El gobierno y el congreso de Estados Unidos se alistan para vivir una nueva batalla por el financiamiento. De no darse un acuerdo, el gobierno deberá entrar en la fase de 'shutdown'. ¿Qué significa y qué implicaciones tiene?
Aún no se ha olvidado la dura batalla por el límite de deuda entre el gobierno y el congreso en Estados Unidos, cuando de nuevo estamos se acerca otra fecha clave para su financiamiento con el inicio del año fiscal el primero de octubre. De nuevo el control está en manos del legislativo ya que, de no darse ningún tipo de aprobación presupuestal, el gobierno deberá entrar en una fase denominada “shutdown”, en la cual todas las agencias federales detendrán sus las funciones no esenciales y aplazarán el envío de cheques de pago a sus empleados.
Si bien, en los últimos 50 años ha habido 21 ocasiones en las que se han llevado a cabo shutdowns, normalmente lo que ocurre antes de llegar a eso, es que el congreso de ese país emite una extensión que permite seguir funcionando al gobierno mientras se aprueban los proyectos presupuestales necesarios.
Aunque las implicaciones inmediatas de esto es que millones de trabajadores federales no recibirán sus pagos traduciéndose en un impacto en el consumo de esos hogares y las afectaciones de los ingresos de aquellos negocios que tengan relaciones con las entidades gubernamentales, también, vale la pena notar que, hay otra implicación que tiene particular relevancia este año y es el impacto que este hecho puede tener en la percepción de riesgo de las calificadoras.

En este sentido, en junio de este año se suspendió el techo de deuda hasta 2025 después de una complicada negociación entre la administración Biden y los republicanos en el Congreso, lo que mostró una vulnerabilidad importante en términos de estabilidad fiscal a mediano plazo. Este hecho no terminó ahí, sino que fue una de las razones citadas por la calificadora de riesgos Fitch para reducir la calificación de Estados Unidos de AAA a AA+. Asimismo, otra importante agencia calificadora, Moody’s manifestó que llegarse a un shutdown solo pondría de manifiesto las debilidades de gobernabilidad y fortaleza de este gobierno lo que tendría implicaciones negativas en su evaluación de riesgo.
Sin lugar a dudas, el 2023 ha sido un año que ha llevado a replantear la percepción de solidez fiscal de Estados Unidos y revisar si el nivel de deuda de ese país que, como se puede ver en el gráfico, se mantiene en un nivel promedio de deuda de 120% del PIB después de la pandemia, es sostenible no solo en una senda de largo plazo si no aún más preocupante, en el corto. Por esto no es solo la inflación y las tasas de la Fed las que deben seguirse de cerca para este cierre sino también el gasto y la deuda pública del gobierno de Joe Biden.
Por: Gregorio Gandini*
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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