno debe acelerar reformas en el mercado eléctrico.
  5. Participación ciudadana al fomentar el ahorro energético en los usuarios.
  6. Aumentar la oferta para dar abasto con el consumo energético de los colombianos.

El Banco Mundial también ha alertado sobre los obstáculos que enfrentan los países de ingreso bajo y mediano para financiar la transición a la energía limpia. En su informe de 2023, señaló que esos países “están atrapados en una trampa de la pobreza; no pueden costear el alto costo inicial de la transición a la energía limpia y, por lo tanto, deben lidiar con los costos más altos y los pagos recurrentes de los combustibles fósiles”. Por eso, instó a los bancos multilaterales a ayudar a financiar los objetivos de desarrollo, acelerando el uso de energías renovables, mientras disminuye de manera gradual el uso de energías contaminantes. “No se ha prestado suficiente atención a los obstáculos que impiden a los países de ingreso bajo y mediano movilizar el financiamiento necesario. A menos que se eliminen estos obstáculos, continuarán impidiendo una transición justa en el sector eléctrico”, señaló el Banco Mundial.

En la actualización de las políticas del Gobierno, el Departamento Nacional de Planeación apuesta por la eficiencia energética y la actualización de la política minera. En julio de 2023, el DNP señaló que se impulsará la infraestructura y la tecnología en el sistema energético mediante la diversificación de fuentes y la participación de las comunidades. “La diversificación energética a partir de la promoción del hidrógeno verde, el aprovechamiento energético de la biomasa, la geotermia, la energía mareomotriz, eólica y solar permitirá la transición gradual a una matriz energética con mayor participación de fuentes renovables no convencionales”, señaló Nicolás Rincón, director de Infraestructura y Energía Sostenible del DNP.

El Gobierno tiene en mente explorar la producción de fuentes no convencionales de energía renovable, como el hidrógeno verde y el hidrógeno blanco, una industria que ha tenido interés en países como Australia, Países Bajos, Alemania y China, y en Latinoamérica, Chile.

En este contexto, resulta esencial garantizar la seguridad de los inversionistas extranjeros y la estabilidad energética del país mediante una política pública de largo alcance y una comunicación efectiva con las comunidades locales. Es necesario establecer relaciones más estrechas con estas comunidades para colaborar en la mitigación de los posibles impactos adversos y destacar los beneficios potenciales. Sin embargo, esto implica un enfoque donde las empresas privadas también se comprometan a reducir el impacto ambiental de sus proyectos de energía renovable, contribuyendo así al fortalecimiento de la economía colombiana y garantizando la seguridad energética del país.

Siga a Forbes Colombia en Google News